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Lista de empresas que NO experimentan con animales

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(Volver a Economía vegana)

La experimentación animal implica el maltrato de otros seres sintientes[1], por lo tanto es éticamente incorrecta. Debemos rechazar el consumo de productos experimentados en animales para que no se financie la experimentación animal.

Algunas empresas experimentan sus productos en otros animales antes de sacarlos a la venta. Una vez que un producto está en el mercado suelen seguir experimentándolo en animales. Debemos poner nuestra presión en las grandes empresas, pues ellas pueden cambiar las tendencias del mercado. Por ejemplo, experimentan con animales: Nestlé, Procter & Gamble (P&G), etc.

La manera más sencilla para saber si un producto no está experimentado en animales es comprobar si en su etiqueta posterior pone «No testado en animales» o si contiene el Logo del Conejo Saltando (Leaping Bunny Program). El Logo del Conejo Saltando es la mayor garantía para saber que un producto no está testado en animales. Además, podemos consultar las listas de empresas que no experimentan con animales. También debemos que tener en cuenta que aunque un producto no esté testado en animales, eso no garantiza que no contenga ingredientes de origen animal (leche, miel, etc.), por lo tanto, deberemos comprobarlo nosotros mismos mirando los ingredientes y la etiqueta del producto.






EMPRESAS QUE NO EXPERIMENTAN EN ANIMALES

Te recomendamos estas listas y buscador de PETA:
http://features.peta.org/cruelty-free-company-search/index.aspx

Generando Conciencia - Lista de productos no testados en animales (2013)
PETA - Lista de empresas que no experimentan en animales
AnimaNaturalis - Lista de empresas que no experimentan en animales y que venden en Argentina

A continuación iré añadiendo los nombres de las empresas que han afirmado que NO experimentan sus productos en animales.

The Body Shop

The Body Shop es una empresa privada de cosmética que fue pionera en no experimentar sus productos en animales y de las primeras en promover el comercio justo con los países empobrecidos. Ha promovido la prohibición de la experimentación animal en la producción de productos cosméticos. Lo explican así: «Nosotros fuimos la primera marca cosmética en luchar contra la experimentación en animales en el mundo de la belleza. Durante los últimos 30 años hemos trabajado con Cruelty Free International y nuestros esfuerzos contribuyeron a la prohibición en la Unión Europea de 2013. Pero esto no es suficiente. Los animales siguen siendo maltratados en el mundo de la belleza y queremos acabar con esto en todas partes y para siempre». El 2 de noviembre de 2017, The Body Shop dijo lo siguiente sobre experimentación animal desde su cuenta de Twitter:

«The Body Shop no vende actualmente en China continental, ni tiendas duty free, ni ningún otro lugar. En junio de 2014 la Administración China de Alimentos y Fármacos, responsable de la regulación, suprimió la obligada de experimentación. Desde entonces no es obligatorio realizar pruebas en animales para cosméticos de producción nacional.»

«Hola, nos sumamos a la conversación para aclararos: Desde Junio de 2017, @naturanet Grupo Brasileño de Cosmética es nuestro propietario. en ambos casos, tenemos más de 40 años de experiencia en la lucha por una cosmética ética y con conciencia ecológica. En nuestras más de 100 tiendas en España encontraréis más del 60% de productos veganos y el 100% son vegetarianos y sin crueldad animal. The Body Shop nunca ha testado sus productos en animales y nunca lo hará #ForeverAgainstAnimalTesting Iniciamos recogida de firmas en junio y el objetivo es prohibir la experimentación en animales a nivel mundial. Objetivo: 8mill firmas. Muchas gracias por vuestro tiempo. Podéis ver más información aquí: https://www.thebodyshop.com/es-es/compromiso/contra-experimentacion-animal »


[Si conoces alguna otra declaración pública contra la experimentación animal coméntamelo]





ARGUMENTO: “Los animales no tienen pensamiento abstracto”

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(Volver a "Los animales no...")

RESUMEN:¿Qué es el pensamiento abstracto? ¿todos los humanos tienen pensamiento abstracto? ¿hay animales no humanos que tengan pensamiento abstracto? ¿debemos maltratar a quien no tiene pensamiento abstracto? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.

El pensamiento abstracto (del latín abstrahere, 'alejar, sustraer, separar') es una operación mental que consiste en aislar conceptualmente una propiedad o función concreta que un objeto tiene en común con otros. Los humanos no comienzan a tener pensamientos abstractos cuando se produce la fecundación, ni al nacer, sino durante la edad infantil. La ciencia ha encontrado pensamiento abstracto en primates no humanos, loros, ratas, cuervos, etc. El deber de respetar a otros se origina en los intereses de alguien, no en si ese alguien puede tener o no tener pensamientos abstractos. Es por ello por lo que la Ética es sensocentrista y por lo que para ser coherentes con ella debemos practicar el veganismo.

Palabras clave: pensamiento abstracto

El pensamiento abstracto (del latín abstrahere, 'alejar, sustraer, separar') es una operación mental que consiste en aislar conceptualmente una propiedad o función concreta que un objeto tiene en común con otros. Por ejemplo, la idea (o concepto) «perro» procede del proceso de comparación de diversos animales que comparten entre si unas características semejantes. Aquello que hace que un perro sea un perro no es que sea tenga manchas, que sea grande o pequeño, de un color o de otro, etc. sino que abstraemos de ellos sus dibujos, su tamaño y color y nos quedamos con la idea o el concepto de «perro», que resulta del proceso mental de abstracción.


Algunas personas afirman que «todos los humanos tienen pensamiento abstracto». Sin embargo los humanos no comienzan a tener pensamientos abstractos cuando se produce la fecundación, ni al nacer, sino durante la edad infantil. Según la Teoría del Desarrollo Cognitivo del psicólogo Jean Piaget (1896-1980), los humanos no tienen pensamientos abstractos hasta los 12 años de edad. Por lo tanto, afirmar que «todos los humanos tienen pensamiento abstracto» es hacer uso de la falacia ecológica[1].

Algunas personas afirman que «los animales no humanos no tienen pensamiento abstracto». Sin embargo, la ciencia ha encontrado pensamiento abstracto en primates no humanos, loros, ratas, cuervos, etc. A continuación iré dejando estudios sobre pensamiento abstracto en animales no humanos.


Algunas personas dicen que «si alguien no tiene pensamiento abstracto entonces es éticamente correcto maltratarle». Asumir esto implicaría no respetar a los humanos que no pueden realizar pensamientos abstractos. Sin embargo, el deber de respetar a otros se origina en los intereses de alguien[2], no en si ese alguien puede tener o no tener pensamientos abstractos. Es por ello por lo que la Ética es sensocentrista[3] y por lo que para ser coherentes con ella debemos practicar el veganismo[4].




ARGUMENTO: “Los humanos deben comer productos de origen animal para estar sanos”

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RESUMEN:¿Los humanos pueden estar sanos con una alimentación vegetariana estricta (sin productos de origen animal)? ¿qué dice la ciencia de la nutrición sobre la alimentación vegetariana estricta? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí vamos a responder.

Las mayores organizaciones de nutricionistas profesionales avalan la alimentación vegetariana estricta. La Academia de Nutrición y Dietética de EEUU (antes Asociación Dietética Americana), con más de 67.000 profesionales de la nutrición, dice que: «Las dietas vegetarianas apropiadamente planeadas, incluyendo las dietas totalmente vegetarianas o veganas, son saludables, nutricionalmente adecuadas y pueden aportar beneficios para la salud en la prevención y el tratamiento de ciertas enfermedades. Las dietas vegetarianas bien planeadas son apropiadas durante todas las etapas del ciclo vital, incluyendo embarazo, lactancia, infancia, niñez y adolescencia, y para atletas». Muchas otras organizaciones de Nutrición respaldan la alimentación vegetariana estricta: el Departamento de Agricultura de los EEUU (USDA), la Asociación de Dietistas de Canadá, la Asociación Dietética de Nueva Zelanda, la Fundación Mundial para la Investigación del Cáncer, el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer, la Academia Americana de Pediatría, la Federación Española de Dietistas-Nutricionistas (antes Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas), el Comité de Médicos por una Medicina Responsable (PCRM), la Organización Mundial de la Salud (OMS), El Ministerio de Salud de Chile (MINSAL), etc. Por si no fuera poco, existen millones de vegetarianos estrictos que llevan vidas saludables, incluso algunos de ellos participan en deportes de competición.

Palabras clave: nutrición humana, vegetarianismo
Cambiar a versión en: Portugués


En otro artículo expliqué que del hecho de que los humanos sean biológicamente omnívoros o generalistas no se infiere lógicamente que deban comer productos de origen animal por Ética, sino que se infiere que pueden adaptar su alimentación a una gran variedad de alimentos[1].

La alimentación vegetariana estricta o pura (a veces llamada «dieta vegana» o «vegan diet»)(1) no incluye productos de origen animal, es decir, no incluye cadáveres de animales ni sus secreciones (leche, queso, huevos, miel, etc.). Los veganos seguimos una alimentación vegetariana estricta para respetar a los seres sintientes (por Ética), pero también puede seguirse dicha alimentación por salud, por ecologismo, etc. A veces por comodidad nos referiremos a esta alimentación como «alimentación vegetariana» o «vegetarianismo», diferenciándola del ovoláctovegetarianismo que incluye huevos y leche animal. Para evitar confusiones sobre la «dieta vegana» lee mi artículo «El veganismo no es una dieta ni un estilo de vida».

Algunas personas dicen que «los humanos deben comer productos de origen animal para estar sanos». Estas personas suelen recurrir a supuestos casos anecdóticos: «me dijo el médico que debemos comer carne», «conocí a una vegetariana con anemia», etc. Los humanos deben ingerir unos determinados nutrientes en cantidades adecuadas para estar sanos. Es la ciencia de la nutrición, no la medicina, la que nos dirá si los humanos deben comer productos de origen animal para estar sanos, o si no es necesario comerlos. Los estudios científicos sobre nutrición muestran que una alimentación vegetariana estricta equilibrada es sana, por eso es avalada públicamente por las más grandes asociaciones de nutricionistas profesionales y aceptada por instituciones públicas. Además se mencionan beneficios en la prevención y mejora de algunas enfermedades[2]: desde la prevención cardiovascular hasta el cáncer, además de otras dolencias crónicas como la diabetes y algunas enfermedades degenerativas. Por si no fuera poco, existen millones de vegetarianos estrictos que llevan vidas saludables, incluso algunos participan en deportes de competición[3]. Evidentemente, los humanos pueden comer pocos productos de origen animal y estar sanos, pero nutricionalmente no es necesario comerlos. A continuación presentamos lo que ha dicho la ciencia de la nutrición sobre la alimentación vegetariana estricta:



Algunas personas reconocen que la alimentación vegetariana es sana para adultos, pero añaden que no es una alimentación compatible con el desarrollo físico e intelectual de bebés y niños. Estas personas tampoco respaldan su afirmación con la declaración pública de alguna organización de nutricionistas profesionales, sino que generalmente mencionan casos anecdóticos de desnutrición y muerte de bebés y niños «vegetarianos» a causa de una alimentación insuficiente o desequilibrada, por ejemplo los siguientes:


Las personas que citan casos puntuales de niños vegetarianos desnutridos y que a partir de ellos concluyen que el vegetarianismo no es sano, hacen uso de la falacia de generalización apresurada, que consiste en inferir una conclusión general a partir de una prueba insuficiente. También existen casos de bebés y niños no vegetarianos que sufren desnutrición e incluso mueren, y no por eso inferimos que la alimentación con productos de origen animal sea la causa de dicha desnutrición y muerte. En ambos casos, la desnutrición y muerte de bebés y de niños se debe a la falta de información nutricional, de recursos económicos o por negligencias. Todos los padres imponen una alimentación a sus hijos, por ello son responsables de alimentar a sus hijos adecuadamente para que estén sanos. Si se hace adecuadamente, la alimentación vegetariana para embarazadas, bebés y niños está avalada por las asociaciones de nutricionistas profesionales:


Algunas personas citan artículos o estudios científicos que supuestamente muestran que la alimentación vegetariana estricta no es sana. Cuando son artículos usan titulares sensacionalistas para recibir más visitas y en muchas ocasiones no referencian el estudio, y si lo hacen manipulan sus conclusiones. Otras veces el error no está en el artículo, sino en el estudio. Lo habitual es que dicho estudio sobre alimentación vegetariana presente al menos uno de los siguientes errores típicos en la metodología: (a) define mal lo que come un vegano o se refiere a ovolactovegetarianos (les puede afectar el consumo de leche y de huevos, y es posible que los consuman más que quienes no son vegetarianos), y otras veces mezclan en el grupo de «vegetarianos» a todo tipo de ellos, incluso a veces incluyen a comedores de peces; (b) la muestra es anecdótica; (c) otros. La realidad es que la ciencia de la nutrición asocia los productos de origen animal con numerosas intoxicaciones y enfermedades[4].

Algunas personas dicen que «los progenitores no deben imponer una alimentación vegetariana a sus hijos, sino imponerles una alimentación no vegetariana». La ciencia de la nutrición avala la alimentación vegetariana estricta para todas las etapas de la vida. Los progenitores tienen el deber de proporcionar una alimentación nutricionalmente adecuada a sus hijos. Además, los progenitores también tienen el deber de alimentar a sus hijos de manera ética, es decir, respetando a los seres sintientes[5], lo cual implica una alimentación vegetariana estricta.





ARGUMENTO: “Si no maltratamos a los animales entonces se extinguen”

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RESUMEN:  ¿Es necesario maltratar a los animales para que no se extingan? ¿qué es lo éticamente relevante, el respeto a los demás o la conservación de especies? ¿el toro «de lidia» es una especie animal? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.

Cada uno de nosotros tenemos nuestra propia vida y no queremos ser dañados independientemente del número de individuos que pertenezcan a nuestra especie. Los animales no humanos también quieren disfrutar de sus vidas sin sufrimiento y por eso les debemos respetar, y esa es la misma razón por la que nos deben respetar a nosotros. Para que no se extinga una especie, el Estado debe proteger sus hábitats y sus vidas, no matarles. Para protegerles, el Estado debería confiscar territorios si fuera necesario y usar el Ejército contra quienes les quisieran matar. Lo éticamente relevante es la salud/vida de los seres sintientes, no que haya más o menos especies; la «biodiversidad» es un concepto ecologista, no ético.

Palabras clave:  Bos taurusconservacionismoespecies, extinción

Es muy común encontrar a personas que están en contra de que se extingan especies, pero que están a favor de matar animales. Esto es contradictorio, pues si todos los humanos mataran a animales de determinadas especies las extinguirían.

Algunas personas dicen que «sólo es éticamente incorrecto matar a animales que están en peligro de extinción». Esta idea no la aplican con humanos porque son especistas[1]. Sin embargo, cada uno de nosotros tenemos nuestra propia vida y no queremos ser dañados independientemente del número de individuos que pertenezcan a nuestra especie. Los animales no humanos también quieren disfrutar de sus vidas sin sufrimiento y por eso les debemos respetar, y esa es la misma razón por la que nos deben respetar a nosotros. Lo éticamente relevante es la salud/vida de los seres sintientes, no que haya más o menos especies; la «biodiversidad» es un concepto ecologista, no ético.

Algunas personas dicen que «debemos reproducir a los animales no humanos y maltratarles para que no se extingan». Los animales se extinguen porque se destruyen los hábitats en los que viven y porque se les mata. Para que no se extinga una especie, el Estado debe proteger sus hábitats y sus vidas, no matarles. Para protegerles, el Estado debería confiscar territorios si fuera necesario y usar el Ejército contra quienes les quisieran matar. Un ejemplo clásico es el de los taurinos que dicen que «sin corridas de toros los toros se extinguirían». La Realidad es que no es necesario hacer «corridas de osos panda» o «corridas de linces» para proteger a los osos panda o a los linces, y lo mismo ocurre con los toros. Los toros pueden vivir en dehesas mantenidas y protegidas por la ley, tal y como sucede con otros espacios naturales y con animales de otras especies. El problema es que a los taurinos realmente no les importan ni los toros como individuos ni las especies, sino el beneficio económico, Luis Gilpérez Fraile lo explica así[1]:

«Es evidente que a los taurinos lo que les preocupa es la desaparición de las corridas, no de los toros: a unos, los simples aficionados, porque perderán su divertimento; a otros -ganaderos, críticos, matadores, etc.- porque perderán su negocio. Pero ni a unos ni a otros les interesa la suerte de las pseudorrazas de lidia. Y para hacer esta afirmación me baso en las siguientes evidencias:

a) Muchas pseudorrazas se han perdido ya y otras se seguirán perdiendo, de forma provocada, y no por ello ponen el grito en el cielo(1).

b) Varias razas bovinas autóctonas (verdaderas razas) han desaparecido en estos últimos años (campurriana, pasiega, lebaniega, etc.) y otras muchas se encuentran en peligro eminente de desaparición (albera, blanca cacereña, cachena, murciana, etc.) y no son precisamente los taurinos los que destacan pidiendo su protección.»

- En marzo de 2012, la ganadería albaceteña de Mariano Cifuentes, una de las más demandadas en los festejos taurinos, envíó a todos los animales al matadero por razones económicas. El ganadero alegó que la sequía, el alto coste de los piensos y la dificultad para dar salida a los animales fueron las causas que provocaron que enviara a los 560 animales que formaban su ganadería al matadero para convertirlos en carne.

Las alegaciones vertidas siempre por los ganaderos de toros de lidia, como que la que ellos llaman «raza» se extinguiría si no fuera por su labor ganadera, quedan desmontadas con informaciones como esta. En ningún caso tienen interés en preservar el toro de lidia, sino sus propios intereses económicos. No dudan en mandar al matadero a toda una ganadería cuando ya no les resulta rentable. En los últimos años, también las ganaderías de Atanasio Fernández (Salamanca), Trifino Vegas (Valladolid), Benavides (León) o Sánchez Cobaleda (Salamanca) han seguido el mismo destino.

Algunas personas dicen que «los toros "de lidia" son una especie o una raza». Aclarar que ésta cuestión es irrelevante desde un punto de vista ético. Los toros «de lidia» pertenecen a la misma especie que las vacas. La vaca en el caso de la hembra, o toro en el caso del macho (Bos primigenius taurus/Bos taurus), es un mamífero artiodáctilo de la familia de los bóvidos. Además, el toro «de lidia» ni siquiera cumple alguna de las tres reglas necesarias para poder ser clasificado como una raza[1]:

1.- No existen caracteres morfológicos propios de los toros de la hipotética raza de lidia, ya que estos (los caracteres morfológicos de los toros de lidia) son indefinibles por dispares. Descrí­base cualquier ejemplar de cualquier ganaderí­a de las que crí­an toros para lidia, y se podrá comprobar que tal descripción no es aplicable a otros ejemplares de otras ganaderí­as que crí­an ejemplares con el mismo fin. Tampoco existen caracteres diferenciadores definibles entre los toros de la hipotética raza de lidia con respecto a otras razas de la misma especie.

2.- Los caracteres diferenciadores psicológicos que se le suponen a la hipotética raza de lidia (principalmente la difí­cilmente definible "bravura") no parecen perpetuarse de forma regular con la herencia, hasta tal punto que la inmensa mayorí­a carece ellos, según denuncian los propios taurómacos. De lo contrario, las tientas serí­an innecesarias, y todos los toros nacidos de padres "bravos" serí­an igualmente bravos. Tampoco parecen perpetuarse los caracteres morfológicos: observando fotografí­as de ejemplares de toros bravos de distintas épocas, incluso de las mismas ganaderí­as, puede observarse que presentan caracterí­sticas morfológicas muy diferentes.

3.- No conocemos ni una sola descripción cientí­fica de los caracteres diferenciadores de la hipotética raza de lidia. Y ello a pesar de haber consultado una muy amplia bibliografí­a. La razón es sencilla: no puede ser descrito lo que es inexistente. Tan es así­, que ni en el propio Reglamento de Espectáculos taurinos se describen, limitándose a prohibir que se lidien reses que no estén inscritas en el Registro de Empresas Ganaderas de Reses de Lidia, y que las mismas tengan las caracterí­sticas zootécnicas de la ganaderí­a a la que pertenezcan.





ARGUMENTO: "Debemos extinguir a los animales domésticos"

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RESUMEN:¿Debemos extinguir a los animales domésticos? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.

Todo lo existente es natural, incluidas las relaciones con los animales domésticos. También es una relación normalizada, pero aunque no estuviera normalizada eso no implicaría que fuera éticamente incorrecta. Toda dependencia de ayuda es temporal, pues está limitada por la duración de la vida. La dependencia no es mala per se, no es éticamente incorrecta, lo éticamente incorrecto es que no nos ayuden cuando dependemos de otros. Los animales domésticos pueden vivir sanos y felices con la ayuda de los humanos, y no hay nada malo en dicha dependencia. Por lo tanto, tampoco no tiene sentido plantear que los animales domésticos vivan de manera salvaje, pueden tener vidas plenas junto a los humanos, no prefieren vivir en campos y bosques, ni sería lo mejor para ellos. No existe ninguna razón para extinguir a los animales domésticos, excepto si una raza presenta problemas congénitos de salud que heredará su descendencia.

Palabras clave: animales domésticos, dependencia, extinción

En otro artículo demostré que para salvar la vida de los animales domésticos que hay en las perreras debemos adoptarlos, no comprarles[1].

El veganismo es poner en práctica la idea ética de respetar a los demás seres sintientes, pues no respetarles significa frustrar sus intereses legítimos[2].

Algunas personas dicen que «los animales domésticos (perros, gatos, vacas, cerdos, gallinas, etc.) pueden ser felices viviendo con los humanos, pero deberíamos extinguirlos porque ese tipo relación no es "natural" o "normal"». Por ejemplo, Gary Francione en su artículo «“Pets”: The Inherent Problems of Domestication» dice lo siguiente: «Podemos hacerlos felices en un sentido, pero la relación nunca puede ser "natural" o "normal". No pertenecen a nuestro mundo, independientemente de lo bien que los tratamos». Sin embargo, todo lo existente es natural[3], incluidas las relaciones con los animales domésticos. Además, la convivencia entre humanos y animales domésticos es normal, pues está normalizada, y aunque fuera un hecho minoritario, es una falacia decir que por hacerlo una minoría es éticamente incorrecto[4]. Todos los seres sintientes pertenecemos al mismo mundo: el planeta Tierra.

Algunas personas dicen que «deberíamos extinguir a los animales domésticos (perros, gatos, vacas, cerdos, gallinas, etc.) porque dependen de la ayuda de los humanos». Por ejemplo, Gary Francione en su artículo «“Pets”: The Inherent Problems of Domestication» defiende la extinción de los animales domésticos porque dice que «es éticamente incorrecto que dependan de la ayuda de otros»: «Los animales domésticos dependen de nosotros para todo lo que es importante en sus vidas: cuándo y si comen o beben, cuándo y dónde duermen o se alivian, si reciben afecto o ejercicio, etc. Aunque se podría decir lo mismo acerca de los niños humanos, un abrumador número de niños humanos maduran para convertirse en seres autónomos e independientes». Si depender de la ayuda de otros fuera éticamente incorrecto entonces no deberíamos reproducirnos para no crear individuos dependientes. Algunas personas responden a esto diciendo que«los años de dependencia de ayuda en la etapa infantil son temporales», sin embargo toda dependencia de ayuda es temporal, pues está limitada por la duración de la vida. La Realidad es que la etapa infantil de la vida en la que somos más dependientes de otros (nos alimentan y dan agua, nos dicen que debemos dormir, etc) puede ser muy satisfactoria, por lo tanto la dependencia no es mala per se, no es éticamente incorrecta, lo éticamente incorrecto es que no nos ayuden cuando dependemos de otros. Ser dependiente de la ayuda de otros no implica ser maltratado por acción u omisión, así como «ser independiente» no implica ser respetado ni poder defenderse satisfactoriamente en todos los casos. Nuestro deber ético es ayudar a quienes necesitan nuestra ayuda[5], pero Francione rechaza el derecho de auxilio, y realmente es por esta razón por la que rechaza la existencia de animales domésticos que dependen de la ayuda de tutores.

Algunas personas dicen que «debemos extinguir a los animales domésticos mediante la esterilización». Lo curioso es que algunas de las personas que dicen esto son «deontologistas», como en el caso de Gary Francione. Según el «deontologismo», ningún fin justifica usar un medio éticamente incorrecto. Francione apoya la esterilización sin consentimiento en su artículo «Animal Rights and Domesticated Nonhumans»: «Hay algunos defensores que piensan que los "derechos de los animales" significan que los no humanos tienen algún tipo de derecho a reproducirse, que es un error esterilizar a los no humanos. Si esa visión es correcta, entonces estaríamos moralmente comprometidos a permitir que todas las especies domesticadas continúen reproduciéndose indefinidamente. No podemos limitar este "derecho de reproducción" solo a perros y gatos. Además, no tiene sentido decir que hemos actuado inmoralmente en la domesticación de animales no humanos, pero ahora estamos comprometidos a permitirles que sigan reproduciéndose. Cometimos un error moral al domesticar a los no humanos en primer lugar; ¿Qué sentido tiene perpetuarlo?». Es decir, dice que como hicimos algo éticamente incorrecto (domesticar) entonces está justificado hacer algo éticamente incorrecto (esterilizar)[6] con el fin de corregirlo. Es sabido que los «deontologistas» como Francione sólo son «deontologistas» cuando les interesa, o para criticar a quienes somos consecuencialistas.

Excepto casos de razas con problemas congénitos, no existe la necesidad de extinguir a los animales domésticos. En diciembre de 2011, se publicó el libro «Zoopolis: A Political Theory of Animal Rights», cuyos autores, Sue Donaldson y Will Kymlicka, defienden que el necesario cese total de la explotación animal no tendría que suponer necesariamente la extinción de los animales domésticos. Es cierto que los animales domésticos no tienen el interés de existir como especie, pues desconocen qué es una especie, sino que tienen el interés de seguir viviendo. Aunque a los animales domésticos no les importe que su especie se extinga, existen humanos que no quieren que eso suceda y no hacen mal a nadie por evitar dicha extinción. La extinción de los animales domésticos tendría como consecuencia la eliminación de los fuertes lazos emocionales que los humanos mantienen con ellos, dificultando el desarrollo de la empatía de quienes son humanos hacia quienes no lo son. La existencia de animales domésticos facilita que los humanos comprendan emocionalmente que deben respetarles. Sólo los individuos de algunas razas de animales domésticos mal diseñadas por los humanos presentan problemas de salud congénitos; en estos casos no debería de permitirse que estos seres con defectos genéticos se reprodujeran, para así evitar problemas de salud y sufrimiento a su posible descendencia.

Algunas personas dicen que «deberíamos "soltar" a los animales domésticos (perros, gatos, vacas, cerdos, gallinas, etc.) en los campos y bosques para que se asilvestraran». Los animales domésticos pueden tener vidas plenas junto a los humanos, no prefieren vivir en campos y bosques, ni sería lo mejor para ellos. Muchos podrían acabar de nuevo en perreras, morir de enfermedades, hambre sed, frío o ser atropellados y producir un accidente de tráfico. Independientemente de las consecuencias que produjera dicha «reinserción» (es un abandono), las condiciones de vida de un animal doméstico abandonado son peores que las condiciones que puede tener viviendo junto a humanos en un lugar adecuado a sus necesidades. Debemos habilitar espacios para que los animales domésticos puedan satisfacer sus intereses de movimiento, de relación con otros animales de su propia especie, de alimento, de medicinas, etc.





McVegan, la hamburguesa vegana del McDonalds

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Desde el 5 de octubre 2017 hasta el 21 de noviembre, la multinacional McDonalds venderá en fase de pruebas una hamburguesa vegana en sus establecimientos de la ciudad de Tampere, en Finlandia. Esto no es una novedad, pues McDonalds lleva años vendiendo hamburguesas McVeggie o Veg Maharaja Mac en la India, donde se estima que entre el 29% y el 40% de la población, unos 360 millones de personas, son vegetarianas, más de la mitad de ellas son veganos.[1] Estas hamburguesas no están destinadas para los veganos, sino para todos los clientes, pues muchas personas están comiendo menos carne. Cada vez más empresas ofrecen opciones veganas para intentar obtener más beneficios económicos.

La hamburguesa McVegan ha creado un debate en la comunidad vegana. Parece que son tres las cuestiones principales a responder: ¿McVegan es vegana? ¿es una buena noticia que McDonalds venda una «hamburguesa vegana» en sus establecimientos? y ¿los veganos deberíamos comprar la McVegan o comprar hamburguesas en otros establecimientos?... En este artículo voy a analizar este tema que es extrapolable a cualquier otra empresa.

Antes que nada, debemos tener claro que el veganismo no es una dieta ni un estilo de vida, sino poner en práctica la idea ética de respetar a los demás seres sintientes.[2] Esto es así porque la Ética se origina en los intereses de los seres sintientes[3], por eso decimos que la Ética es sensocentrista.[4] Por lo tanto, practicar el veganismo no es una opción personal, sino un deber ético que todos debemos cumplir.

La práctica del veganismo debería ser perfecta, pero es muy difícil evitar financiar el maltrato cuando vives en una sociedad antropocentrista[5] en la que los animales no humanos son esclavos por ley. Sin embargo, una práctica imperfecta no rebate la teoría en la que está basada.[6] Además, ser demasiado exigente en la práctica, mirando todo con microscopio, puede ser contraproducente para conseguir que otras personas se unan al movimiento; podemos ser todo lo exigentes que queramos, pero mejor que no se note y que no nos traumaticemos.

Normalización de las opciones veganas

El mundo (y el universo) debe ser ético (vegano), y para que ello sea posible es necesario que exista una mayoría de humanos que defiendan el respeto a los demás seres sintientes (sensocentristas) y que por lo tanto practiquen el veganismo, aunque no sean perfectos. Una vez que cambiamos, el perfeccionamiento es una cuestión de tiempo, lo difícil es dar el cambio.

Una razón por la que muchas personas no eligen cambiar hacia el veganismo es porque no encuentran opciones veganas, sobretodo a la hora de comer fuera: tienen miedo de que se burlen de ellos, de ser rechazados y de quedar aislados socialmente. Realmente vivimos coaccionados emocionalmente y económicamente, nos callamos muchas cosas. Por eso es importante normalizar la existencia de opciones veganas en cualquier establecimiento. Y por eso es una buena noticia que McDonalds y cualquier empresa venda opciones veganas en sus establecimientos. La existencia de opciones veganas permite que personas no veganas puedan elegir comer una hamburguesa vegana en lugar de tanta carne, y se darán cuenta de que no es tan difícil ser vegano: las hamburguesas veganas son más sanas y están deliciosas.

Productos veganos, empresas veganas y personas veganas

Aunque la distinción «producto vegano» y «producto no vegano» ayuda comunicativamente y es preferible seguir usándola, realmente todos los productos son veganos, pues lo éticamente incorrecto no es el producto en sí, sino el acto de maltratar (golpear, omitir auxilio, matar) a otros seres sintientes, así como financiar económicamente dicho maltrato o promover que otros lo financien.[6]

Lo que debemos preguntarnos es si con nuestro dinero estamos financiando el maltrato a otros seres sintientes. Debemos intentar financiar aquellos productos que promueven que no se maltrate a los demás seres sintientes (los llamados «productos veganos»), y evitar financiar aquellos productos que claramente promueven el maltrato (los llamados «productos no veganos»): carne, leche, huevos, miel, cuero, lana, cuero, pieles, circos con animales, zoológicos, tauromaquia, rodeo, etc. Por lo tanto, la hamburguesa McVegan en sí es tan vegana como lo es cualquier otra hamburguesa vegana, el problema es que McDonalds no es una empresa vegana y por tanto sus propietarios tampoco lo son. Esto no es algo que ocurra sólo con McDonalds, sino que es lo habitual en la mayoría de empresas.

Veganos en el McDonalds

Pulsa aquí para ver el documental de EligeVeganismo
La otra cuestión es si los veganos deberíamos comprar una hamburguesa vegana a una empresa que no es vegana y que se caracteriza por promover el consumo de carne, queso y leche animal. Obviamente es éticamente incorrecto, pues al comprar sus productos financiamos a una empresa que financia actividades no veganas. El dinero que pagamos por la McVegan no va a una contabilidad separada del resto de ingresos de la compañía, sino que comparte caja con los ingresos que provienen de hamburguesas no veganas. Una vez que sabemos que es éticamente incorrecto comprar una McVegan, y que por lo tanto a priori no deberíamos comprarla, nos debemos hacer la siguiente pregunta en términos estratégicos: ¿debemos comprarla?

Un «deontologista» dirá que ningún fin justifica medios éticamente incorrectos, y por lo tanto no debería comprar la McVegan ni ningún otro producto a empresas que usarán su dinero para financiar el maltrato, lo cual es imposible, pues incluso los vegetales que compramos provienen de agricultura no vegana.[7] Si estas personas fueran coherentes con la ética defectuosa que dicen defender, se deberían suicidar. En otro artículo expliqué que este deontologismo defectuoso es la consecuencia de afirmar que no existe una relación causa-efecto entre elegir «no hacer nada» y lo que ocurre debido a dicha omisión.[8] Una vez que aceptamos esta Realidad, aceptamos que un fin justo puede justificar usar medios éticamente incorrectos si se estima que no utilizarlos tendrá peores consecuencias para avanzar hacia un mundo ético (vegano), es decir, debemos ser consecuencialistas.

De mejor a peor opción, éstas son las empresas en las que debemos intentar comprar:

1ª OPCIÓN: Comprar productos de empresas que son propiedad de veganos. Sabemos que los propietarios, al ser veganos, evitarán usar nuestro dinero para financiar actividades no veganas. Por ejemplo, restaurantes veganos que son propiedad de personas veganas. Esto también suele ocurrir con las tiendas de productos veganos como Veggie RoomPlaneta Vegano, etc. Debemos tener en cuenta que estas empresas tampoco son perfectas, pero actualmente son, con mucha diferencia, la mejor opción ética disponible.

2ª OPCIÓN: Comprar productos de empresas veganas que no son propiedad de veganos. Por ejemplo, la mayoría de las fruterías que existen actualmente podrían clasificarse como veganas, excepto si venden huevos, leche o miel. Sabemos que los propietarios, al no ser veganos, usarán nuestro dinero para financiar actividades no veganas.

3ª OPCIÓN: Comprar productos de empresas no veganas que venden algunos productos veganos. Todas las empresas privadas no veganas son propiedad de no veganos. El dinero que pagamos a estas empresas para adquirir productos veganos ayuda a que la empresa venda esos productos en lugar de otros. Sin embargo, ese mismo dinero se usará para actividades no veganas de la empresa. Por ejemplo, comprar la hamburguesa vegana de McDonalds, comprar hamburguesas veganas en un supermercado no vegano, comprar zapatos sintéticos en una zapatería que vende zapatos de piel, etc. Sabemos que los propietarios, al no ser veganos, usarán nuestro dinero para financiar actividades no veganas.

Por lo tanto podemos concluir que la aparición de opciones veganas siempre es una buena noticia para la normalización del veganismo como práctica y para que quienes no son veganos se acerquen a ella. Los veganos sólo deberíamos comprar productos a empresas que son propiedad de veganos, pero dada la dificultad que esto puede presentar, parece justificado que en ocasiones tengamos la necesidad de salirnos de esta norma para adaptarnos socialmente, y esto incluye, si se diera el caso, comer una McVegan en un McDonalds. Mientras tanto, hay sitios más éticos en los que comprar.



ARGUMENTO: “Existen cosas no naturales, no son parte de la naturaleza”

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RESUMEN:¿Qué es la naturaleza? ¿qué es natural? ¿es lo mismo lo «no natural» que lo artificial? ¿existe lo «no natural»? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.

Algunas personas separan la naturaleza y lo natural que ésta produce, de los humanos y lo «no natural» o «artificial» que estos producen. Esta idea tiene un origen religioso, según la cual la conciencia humana no es un fenómeno natural que emerge de la materia (de un cerebro), como también ocurre con animales de otras especies, sino que dicen que la conciencia humana no es natural o que es «sobrenatural», y por lo tanto dicen que las cosas que ésta produce no son naturales. La realidad es que la conciencia es un fenómeno natural, es decir, los seres humanos son seres naturales como cualquier otro ser, son un producto de la naturaleza, son parte de la naturaleza, no están separados de ella; a esta idea se la llama «naturalismo». La conciencia es un fenómeno natural que emerge de la materia (de un cerebro) y produce un tipo de cosas naturales llamadas «artificios» o «artificiales». El error habitual es usar la palabra «artificial» como sinónimo de «no natural». Todo lo existente es naturaleza y natural, lo «no natural» no existe. No debemos hablar en términos de lo «natural» y lo «no natural», «antinatural» o «contra natura», sino en términos de lo éticamente correcto y de lo éticamente incorrecto a partir del origen del deber (los intereses) y de la universalización del deber mediante el uso de la Lógica: A priori, los intereses no deben ser frustrados.

Palabras clave: artificial, natural, naturaleza, naturalismo, no natural, sobrenatural

Natura es la traducción latina de la palabra griega physis (φύσις). En muchas conversaciones sobre la consideración ética hacia quienes no son humanos nos encontramos con personas que usan las palabras «naturaleza» y «natural», incluidos veganos. Estas palabras tienen muchas acepciones en el diccionario de la RAE, pero vulgarmente son usadas para referirse a «aquel lugar/cosa no modificada por la voluntad humana» (en este artículo me voy a centrar en esto), y otras veces dichas palabras son usadas para referirse a «la esencia de cada tipo de ser y su adecuado comportamiento o funcionalidad», que analizo en otro artículo[1]. Como explicaré a continuación, es innecesario utilizar dichas palabras porque TODO es naturaleza y natural, y porque al utilizarlas se perjudica a quienes no son humanos.

Algunas personas dicen que la conciencia humana no es un fenómeno natural (producido por la naturaleza), sino que dicen que es un fenómeno «no natural» o «sobrenatural» (producido por un dios, etc.). Estas personas quieren decir que la conciencia no se puede explicar científicamente. Esta idea tiene un origen religioso, según la cual la conciencia humana es un «alma» (o «espíritu») personal que sigue existiendo después de la muerte, es decir, dicen que su existencia es independiente de la materia (del cerebro). Por ejemplo, la Iglesia Católica dice que un «alma» es creado por un ser «no natural» o «sobrenatural» (por un dios) en el momento en el que el óvulo es fecundado, por eso la Iglesia Católica se opone al aborto desde el momento de la fecundación[2]. Como he explicado en otro artículo, la realidad es que la conciencia emerge del cerebro (de la materia)[3], y que su existencia y estado dependen de él, por eso cuando el cerebro se daña, la conciencia cambia; y por eso es lógico pensar que cuando el cerebro muere, la conciencia desaparece. Por lo tanto en este artículo partimos aceptando que la conciencia es un fenómeno natural, es decir, los seres humanos son seres naturales como cualquier otro ser, son un producto de la naturaleza, son parte de la naturaleza, no están separados de ella; a esta idea se la llama «naturalismo». Por eso la expresión «los humanos y la naturaleza» es absurda, y lo que hace es separar a los seres humanos del resto de seres sintientes a los cuales se cosifica clasificándoles como «fauna» y se les coloca dentro de «el saco de la naturaleza», junto a ríos, montañas, flora, etc.[1].

Algunas personas reconocen que la conciencia humana es un fenómeno natural (producido por la naturaleza), pero dicen que la conciencia humana produce cosas que no son naturales. Según estas personas, si algo es producido automáticamente por «la naturaleza» entonces es natural, pero si ese algo fue producido por un ser humano entonces dicen que ese algo no es natural. Estas personas reconocieron antes que los seres humanos son parte de la naturaleza, pero ahora diferencian «lo que produce la naturaleza» de «lo que producen los seres humanos» como si los humanos no fueran parte de la naturaleza, sino «otra cosa», por lo tanto se contradicen. La realidad es que los seres humanos son producto y parte de la naturaleza y que todo lo que produce la naturaleza es natural, ya sea un árbol o un edificio. Se resume de la siguiente manera:

P1: La conciencia es un fenómeno natural.
P2: Los fenómenos naturales producen cosas naturales.
C: La conciencia produce cosas naturales.

P3: Las cosas naturales que produce la conciencia las clasificamos como «artificios» o «artificiales».
(El error habitual es usar la palabra «artificial» como sinónimo de «no natural», pero la realidad es que las cosas artificiales son un subconjunto de cosas naturales.)

La cuestión sobre si a algunas cosas naturales las podemos llamar «artificiales» lleva al debate sobre determinismo y libre albedrío. La conclusión de que todo lo existente en el universo es natural resulta desconcertante, pues parece evidente que hay una diferencia cualitativa en cómo se produce un árbol (de manera automática) y cómo se produce un edificio (por libre voluntad de alguien), por esa razón las cosas naturales producidas por una conciencia las podemos clasificar como «artificios» o «artificiales», como indica la proposición P3. Pero aquí entra el debate sobre determinismo y libre albedrío, pues si creemos que el universo es determinista entonces no existiría tal diferencia cualitativa: TODO se generaría de manera automática al estar todo regido por la ley de causa-efecto y por lo tanto la proposición P3 sería innecesaria. En un artículo anterior expliqué por qué asumo que el libre albedrío existe, siendo una característica natural de la conciencia[4]. Al asumir que existe el libre albedrío se asume que las cosas que no han podido generarse sin la intervención de una conciencia, humana o no humana, son artificiales.

Las personas que afirman que existe lo «no natural» llegan a ideas erróneas como son: la apelación a la naturaleza, el equilibrio de la naturaleza y el argumento de la tradición. La errónea creencia de que existe lo «no natural» es la base en la que se apoya el argumento de apelación a la naturaleza, según la cual las cosas «naturales» son buenas y las cosas «no naturales» son malas[1]. Asimismo, en lo que se refiere a acciones, según el argumento teleológico los humanos son de una manera (lo llaman «naturaleza humana») y que existen «acciones naturales» que dicen que son buenas, y que existen «acciones no naturales» que dicen que son malas»[1]; sin embargo, como he demostrado, todas las cosas y acciones son naturales, pues las cosas y las acciones «no naturales» no existen. Por si fuera poco, estas ideas erróneas llevan a su vez a creer que existe un «equilibrio de la naturaleza que debe ser respetado»[5] y que, según lo que hemos explicado, vendría a ser un «equilibrio de todo existente»: un estado de parálisis que rechaza el cambio (y por lo tanto la evolución biológica y ética) para así conservar todo tal y como está; por eso esta idea mantiene una fuerte relación con el argumento de la tradición[6] (conservadurismo político). No debemos hablar en términos de lo «natural» y lo «no natural», «antinatural» o «contra natura», sino en términos de lo éticamente correcto y de lo éticamente incorrecto a partir del origen del deber (los intereses) y de la universalización del deber mediante el uso de la Lógica: A priori, los intereses no deben ser frustrados[7].





ARGUMENTO: "Hitler era vegetariano, por tanto no debemos ser veganos"

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RESUMEN:¿Qué es el vegetarianismo? ¿Adolf Hitler fue vegetariano? si lo fue ¿por qué motivo?... ¿qué tipo de alimentación "vegetariana" llevaba? de ser cierto ¿qué conclusiones éticas se podrían sacar de ello? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí vamos a responder.

Hitler no seguía una alimentación vegetariana, y aunque la hubiera seguido sería tan irrelevante desde el punto de vista ético como sus preferencias sexuales o su abstinencia al tabaco o al alcohol. El veganismo no es un tipo de alimentación, sino una práctica ética de respeto a los demás seres sintientes. Hitler no fue antiespecista ni practicó el veganismo, ni siquiera practicó el humanismo. El veganismo no tiene nada que ver con el ecologismo nacionalsocialista ni con el bienestarismo, sino con el sensocentrismo y con el abolicionismo.

Palabras clave: ecofascismo, vegetarianismo, vegetarianismo de Adolf Hitler

Hitler vegetarianoAlgunas personas dicen que Hitler fue vegetariano y que por lo tanto no debemos ser vegetarianos. Estas personas asocian la alimentación vegetariana con Hitler con la finalidad de sugerir que quien es vegetariano es como Hitler en lo esencial, es decir, en los rasgos relevantes que le definen. A veces también sugieren que los humanos que comen carne y otros productos de origen animal pueden ser buenas personas porque no siguen el mismo tipo de alimentación que siguió Hitler. Argumentar que Adolf Hitler era vegetariano, insinuando que quienes practican el vegetarianismo son similares a él, es una generalización apresurada a partir de un caso particular, lo cual se conoce como «falacia de accidente inverso»(1). Incluso se ha creado una falacia de accidente inverso específica sobre este tema: reductio ad Hitlerum (reducción a Hitler, falacia del tipo Ad hominem[1]), argumentum ad Hitlerum o argumentum ad nazium, creada originalmente por Leo Strauss, profesor de la Universidad de Chicago. Reductio ad Hitlerum es una falacia de la forma «Adolf Hitler o el Partido Nazi apoyaban X; por lo tanto X debe ser malo». Aún si fuera realmente cierto que Hitler fue vegetariano de ese hecho no se infiere lógicamente la maldad ni la bondad de quienes practican el vegetarianismo. Otro ejemplo de uso de esta falacia sería decir: «Hitler amaba a su perro, por lo tanto es malo amar a los perros», ya que con esta afirmación tampoco se dice nada acerca de la bondad o maldad inherente al amor por los perros ni de la bondad o maldad inherente a quienes practican ese amor. Aunque es éticamente irrelevante si Hitler fue vegetariano para poder rechazar la explotación y la matanza, a continuación se aportan los datos que muestran que Hitler no fue vegetariano:


Algunas personas dicen que Hitler fue vegano y que por lo tanto no debemos ser veganos.Estas personas confunden la supuesta alimentación vegetariana de Hitler con el veganismo. El vegetarianismo es un tipo de alimentación que excluye la ingestión de carne (y de «pescado»); debido a ello también se le llama ovolactovegetarianismo (y «ovolácteos» a sus practicantes) con la intención de diferenciarlo del vegetarianismo estricto o puro, que elimina de la alimentación todo producto de origen animal. El vegetarianismo está relacionado con preocupaciones por la propia salud y con religiones. En 1944, un año antes de la muerte de Adolf Hitler, Donald Watson (1910-2005) inventó la palabra «vegano» para referirse a quien practica el veganismo. El veganismo es la práctica que consiste en rechazar el consumo de productos y de servicios de origen animal en todos los ámbitos, no sólo en la alimentación, y todo ello por se hace por ética[2]. Poco después, Donald Watson y otros seis amigos fundaron la Vegan Society en Inglaterra. Hitler no fue vegetariano, y mucho menos vegano.

Algunas personas dicen que el nazismo era una ideología animalista o incluso vegana. El animalismo es respetar a animales no humanos concretos de una o más especies, siendo el veganismo un animalismo coherente que respeta a todos los animales independientemente de su especie, entendiendo «animal» como «ser sintiente», lo cual incluye a los seres humanos. El nazismo tenía un fuerte componente ecologista y bienestarista. El «amor por la naturaleza», impulsado por el romanticismo alemán, era una de las bases ideológicas del nacionalsocialismo. Su doctrina se basaba en la ley que reina en la naturaleza de que solo los mas fuertes sobreviven y la llevaron hasta el extremo. Por eso la «conservación de la naturaleza» y la «comunión» con ella les daba la posibilidad de ser esa raza superior que creían ser. Por lo cual podemos afirmar que la base ideológica del nacionalsocialismo tenía un fuerte componente ecologista, muy en la línea con lo que desde 1973 se ha venido a llamar ecología profunda, sin llegar al ecocentrismo[3]. En 1992, el filósofo francés Luc Ferry publicó  su libro «El Nuevo Orden Ecológico. El árbol, el animal y el hombre» en el cual argumenta que la preocupación del nazismo por el medio ambiente se basa en una estética ecologista que une al pueblo alemán en un sentimiento común: «la belleza como sentimiento y la edad de oro perdida son, esencialmente una naturaleza original, salvaje, pura, virgen, auténtica e irracional, accesible únicamente a través de las vías del sentimiento. Esta naturaleza original se define como tal incluso por su carácter extrahumano. Es exterior al hombre y anterior a él -exterior a su razón matemática y anterior a la aparición de la cultura artificial de la que el desvarío y el orgullo humanos son los únicos responsables». Para el nazismo, la importancia de los animales sólo estaba en función de su valor ecológico, por lo tanto, el nazismo defendía un «ecologismo» con base «ariocentrista» (primero los «arios», luego los ecosistemas y especies, y después los demás sujetos). El nazismo incluía fuertes leyes bienestaristas[4], es decir, para qué y cómo los humanos debían explotar y matar a quienes no son humanos, por lo tanto no tenía el objetivo de hacer leyes que abolieran el total uso de animales, como piden los defensores de los derechos animales. El nazismo proclamó tres leyes bienestaristas y ecologistas al respecto:


Algunas personas dicen que las granjas y los mataderos no tienen una relación con los campos de concentración y de exterminio. Los rituales usados para descuartizar a animales no humanos en mataderos fueron utilizados como modelo para la masacre de humanos. Ésta es la base del libro de Charles Patterson titulado «¿Por qué maltratamos tanto a los animales? Un modelo para la masacre de personas en los campos de exterminio nazis». Pero Patterson va más allá, pues pone de manifiesto una verdad indiscutible: el sufrimiento que los humanos causan a quienes no son humanos a menudo es el mismo que se provocan entre los mismos seres humanos. A pesar de todo ello, su mensaje es de esperanza. Su relato no deja a nadie indiferente, por ello es considerado uno de los libros más influyentes del siglo XXI y está traducido a once idiomas[2]. También Isaac Bashevis Singer (1904 - 1991), premio Nobel de literatura en 1978, ha denunciado dicha conexión. Bashevis Singer fue hijo y nieto de rabinos y hermano del novelista Israel Joshua Singer. Creció en el barrio judío de Varsovia —rodeado por un recurrente escenario de violencia antisemita en forma de pogroms— donde se hablaba idish. En 1935 y ante el temor de la ofensiva nazi emigró a los Estados Unidos. Singer fue un destacado vegetariano durante los últimos 35 años de su vida, y a menudo incluía temas vegetarianos en su obra. En «The Letter Writer», escribió: «En relación con los animales, toda la gente es nazi; para los animales, esto es un eterno Treblinka». Igualmente, en «Enemigos, una historia de amor» (1972) escribió: «En su comportamiento para con los animales, todos los hombres son nazis. La vanidad con la que el hombre hace su voluntad con los animales, es vivo ejemplo de las teorías racistas más radicales: El principio de que tener el poder, es tener la razón».






ARGUMENTO: “Es éticamente correcto maltratar a los animales, pero es incorrecto maltratar a «humanos marginales”

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RESUMEN: ¿Cuál es el argumento de los casos marginales? ¿Es racional defender el maltrato de quienes no son humanos al mismo tiempo que se defiende la protección de la salud/vida de bebés, niños pequeños, disminuidos psíquicos profundos, algunos enfermos, etc.? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.

No hay ninguna diferencia éticamente relevante entre los humanos y los animales no humanos que justifique un trato éticamente discriminatorio de los primeros hacia estos últimos. El «argumento de los casos marginales», también llamado «argumento de la superposición de especies», rebate la idea de que existe algún criterio no definicional y de cumplimiento empíricamente comprobable que sea satisfecho por todos los seres humanos y sólo por ellos. Esto deja a las defensas del antropocentrismo en una posición extremadamente precaria, y lleva a concluir que se trata de una posición especista, y por lo tanto irracional y éticamente incorrecta. Por lo tanto, los humanos también deberían respetar la salud/vida de quienes no son humanos y reconocerles legalmente su derecho a la salud/vida por la misma razón que se les reconoce los llamados «humanos marginales» (pero que son millones): bebés, niños pequeños, disminuidos psíquicos profundos, algunos enfermos, etc.

Palabras clave: argumento de los casos marginales

Algunas personas desconocen que el deber ético se origina en los intereses. En un artículo anterior demostré que el deber ético se origina en los intereses de los sujetos y que a partir de dicho deber inferimos lógicamente la Regla de Oro de la Ética: «A priori, los intereses no deben ser frustrados».[1] Por eso la Ética es sensocentrista, pues está centrada en los intereses de los seres sintientes.[2] El Principio de Igual Consideración de Intereses es un principio racional que establece que «intereses iguales deben ser considerados por igual».[3] Violar dicho principio genera todo tipo de discriminaciones arbitrarias: racismo, sexismo, especismo[4], etc.

Según el antropocentrismo, el deber ético se origina en la especie humana, por eso hay antropocentristas que afirman que «los humanos deben ser respetados porque son humanos». Sin embargo, en otro artículo demostré que esto es un argumento circular, y que por lo tanto es una falacia de petición de principio.[5]

Algunos antropocentristas se dan cuenta de que afirmar que «los humanos deben ser respetados porque son humanos» es un argumento circular y apelan a alguna característica éticamente irrelevante que supuestamente poseen todos los humanos y sólo ellos. Sin embargo, en otro artículo demostré que afirmar que todos los humanos poseen esa característica es usar la falacia ecológica, pues la Realidad es que no todos los humanos la poseen, los llamados «humanos marginales» (pero que son millones): bebés, niños pequeños, disminuídos psíquicos profundos, algunos enfermos, etc.[6] Además, seguramente podremos comprobar que existen animales no humanos que sí que poseen esa característica.[7] Estas objeciones construyen el «argumento de los casos marginales», mejor llamado «argumento de la superposición de especies». Éste es uno de los argumentos más potentes contra el especismo, pues muestra que no todos los humanos poseen la característica que exigen los antropocentristas, y que algunos animales no humanos sí la poseen, sea cual sea dicha característica. Y por lo tanto, si se hiciera caso a dicho requisito, millones de humanos dejarían de ser considerados éticamente, serían considerados como cosas y, dependiendo de la característica, podría ocurrir que una parte de animales no humanos tendrían que ser considerados como personas no humanas, tal y como muestra el siguiente diagrama:

En el artículo «Una forma de expresar un argumento moral sencillo en lógica de primer orden: el argumento de la superposición de especies» el profesor Óscar Horta formula de forma precisa el argumento de la superposición de especies. Aquí trascribo su artículo:


Ante el argumento de los casos marginales, los antropocentristas intentan aportar algún tipo de argumento que pueda justificar un reconocimiento «honorario» a los seres humanos que previamente habían excluido éticamente exigiéndoles una determinada característica. En otras palabras, buscan dar a los humanos marginales una protección de tipo indirecto, aun aceptando que no existe motivo alguno para considerarlos éticamente por sí mismos. Suelen usar los siguientes argumentos:

Tipo de argumentoArgumento
Interés sentimental- "Debemos respetar a los «humanos marginales» por una cuestión de afecto hacia ellos"
La pendiente resbaladiza y riesgo de brutalización- "Debemos respetar a los «humanos marginales» para que se respete a los humanos éticamente relevantes"
Estabilidad social- "Debemos respetar a los «humanos marginales» para mantener la estabilidad social"
Autoprotección- "Debemos respetar a los «humanos marginales» para garantizar nuestra autoprotección"
Daño a seres humanos adultos
(argumento de potencialidad)
- "Debemos respetar a los «humanos marginales» porque no pertenecerán a ellos en el futuro"
Utilidad social de la atención a los niños- "Debemos respetar a los «humanos marginales» porque hacerlo produce una utilidad social"
Lo normal de la especie- "Debemos respetar a los «humanos marginales» porque es lo normal en la especie humana"

Sin embargo, ninguna de las objeciones al argumento de los casos marginales tiene éxito.

Por lo tanto podemos concluir que estas personas discriminan arbitrariamente a quienes no son humanos porque no son humanos, es decir, por especismo antropocéntrico, el cual hace uso de un argumento circular. Por lo tanto, el argumento de los casos marginales o argumento de la superposición de especies rebate la idea de que existe algún criterio no definicional y de cumplimiento empíricamente comprobable que sea satisfecho por todos los seres humanos y solo por ellos. Esto deja a las defensas del antropocentrismo en una posición extremadamente precaria, y lleva a concluir que se trata de una posición especista, y por lo tanto irracional y éticamente incorrecta.



Tienen conciencia, sienten, tienen intereses: también pueden sufrir y disfrutar (Link)

“No se comprende a un filósofo más que si se entiende bien lo que éste pretende mostrar y, en verdad, fracasa en demostrar, acerca del límite entre el hombre y el animal”. Jacques Derrida, The Animal That Therefore I Am (2008)



Carta abierta de ¿Serás su voz? a Íker Jiménez

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Hola Íker:

Te escribimos desde ¿Serás su voz?, una organización que lucha por los Derechos Animales. Escribimos esta carta con la esperanza de hacer llegar la voz de los sin voz no solamente a ti, sino a toda aquella gente que te sigue.

Hace ya largo tiempo que cada vez más personas te tienen como un icono. Muchas de estas personas que te admiran se encuentran en el ámbito en el que nos dedicamos: la defensa de los Derechos Animales. Sabemos que eres una persona sensible al maltrato animal, y que te indigna cuando ves escenas de crueldad hacia los animales. Sin embargo, como activistas por los Derechos Animales, nos vemos obligados a criticarte en algunos aspectos.

En primer lugar, caes en la contradicción en la que se precipitan muchas personas que dicen ser amantes de ellos: por una parte los defiendes, pero por otra participas de su explotación y matanzas (fundamentalmente, para consumirlos a modo de comida). En realidad, sólo te preocupas por algunos animales (perros, gatos y puede que alguna especie más), pero el resto no solamente no te importan, sino que además apoyas y legitimas su sufrimiento (de cerdos, vacas, pollos, etc). Todos los animales, de acuerdo con la Declaración sobre la conciencia de Cambridge, sienten y son conscientes tanto de ellos mismos como del mundo que los rodea. Por lo tanto, defender a perros y gatos mientras participas de la explotación y matanzas de cerdos y vacas es algo incoherente. Sin embargo, si sólo fuese por esta contradicción, no habríamos dedicado tiempo a escribirte esta misiva. Hay algo mucho más perturbador en tu labor como supuesto defensor de los animales.

En un programa de Cuarto Milenio (diciembre de 2016), dedicaste bastantes minutos a hablar sobre el movimiento animalista (muy relacionado con el nuestro, que es el veganismo). En vez de hacer como siempre haces (traer como mínimo dos personas con ideas contrapuestas), aquí optaste por traer únicamente una voz: la de Álex Lachhein, un reconocido antivegano y antianimalista, dejándonos a la gente que defendemos el animalismo y el veganismo sin ningún tipo de voz ni derecho a réplica en tu programa. No vamos a entrar en todas las afirmaciones demagógicas que hizo el señor Lachhein, ni de sus más que dudables afirmaciones “científicas”, puesto que él mismo realizó un vídeo compendiándolas todas.

(https://www.youtube.com/watch?v=p_uyjd-GfeA), y recibió dos respuestas que fue incapaz de contraargumentar: una de un activista vegano argentino, muy querido nuestro, llamado Marcos Baaty (más conocido como El Vegano Cordobés) en forma de vídeo (https://www.youtube.com/watch?v=H6qljL5wCno) y otra en forma de carta abierta, escrita por nuestra misma organización (https://www.facebook.com/serassuvoz/posts/1425342797503634:0).

Como se puede apreciar, el nivel intelectual de Lachhein dista mucho de ser remarcable, y sus conocimientos sobre las materias acerca de las que tanto opina son francamente deficientes. Pero lo lamentable no es que invitases a este personaje en tu programa para hablar del activismo animalista y vegano, lo verdaderamente incomprensible y desafortunado fue dejarnos sin poder defendernos ante tu enorme audiencia de las acusaciones, difamaciones y salidas de tono de alguien tan ignorante. En efecto, Lachhein quiso dejar al veganismo como un movimiento descerebrado, sin razones y sin ningún tipo de fundamento científico que nos respalde. Sin embargo, hay una gran cantidad de estudios sobre biología evolutiva que respaldan nuestra tesis acerca de la conciencia animal. En efecto, el resto de especies animales sienten igual que la especie humana. Todos los animales son conscientes, tanto de sí mismos como del mundo que los rodea y, por supuesto, son conscientes de todo lo que les hacemos. Por lo tanto, basándonos en los principios de la neurociencia y la biología evolutiva, todos los animales deben ser respetados, puesto que poseen conciencia e intereses propios, siendo tan susceptibles como la especie humana de sufrir, sentir dolor, estresarse, frustrarse, etc. Te remitimos a las obras de Marc Bekoff, Donald Griffin, Watanabe, Marino y muchos/as científicos/as que nos exponen cuestiones fundamentales a la hora de debatir sobre derechos animales. Tu amigo Álex Lachhein, muy probablemente, te dirá que son estudios pagados por entidades animalistas o veganas (siempre dice lo mismo cuando un estudio científico contradice sus postulados, algo que, hay que decirlo, sucede muy a menudo). Le animamos a que saque públicamente la documentación que acredita dichas aseveraciones y, en cualquier caso, que cite los fragmentos de esos estudios que son erróneos o falaces y subsane esos errores.

No logramos entender por qué siempre conciertas mínimo dos opiniones contrapuestas en todos los temas, excepto en éste, tan sensible y de tanta actualidad. No comprendemos por qué no quisiste dar voz a los defensores de los animales, con quien supuestamente deberías simpatizar según tus declaraciones acerca de este tema. Como ves, estamos cargados de razones y fundamentos científicos en relación a las capacidades animales por las cuales deben ser respetados igual que la especie humana.

Dicho todo esto, te hacemos una invitación y una petición:

1) Te invitamos a informarte acerca del veganismo: sus principios, sus fundamentos científicos y su más que demostrada viabilidad práctica. Y, por supuesto, te animamos a que lo practiques, para ser consecuente y justo con los que dices amar y defender: los animales.

2) Te pedimos que realices otro programa sobre veganismo, activismo y Derechos Animales, y que si lo haces, invites también a alguien que represente el veganismo. Tienes muchas asociaciones donde elegir. Gracias por atendernos, Íker.

Marc Barqué
Responsable de comunicación y prensa de ¿Serás su voz?

Fuente: https://www.facebook.com/serassuvoz/posts/1534640539907192



El autobús «Pork Lovers» promueve la violencia contra los cerdos

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El 14 de noviembre de 2017 finalizó en Madrid el «Pork Lovers Tour», una campaña de la Asociación Interprofesional Porcino de Capa Blanca (INTERPORC). El autobús «Pork Lovers», o autobús de de la muerte, visitó 5 ciudades de Reino Unido y 23 ciudades de España con el objetivo de dar a conocer «las bondades de comer carne de cerdo». Las maldades de comer carne de cerdo son más conocidas: cerdos degollados en contra de su voluntad y una carne roja sanguinolenta que ha sido clasificada como cancerígena por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Parece que una de las razones por las que la industria de la carne de cerdo realiza esta campaña es para convencer a la gente de que la carne de cerdo no es roja, sino blanca, y que así la gente no la relacione con el cáncer. INTERPROC quiere repetir esta campaña de desinformación en 2018 y en 2019.

«Pork Lovers Tour» es una campaña financiada con fondos europeos, es decir, la Unión Europea refuerza el maltrato animal en aquellos países en los que ve la necesidad de reforzarlo. Ésta es una razón más para que las personas éticas defendamos que nuestros países abandonen la Unión Europea. La unión sólo es buena cuando es por Ética, si no es así refuerza el mal.


Granjas y mataderos, el genocidio de los animales no humanos

En la Alemania nazi era legal matar a judíos, a comunistas, a gitanos, etc., pero que algo sea legal no quiere decir que sea ético[1]. El deber ético no se origina en la especie humana como dice el antropocentrismo[2], sino que se origina en los intereses de los seres sintientes, y es a partir de dichos intereses desde dónde se infiere lógicamente la Regla de Oro de la Ética: A priori, los intereses no deben ser frustrados.[3] Por eso la Ética es sensocentrista, pues se centra en los intereses de los seres sintientes.[4] Maltratar a los demás seres sintientes (hacinarles, omitirles ayuda, agredirles, matarles) es éticamente incorrecto, por lo tanto a priori se les debe respetar.

Los seres humanos no son los únicos seres sintientes. La conciencia es un fenómeno natural que también poseen animales de otras especies, los cerdos incluidos.[5] Por ello, aunque las actividades de las granjas y de los mataderos son legales, son éticamente incorrectas, pues quienes son cerdos no quieren ser hacinados, ni dañados ni matados. La industria de la explotación animal supone una violación radical de la Ética y por eso debe ser ilegalizada.

«Auschwitz empieza dondequiera que alguien mira un matadero y piensa: son sólo animales.» —Theodor Adorno

Investigaciones sobre la industria de la carne de cerdo

Es buen momento para recordar que en mayo de 2010, Igualdad Animal presentó su investigación «Granjas de cerdos de España», la mayor investigación sobre explotación animal realizada hasta la fecha en España. Durante más de dos años –desde agosto de 2007 hasta mayo de 2010– se documentó la Realidad sobre el sufrimiento y el asesinato de cerdos en 172 granjas de cerdos –tanto intensivas como extensivas– de todo el país: AndalucíaAragónCastilla LeónCastilla La ManchaCataluña, Extremadura, Madrid, MurciaNavarraPaís Vasco y Valencia (Pincha en los links para ver los vídeos). También se documentaron los horrores en granjas a las que la industria cárnica les había dado el «premio Porc D'or»Granja Caspe (Aragón), Granja Espadaler (Cataluña) y Granja Punsic 2 (Cataluña). A continuación el vídeo que resume dichas investigaciones:


Documental Granjas de Cerdos: una investigación de Igualdad Animal (Link)

Protestas contra el «Pork Lovers Tour»

Desgraciadamente, la mayoría de la población rechaza la Ética, pues defienden la violencia. Sin embargo, el movimiento por los Derechos Animales cada vez es más numeroso y poderoso: millones de personas defendemos el derecho a la salud/vida de todos los seres sintientes, por eso estamos concienciados en poner fin a la explotación y a la matanza que existen en las granjas y en los mataderos. Lucharemos toda nuestra vida contra ello, la razón y la Ética están de nuestro lado.

Muchos defensores de los Derechos Animales se han concentrado frente al autobús de la muerte en las ciudades por las que éste ha pasado, denunciando la violación del derecho a la salud/vida de quienes son cerdos. A continuación recojo las protestas que ocurrieron en Madrid, pero las hubo por todo el territorio español.

-  El 15 de noviembre, el Partido Animalista (PACMA) publicó un artículo titulado «Lo que los '¿amantes?' de los cerdos no te van a contar» en el que explican algunos de los maltratos legalizados a los que son sometidos los cerdos y los problemas medioambientales derivados de la producción de la carne.

- AnimaNaturalis organizó en Madrid una concentración contra el autobús «Pork Lovers» del 12 al 14 de noviembre. AnimaNaturalis ya había denunciado en la radio al autobús «Pork Lovers». El domingo 12 de noviembre, a pesar del secretismo, el autobús de la muerte fué localizado frente al centro comercial La Vaguada y activistas de AnimaNaturalis, de ¿Serás Su Voz?, y de otras organizaciones y activistas independientes se personaban frente al autobús para protestar contra el maltrato animal. AnimaNaturalis informó que después de la concentración del domingo 12 no se supo más del autobús, parece ser que terminaron la campaña antes de tiempo.

- El 26 de septiembre de 2017, Víctor Suárez denunciaba en un vídeo la manipulación del «Pork Lovers Tour»:


Autobus «Pork Lovers Tour»: Qué es y lo que no te contarán (Link)



Los activistas seguiremos estando en alerta para protestar contra toda campaña que promueva la violencia hacia los demás seres sintientes, como ocurre con el autobús «Pork Lovers».

Actualizaré este artículo si encuentro más información.



Babycakes - Pasteles de bebé (Neil Richard Gaiman, 1998)

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Neil Richard Gaimanes un conocido autor de historietas y escritor de fantasía. Nació el 10 de noviembre de 1960 en Portchester, Reino Unido. Su creación más famosa es la serie de historietas The Sandman. El siguiente comic de Gaiman se titula «Babycakes» (Pasteles de bebé), incluido en su libro «Smoke and Mirrors» (Humo y espejos). Pulsa sobre las imágenes para ver a tamaño original.


Babycakes (Pasteles de bebé)

Hace unos años todos los animales se fueron. Nos despertamos una mañana y ya no estaban allí. Ni siquiera nos dejaron una nota o nos dijeron adiós. Nunca acabamos de entender a dónde se habían ido. Los echábamos de menos.

Algunos pensamos que el mundo se había acabado, pero no era así. Sencillamente, no había más animales. Ni gatos ni conejos, ni perros ni ballenas, ni peces en los mares, ni aves en los cielos. Estábamos completamente solos. No sabíamos qué hacer.

Vagamos perdidos un tiempo y entonces alguien señaló que, sólo porque ya no había animales, no teníamos por qué cambiar nuestras vidas. No teníamos por qué cambiar nuestras dietas o dejar de poner a prueba productos que podrían hacernos daño. Después de todo, aún quedaban los bebes.

Los bebés no saben hablar. Apenas se pueden mover. Un bebé no es una criatura racional y pensante. Hicimos bebés. Y los usamos. Algunos nos los comimos. La carne de bebé es tierna y suculenta. Los despellejamos y nos decoramos con su piel. El cuero de bebé es suave y cómodo. Con otros hicimos pruebas. Les sujetamos los ojos abiertos con cinta adhesiva y vertimos detergentes y champús dentro, de gota en gota. Los cubrimos de cicatrices y los escaldamos. Los quemamos. Los sujetamos con abrazaderas y colocamos electrodos en sus cerebros. Hicimos injertos y los congelamos e irradiamos. Los bebés respiraban nuestro humo y en sus venas corrían nuestras medicinas y drogas, hasta que dejaban de respirar o hasta que la sangre les dejaba de correr. Fue duro, desde luego, pero era necesario. Nadie podía negarlo. Si habían desaparecido los animales, ¿qué otra cosa podíamos hacer?

Algunas personas se quejaron, por supuesto. Pero la verdad es que siempre lo hacen. Así que todo volvió a la normalidad. Pero... Ayer, todos los bebés habían desaparecido. No sabemos adónde se fueron. Ni siquiera los vimos marcharse. No sabemos qué vamos a hacer sin ellos. Pero ya se nos ocurrirá algo. Los seres humanos son listos. Es lo que nos hace superiores a los animales y a los bebés.

Ya encontraremos una solución.

Autor: Neil Gaiman.



Babycakes, por Neil Gaiman (Link)



Festival vegano en Argentina: VegFest Argentina UVA 2017

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El sábado 25 y el domingo 26 de noviembre se celebrará el 13º Vegfest Argentina UVA 2017, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, concretamente en los salones del Regente Palace Hotel (Suipacha 964).

En el VegFest Argentina de este año participarán 34 conferencistas que impartirán un total de 40 conferencias. También participarán 22 artistas y habrá 35 stands veganos. Pinchando aquí podéis acceder al programa del evento.

Desde su blog Más Allá de la Especie, el profesor Óscar Horta informa que dará una charla por videoconferencia el sábado 25 a las 18:00 horas, la cual llevará como título “El especismo y la defensa de los animales”.


















Vivimos en sociedades antropocentristas, es decir, en sociedades en las que se usa el siguiente argumento circular: “debemos respetar a los humanos porque son humanos”, lo cual es una falacia de petición de principio.[1] El antropocentrismo tiene como consecuencia que se discrimine arbitrariamente a quienes no pertenecen a la especie humana, es a esto a lo que llamamos “especismo antropocéntrico”.[2] El especismo suele ir ligado al uso de la violencia contra quienes pertenecen a otra especie, violando de esta manera la Regla de Oro de la Ética: A priori, los intereses no deben ser frustrados.[3] El festival VegFest Argentina UVA 2017 promoverá el respeto hacia los demás seres sintientes (sensocentrismo[4]) mediante la práctica del veganismo.[5]

Podéis acceder a toda la información sobre el VegFest Argentina UVA 2017 en la web del evento: www.vegfestargentina.org


















EVENTO: The Vegan World Festival (1ª ed., Quito, Ecuador)

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Este sábado 25 y domingo 26 de noviembre se celebrará al norte de Quito (Ecuador) el primer The Vegan World Festival, organizado por The Vegan World Ecuador. En su página de Facebook lo anuncian de la siguiente manera:

Estamos aquí para celebrar, promover y proporcionar educación para vivir un modo de vida compasivo, saludable y sostenible.

Un fin de semana lleno de cultura con una exposición diversificada, por parte de emprendedores, microempresarios y artesanos, de proyectos veganos con temáticas de: protección de animales, gastronomía y nutrición, comercio justo y sostenible, responsabilidad social y ambiental y educación.

A su vez habrá grupos de derechos por los animales y la naturaleza, acompañados por oradores públicos, espectáculos musicales y de teatro, demostraciones de cocina, talleres prácticos, y actividades infantiles.

Será un espacio en el que los diversos actores del mundo vegano informan y educan sobre el veganismo, enfatizando el respeto por los animales, la preservación del medio ambiente, nutrición y educación.



Toda la información sobre el festival en: www.theveganworldgroup.com



ARGUMENTO: “El veganismo no extiende los valores humanistas, sino que los niega”

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RESUMEN:¿Qué es el humanismo? ¿qué relación existe entre el humanismo y el antropocentrismo? ¿los veganos somos humanistas? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.

El humanismo es poner en práctica la idea ética del antropocentrismo: “los seres humanos deben ser respetados porque son humanos”, lo cual es un argumento circular, y por lo tanto es una falacia de petición de principio. El deber ético no se origina en la especie humana (antropocentrismo), sino en los intereses de los seres sintientes (sensocentrismo) y razonando a partir de dichos intereses comunes se infiere lógicamente la Regla de Oro de la Ética: A priori, los intereses no deben ser frustrados. Por eso tenemos el deber ético de practicar el veganismo: intentar respetar a los demás seres sintientes, y eso incluye a los humanos. No debemos ser humanistas, sino veganos.

Palabras clave: humanismo

El Hombre de Vitruvio” (1490), por Leonardo da Vinci
1. Algunas personas no saben qué es el humanismo.La caída del imperio romano de occidente en el año 476, marcó el comienzo de la Edad Media en Europa. En la Edad Media, la cultura griega y la cultura romana fueron sustituidas por la cultura cristiana, a la que se le añadió la cultura islámica en el año 622. Fue una época regida social y políticamente por el teocentrismo: la idea de que “debemos obedecer a los dioses sobre todo lo demás”, idea rebatida por el hecho de que el bien y el mal existen antes de que un supuesto dios los señale.[1] En la práctica, el teocentrismo consiste en que el poder político lo controlan los representantes de “dios”: el Clero, la Monarquía y los Emperadores, que gobiernan por medio de un régimen teocrático. Las teocracias son regímenes políticos controlados por la derecha conservadora: se oponen al cambio social, para ello promueven el conservadurismo cultural (religión, roles clasistas, discriminación, tradición, etc.).[2] En la Edad Media los humanos pasaron a un segundo plano en el que ya se encontraban los animales no humanos. Incluso el cuerpo humano fue considerado “pecado” y fue despreciado. En respuesta al teocentrismo, en el siglo XIV se inició especialmente en Florencia, Roma y Venecia un movimiento filosófico y cultural llamado humanismo que promovió la vuelta de la Antigüedad Clásica y que retomó el antiguo humanismo griego del siglo de oro. El humanismo cambió la cosmovisión teocentrista centrada en dios, por una cosmovisión antropocentrista centrada en los humanos.[3]La relación existente entre el antropocentrismo y su puesta en práctica mediante el humanismo, es análoga a la relación existente entre el sensocentrismo[5] y su puesta en práctica mediante el veganismo. El humanismo sufrió transformaciones a partir del siglo XVI por medio de los principios propugnados por las reformas (luteranismo, calvinismo, etc.), la Contrarreforma católica, la Ilustración y la Revolución francesa de 1789.


Humanismo y antropocentrismo (Link)

2. Algunas personas dicen que “el veganismo no extiende los valores humanistas, sino que los niega y por lo tanto no debemos ser veganos”. La mayoría de las veces estas personas se quedan ahí y no explican exactamente a qué se refieren, pero entendemos que se refieren a que, según ellos, el veganismo va a perjudicar a la especie humana de alguna manera. El humanismo es poner en práctica la idea ética del antropocentrismo: “los seres humanos deben ser respetados porque son humanos”, lo cual es un argumento circular, y por lo tanto es una falacia de petición de principio.[3] El deber ético no se origina en la especie humana (antropocentrismo), sino en los intereses de los seres sintientes (sensocentrismo) y razonando a partir de dichos intereses comunes se infiere lógicamente la Regla de Oro de la Ética: A priori, los intereses no deben ser frustrados.[4] Por eso tenemos el deber ético de practicar el veganismo: intentar respetar a los demás seres sintientes, y eso incluye a los humanos. No debemos ser humanistas, sino veganos.

3. Algunas personas usan expresiones antropocentristas y humanistas. Dichas expresiones están incluidas en los diccionarios de las sociedades antropocentristas que discriminan arbitrariamente a quienes no son humanos y defienden la violencia contra ellos. Por ejemplo, expresiones religiosas como “eres un animal” que se usa de manera despectiva, dando a entender que los humanos no son una especie animal.[5] Expresiones erróneas como “tratar humanamente”, como si lo humano implicara bondad, cuando sabemos que puede ser todo lo contrario. Expresiones como “debemos ser más humanos”, cuando lo correcto es que debemos ser más éticos. Quienes defendemos la Ética Basada en la Realidad debemos de dejar de usar estas expresiones y denunciarlas.





ARGUMENTO: “Por enfermedad estoy obligado a comer productos de origen animal”

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RESUMEN:¿Algunas personas no pueden estar sanas con una alimentación vegetariana debido a que tienen un problema de salud que no se lo permite? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí vamos a responder.

No podemos llegar a la conclusión de que un enfermo no puede estar sano con una alimentación sin productos de origen animal porque existen maneras de poder estar sano sin ellos. De todas maneras, si alguien realmente no pudiera estar sano sin consumir productos de origen animal eso simplemente resultaría de una dificultad práctica en un caso excepcional, lo cual no rebate la Ética que nos lleva por coherencia a practicar el veganismo.

Palabras clave: alergia, enfermedad, nutrición, vegetarianismo

1. Algunas personas dicen que pueden dejar de usar pieles, dejar de divertirse a costa de otros animales, etc. pero dicen que no pueden dejar de comer productos de origen animal porque padecen un problema de salud que se lo impide. Algunas de las alergias y enfermedades que suelen citar son las siguientes: alergia a la soja, celiaquía, diabetes, enfermedad de Crohn, enfermedad de intestino permeable, problemas de huesos y de articulaciones, problemas congénitos, etc. Es cierto que algunos alimentos de origen no animal son perjudiciales para quienes padecen determinadas enfermedades, pero existen alternativas vegetales. De todas maneras, si alguien realmente no pudiera estar sano sin consumir productos de origen animal eso simplemente sería una dificultad práctica en un caso excepcional, lo cual no rebate la Ética que nos lleva por coherencia a practicar el veganismo. En agosto de 2004, se publicó el libro «Food Allergy Survival Guide», en el cual Vesanto Melina, Jo Stepaniak y Dina Aronson explican cómo las personas que son alérgicas o que padecen alguna enfermedad que limita la variedad de alimentos vegetales ingeribles, pueden estar sanos siguiendo una alimentación sin productos de origen animal. Si tienes una enfermedad y quieres seguir una alimentación vegetariana deberías ponerte en manos de un nutricionista profesional. Puedes mandar un e-mail a la Unión Vegetariana Española (UVE) o a otra organización de nutricionistas vegetarianos de tu región (+). Infórmate sobre los nutrientes de cada alimento, visita las bases de datos sobre composición de alimentos.

1.1. Algunas personas dicen que no pueden seguir una alimentación vegetariana estricta porque dicen que no pueden comer soja. Algunas personas dicen que no quieren comer soja porque no les gusta, porque es transgénica, porque tienen alergia a ella o por otras razones. Existen numerosos alimentos procesados a base de soja que poseen diferentes texturas y sabores. Deberían probarse todos y cocinarlos de diferentes maneras para llegar a esta conclusión. De todas maneras, la soja no es imprescindible para llevar una alimentación sana sin productos de origen animal. Los nutrientes de la soja (proteínas, etc) se pueden encontrar en otros productos vegetales, por ejemplo en otras legumbres: lentejas, garbanzos, judías, altramuces, etc; la quínoa también constituye una fuente de proteínas de muy alto valor nutritivo. También pueden obtenerse una buena cantidad de proteína en frutos secos y en semillas. Una fuente muy interesante de proteinas de bastante calidad, parecidas a las de la soja (con la ventaja de que no es legumbre, es semilla) y que, además proporciona cantidades notables de ácidos grasos de estos, omega-3, etc., son las semillas de cáñamo. Búscalas en tiendas tradicionales de alimentación a granel de legumbres, harinas, semillas, etc, allí podrás encontrar productos también para animales, puede haber alpiste, también cebada y demás, compra cantidades notables de semillas de cáñamo, que venden como alimento de canario, lávalas muy bien y consúmelas como prefieras. La combinación de alimentos de origen vegetal como legumbres, frutos secos y cereales resulta en la formación de aminoácidos fácilmente absorbibles por el cuerpo humano, como los de la carne y sus derivados. En las legumbres y frutos secos el aminoácido limitante es la metionina, y en cereales el aminoácido limitante es la lisina. La proteína vegetal puede satisfacer las necesidades nutricionales cuando se consume una gran variedad de alimentos vegetales y se cubren las necesidades energéticas. Las investigaciones indican que una variedad de alimentos vegetales ingeridos durante el curso de un día puede proporcionar todos los aminoácidos esenciales y asegurar una retención de nitrógeno adecuada en adultos sanos, de modo que no es necesario que las proteínas complementarias se consuman en la misma comida.

1.2. Algunas personas dicen que no pueden seguir una alimentación vegetariana estricta porque tienen celiaquía o enteropatía por gluten. A quienes padecen esta enfermedad se les llama celiacos. Los celiacos son alérgicos a la gliadina, una proteína vegetal de algunos cereales. La gliadina es uno de los componentes del gluten. La enfermedad celíaca es una enfermedad autoinmune que se caracteriza por una inflamación crónica de la parte próxima del intestino delgado o yeyuno, causada por la exposición a la gliadina, una proteína vegetal de algunos cereales en la dieta. La gliadina es uno de los componentes del gluten (proteína presente en el trigo, la cebada, el centeno, el triticale, el kamut, la espelta y posiblemente la avena —por cuestiones de contaminación cruzada—). Al ser expuesta a la gliadina, la enzima transglutaminasa tisular modifica la proteína y el sistema inmune del individuo hace una reacción cruzada en contra del intestino delgado, causando una reacción inflamatoria que causa atrofia de las vellosidades que recubren el intestino e interferencias en la absorción de nutrientes. Los celiacos no pueden consumir gluten. La principal fuente del gluten proviene de los cereales, en especial el trigo con el que se elabora el pan, dulces y pasta. El seitán es gluten de trigo, por lo que es malísimo para los celiacos. La Federación de Asociaciones de Celiacos de España (FACE), publica cada año una Lista de Alimentos Aptos para Celiacos. Aunque el gluten se encuentra en la mayoría de los cereales, existen cereales libres de gluten:


1.3. Algunas personas dicen que no pueden seguir una alimentación vegetariana estricta porque tienen diabetes. La síntesis total de péptidos no suele ser un método económico para su producción comercial. Los péptidos importantes se suelen obtener a partir de recursos biológicos. Por ejemplo, la insulina, utilizada por los diabéticos, al principio se obtenía a partir del páncreas de cerdo. Actualmente, la técnica del ADN recombinante está mejorando la calidad y disponibilidad de las sustancias farmacéuticas peptídicas. Es posible extraer la parte de ADN que contenga la codificación de una proteína determinada, insertarla en una bacteria e inducir a la bacteria para que produzca la proteína. Por ejemplo se han desarrollado cepas de Escherichia coli para producir insulina humana que evite reacciones peligrosas en las personas que son alérgicas a los productos derivados del cerdo. (Fuente: «Química orgánica», 5ª Edición, de L.G.Wade, Jr.)

- La insulina de vaca modera el azucar en sangre de los diabéticos pero puede producir reacciones alérgicas. Los investigadores del MIT están sintetizando una nueva forma de insulina que se queda en la sangre y activa sólo cuando los niveles de azúcar son demasiado altos.

- El 5 de agosto de 2003, la BBC publicaba un artículo titulado «Indian firm markets vegetarian insulin» en el que se anunciaba que la empresa farmaceútica india Wockhardt había desarrollado insulina a partir de levadura, en lugar de a partir de cerdos o vacas. Wockhardt dice que este tipo de insulina también evitará otras infecciones virales, como la BSE y la CJD, asociadas a la insulina de origen animal.

- También existen insulinas de orígen Humano ADN Recombinante (pendiente de confirmar que puedan ser consideradas veganas).

1.4. Algunas personas dicen que no pueden seguir una alimentación vegetariana estricta porque tienen la enfermedad de Crohn. Al parecer, si alguien padece la enfermedad de Crohn y tiene la intencion de adoptar el vegetarianismo entonces debería reducir los siguientes alimentos en la dieta vegetariana: el trigo (seitan y sucedaneos), las hortalizas crucíferas (repollo, brócoli, coliflor, coles de Bruselas), el maíz, la levadura, los tomates, los cítricos y eliminar huevos y lácteos.

1.5. Algunas personas dicen que no pueden seguir una alimentación vegetariana estricta porque tienen la enfermedad del síndrome de intestino permeable. El síndrome de intestino permeable es una condición consistente en un revestimiento intestinal alterado o dañado. Sobre la enfermedad del síndrome de intestino permeable (Leaky Gut Syndrome), el nutricionista Jack Norris publicó en su blog dos artículos, «Leaky Gut Syndrome»«Leaky Gut Syndrome: Part 2», en los que da consejos a quienes padecen dicho síndrome para que puedan seguir una alimentación sin productos de origen animal.

1.6. Algunas personas dicen que no pueden seguir una alimentación vegetariana estricta porque tienen problemas de huesos y de articulaciones. Algunas personas dicen que tienen problemas de salud con sus huesos: padecen problemas en las articulaciones, osteoporosis, artrosis, etc. y que para mantener o regenerar el cartílago necesitan acudir a los suplementos de colágeno, que es de origen animal, y que es lo que aconsejan en todas partes. Actualmente no existen suplementos de cartílago vegano. Como explica Jack Norris en el artículo "Glucosamine and Chondroitin" de su blog, la única alternativa al cartílago sería consumir 1500 mg. de glucosamina al día, que podría ayudar al respecto. Los meta-estudios no ofrecen una respuesta determinante.

- En la tienda Holland and Barrett venden glucosamina vegana (Link) (si no hay stock espera a que lo repongan). También venden glucosamina vegana de la marca Solgar (Link1Link2). Otro producto es Mincartil, de Soria Naural (Link), el cual está compuesto por aminoacidos que constituyen la base estructural del colageno, que es a su vez el componente fundamental del cartilago de las articulaciones.

- También deberíamos recordar que una manera de prevenir la osteoporosis es tener en cuenta su relación con los productos lácteos y con la proteína animal en general: Relación entre el calcio y la osteoporosis

- Para la artrosis lo mejor son los ejercicios de estiramiento como los de fortalecimiento y de postura.

1.7. Algunas personas dicen que no pueden seguir una alimentación vegetariana estricta porque tienen problemas congénitos. Algunas personas poseen anomalías genéticas que les impiden sintetizar ciertos nutrientes esenciales (taurina, carnitina), por lo tanto necesitan incorporarlos de forma exógena, y aparentemente esto sólo puede hacerse mediante productos de origen animal. Muchas de las veces esos nutrientes existen mediante síntesis química.




EVENTO: Feria Vegana Valencia DIC2017 (España)

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El sábado 2 y el domingo 3 de diciembre de 2017 se celebrará en Valencia (España) una nueva edición de la Feria Vegana València - Por un mundo sin violencia. Esta feria se realizará en el Centre del Carme, y de manera paralela a la exposición organizada por la Plataforma València Capital Animal. En esta nueva edición de la Feria Vegana València habrá charlas de diferentes organizaciones, debates, talleres de cocina vegana, venta de comida vegana, venta de ropa vegana y de cosméticos veganos, se proyectarán documentales veganos, etc.

Toda la información en la web oficial del evento: feriaveganavalencia.wordpress.com

Vivimos en sociedades antropocentristas, es decir, en sociedades en las que se usa el siguiente argumento circular: “debemos respetar a los humanos porque son humanos”, lo cual es una falacia de petición de principio.[1] El antropocentrismo tiene como consecuencia que se discrimine arbitrariamente a quienes no pertenecen a la especie humana, es a esto a lo que llamamos “especismo antropocéntrico”.[2] El especismo suele ir ligado al uso de la violencia contra quienes pertenecen a otra especie, violando de esta manera la Regla de Oro de la Ética: A priori, los intereses no deben ser frustrados.[3] La Feria Vegana València promoverá el respeto hacia los demás seres sintientes (sensocentrismo[4]) mediante la práctica del veganismo.[5]


Para terminar con la idea de Naturaleza, reanudar con la ética y la política (Yves Bonnardel, 2005)

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El siguiente artículo de Yves Bonnardel fue publicado en francés en la revista Les Temps Modernes en marzo-junio de 2005. Puedes obtener el artículo en español en formato pdf pinchando aquí. Este artículo trata sobre la falacia de la naturaleza[1] y la posterior falacia que está basada en ella: la falacia de la apelación a la naturaleza.[2]

Lo natural es bueno, repetimos[1]. La Naturaleza es un orden, armónico, donde toda cosa está en su lugar, que no hay que desordenar. Inspira un sentimiento religioso de respeto, en un sentido de adoración y de temor (como de sumisión frente a todo lo que nos parece poderoso y peligroso).

Sin embargo, si la naturaleza designa todo lo que existe, nada entonces puede ir "contra natura". Si al contrario la naturaleza designa una parte de lo que existe, hablar entonces de "contra natura" sólo tiene sentido si suponemos, no sólo que existe esta naturaleza, sino también que es la sede de una finalidad. Pues nada sostiene este punto de vista. La ciencia a lo menos, desde Darwin, se ha mantenido en silencio en relación a este punto[2]. El único sostén de la existencia de tal finalidad queda en la fe (simple fe en el orden natural, o fe religiosa). Además, la existencia de una entidad "Naturaleza" dotada de una finalidad no arreglaría el problema ético en sí: no resulta automáticamente de la existencia de la Naturaleza (o la de Dios) el hecho de que haya que someterse a su voluntad.

En sí, cultivar un sentimiento de "respeto" de lo que aparece como una potestad, y de sumisión a un orden (aun disfrazada en "voluntad de armonía"), no parece un buen augurio... Y no obstante, la idea de naturaleza queda omnipresente en los discursos normativos. En la práctica, la actitud es más ambigua. A veces los humanos denuncian con indignación lo que juzgan como contra natura, a veces celebran las conquistas que permitieron a la humanidad escaparse de los rigores de su condición primitiva. Nadie desea de verdad que imitemos a la naturaleza en todo punto, pero nadie renuncia sin embargo de buena gana a la idea de que la Naturaleza tiene que servirnos de ejemplo o de modelo. Las consideraciones sobre lo que va contra natura y lo que es natural (supuestamente equivalente a normal, sano, bueno...) ponen demasiadas veces en cortocircuito la reflexión sobre lo que sería bueno o malo hacer, sobre lo que es deseable y por qué, según cuál criterio. La idea de naturaleza contamina los debates morales y políticos...

La reverencia para el orden natural

Lo natural queda fuertemente asociado a juicios de valor. La publicidad utiliza la palabra "naturaleza" para designar o evocar cualquier noción de connotación positiva: campo, salud, tradición, eternidad, fuerza, autenticidad, sabiduría, simplicidad, paz, esplendor, abundancia... El sentimiento de la naturaleza aporta un "suplemento de alma" bienvenido en el mundo de la mercancía, participa en el "reencantamiento del mundo" capitalista: ¿Qué, a la hora de venderse, no es natural?

La ideología del "respeto de la naturaleza" aventaja cada vez más la de la victoria sobre la naturaleza, mientras que una es el espejo de la otra. Los "avances" de las ciencias y técnicas suelen ser reconocidos como etapas en la Larga Marcha del Progreso, mientras que al mismo tiempo insistimos en temas alarmistas sobre los riesgos incurridos al jugar a los "aprendices - brujos". En los dos casos, se recurre más a mitos (el Progreso versus el "Hombre demiurgo") que a unas reflexiones sobre el carácter positivo o negativo de las consecuencias para el conjunto de los seres aludidos. La dosis de las dos actitudes parece totalmente arbitraria: hoy, la genética y las biotecnología son víctimas en primera fila del reflejo "pro naturaleza", en particular cuando tocan a la reproducción humana: Otras innovaciones médicas están guardadas sin "estado de alma" del lado del Progreso. ¿Que esta distinción provenga por parte de una reflexión sobre las consecuencias posibles de unas y otras basta para explicar por qué ayudar a una pareja a dar a luz a un niño por fecundación in vitro plantea, según la formula sagrada, "graves problemas éticos", mientras que remediar, antes de la concepción, a ciertas causas de esterilidad no? Todo pasa como si hubiésemos decretado que ciertos dominios dependen de lo sagrado: la naturaleza previó un procedimiento preciso de la reproducción y nos expondríamos a sanciones terribles en caso de no subyugarnos a ella.

Reacciones del mismo orden se manifiestan en diversos episodios: repentinamente el temor inspirado por alguna noticia reanima la idea de que la Naturaleza manda y castiga. Así la inquietud sucedida por la transmisión a los humanos de la encefalopatía esponjiforme bovina hizo decir que la desgracia venía de haber permitido la crianza natural de bestias herbívoras con harinas animales[3].

Así asistimos hoy a la resurgencia de un pensamiento religioso, laicizado gracias a la sustitución de la palabra Dios por la de Naturaleza. La descubrimos por ejemplo inserta en los discursos que elevan el respeto de los equilibrios naturales al rango de valor en sí. En su primer sentido, el equilibrio es un término puramente descriptivo. Designa un estado de inmovilidad o de permanencia: las relaciones que mantienen los elementos de un ecosistema son tales que conserva su estructura, los seres que lo componen siendo invariantes o renovados al idéntico[4]. En el lenguaje corriente no obstante, la palabra "equilibrio" designa más que este estado particular (de descanso por oposición al movimiento), para revestir un sentido de estado ideal. El equilibrio de los ecosistemas se mide en "orden de la naturaleza" o en "armonía de la naturaleza". La noción de orden evoca un sistema donde cada ser o categoría de seres consigue su justo lugar. La de la armonía hace pensar en un estado de unión o de convenio, donde cada parte se armoniza lo mejor posible con los demás para contribuir a la belleza del conjunto[5]. Estas palabras sugieren la imagen de una Naturaleza que ordena al mundo para el bien de sus criaturas, haciendo sentir al mismo tiempo el peligro que implica el desarreglar su perfección.

En la medida de que la creencia no se deja formalizar mucho, creemos más adaptado el hablar de mística de la naturaleza que inmediatamente de religión. Omnipresente, está como disoluta en la vida social, formando uno de los ruidos de fondo de nuestras existencias, está formulada explícitamente como sistema solamente para algunos. Éstos son la voz de una religiosidad que se distingue de las religiones tradicionales, en el sentido de que están perfectamente en fase con la sociedad moderna: una religiosidad individual pero comuna, comuna pero no colectiva. Una mística difusa que elaboran los individuos atomizados, y que ellos celebran muchas veces individualmente, en el secreto de su espíritu – en toda laicidad.

Esta mística goza de una buena recepción : una buena parte de la población clasifica las actividades humanas como "naturales" (o buenas, originales, auténticas...) y artificiales (degeneradas, desnaturalizadas, malas...). Si algunos comulgan en las asociaciones de "protección de la Naturaleza" o las tiendas "organicas" (y excomulgan los medicamentos, las píldoras, la química y el hormigón...), más numerosos todavía son los fieles que no practican. Muchas personas experimentan así la crisis ecológica actual en términos naturalistas: nuestra especie, vista como grupo biológico, se cuestionaría en sí misma, la humanidad sería de cierta manera maldita y podría, por su esencia, solamente "destruir la naturaleza". Esta manera de abordar los problemas muy reales escamotea la cuestión de las relaciones sociales (a eso justamente sirve invocar a la naturaleza) y no permite buscar soluciones concretas, políticas: de manera evidente, no son sin embargo todos los humanos ni todas las actividades sociales las que pesan de un peso destructivo igual sobre nuestro ámbito y nuestras vidas... Respecto al creer que los pueblos "primeros", supuestamente "cercanos a la naturaleza" (¿por qué no decir como en el tiempo de la colonias: "pueblos primitivos" o "naturales"?) podrían ayudarnos brindándonos un tipo de "sabiduría original"... ¿No sería más útil volver a hablar de las relaciones sociales de explotación, capitalistas, patriarcales, etc.?

Por nuestra parte, no vemos en la naturaleza (realidad) armonía, ni modelo que seguir, ni fuente de castigos útiles o merecidos: podríamos detallar "sus" fechorías hacia los humanos y los otros animales. Podríamos detallar también las tentativas para justificar las desgracias que ella causa por los beneficios que resultan supuestamente de ellas, tentativas que se pueden imputar al esfuerzo desesperado de teólogos para sostener que la Creación es en todo momento buena ya que es obra de Dios. En realidad, no creemos que la Naturaleza exista, que el mundo sea ordenado, equilibrado, armónico, que las cosas tengan un lugar natural, y tampoco que exista una naturaleza de las cosas. La noción de "realidad" nos basta, es descriptiva, y no prescriptible como lo es la de "naturaleza". Se imaginan actos "contra natura"; ¿pero actos "antireales"? No violamos la realidad, ni siquiera la transgredimos. Desembarazados de un temor religioso, estaríamos entonces libres para reflexionar sobre lo que sería bueno o malo hacer.

Naturaleza y ética: el salto de "lo que es" a "lo que debe ser"

Nos imaginamos de buena gana que las cosas tienen una esencia que hace que son lo que son y no otra cosa, que tienen tal propiedad y no otra, que tienen una "naturaleza" que les es propia, que organiza sus características, su crecimiento, su devenir, y que garantiza que se quedarán en el lugar que les está asignado en el "orden del mundo" y que desempeñarán su papel ; así "madre Naturaleza" supuestamente tiene que dar a cada elemento su naturaleza. Asociamos una finalidad a esta supuesta "naturaleza" de las cosas, los seres que componen una categoría "de misma natura" están hechos para algo o destinados a comportarse de cierta manera: Es solamente cumpliendo lo para que están hechos, que realizan su verdadera naturaleza. Así un gato tendría que comportarse de acuerdo a su naturaleza de felino, o de carnívoro. Si no actúa conformemente a esta naturaleza, sería percibido como "degenerado".

Las esencias son esenciales; no se deben tocar. Así, no se debe mezclar cosas declaradas de esencia (de naturaleza) diferente. El mismo reflejo genera rechazo hacia los mestizajes. La naturaleza de las cosas no tiene que ser "alterada", de lo contrario corre el riesgo de que el orden que garantizaba su mantenimiento se disuelva en caos. Este imaginario mitológico condena las biotecnologías porque crean quimeras, porque enturbian las fantasmagóricas fronteras entre las especies o, en el caso de la clonación humana, profanan supuestamente una sacrosanta unidad[6]. Acá también, no obstante, el problema no es saber si las consecuencias de nuestra actividad son naturales o artificiales, si "violan leyes de la naturaleza" (si "transgreden una frontera natural"– como lo tiene que ser supuestamente la frontera entre especies), sino evaluar si son perjudiciales o no, peligrosas o no, y para quién. Plantear los problemas en términos de una ciencia artificial industrial moderna mala que se opondría a una sabiduría natural artesanal tradicional buena, impide razonar según criterios racionales. En particular, respecto a las biotecnologías, muchas veces eso equivale a desviar la atención de este problema fundamental que es el hecho de que no son las poblaciones la que deciden de su destino (podríamos aun hablar hoy del porvenir del mundo) ni siquiera de los medios que poner en acción. Un criterio similar vale para el movimiento de la agricultura "orgánica" que, a pesar de su buena voluntad, pone finalmente hacia el público más énfasis sobre el credo "lo natural es bueno" que las cuestiones éticas y políticas de propiedad de medios de producción y de distribución, o de decrecimiento sostenible con fines ecológicos y reparto de las riquezas.

Al asignar una naturaleza a los seres, afirmamos unas veces un derecho otras veces una finalidad o un deber-ser. Con una arbitrariedad máxima. Así, el hecho de que las mujeres puedan parir generó muchas veces la idea de que tendrían que parir o que su verdadera naturaleza se cumple solamente en la maternidad. El hecho de que los órganos sexuales macho y hembra permiten la procreación pudo ser interpretado como un mando de la naturaleza (o de Dios) que exige que sirvan sólo para eso[7]. En cambio, el hecho de que la boca sea un punto para la ingestión de los alimentos llevó pocas veces a los moralistas a condenar a los que la utilizan para soplar en un clarinete. La naturaleza es la norma.

Lo más frecuentemente, lo percibido como natural no es más que lo habitual o admitido en una sociedad dada – en particular para los que se encuentran en posición dominante: cuando ya no es por derecho divino, es por hecho de naturaleza que los adultos tienen el deber de dirigir la vida de los niños, los hombres la de las mujeres, los blancos de "civilizar" a los negros u otras "razas", los humanos de reinar sobre las demás "especies", etc. Los dominados lo son por naturaleza, los dominantes lo son por naturaleza[8]. El discurso es brutal pero eficaz. Acá también, la invocación de la Naturaleza permite la economía de una discusión argumentada sobre nuestros valores y sobre nuestras elecciones que supuestamente tendrían que derivarse de ellos. No hay más que debatir, las elecciones están hechas.

Naturaleza y discriminaciones intrahumanas

Tomemos la noción de raza; el problema no radica en que nos hemos divertido en distinguir variedades de humanos (los con la piel negra, los con la piel blanca, con los ojos rasgados o no, las rubias y las morenas, etc.), es que hemos "naturalizado" ciertas clasificaciones así operadas (las que ofrecieron un interés político): la "piel negra" se volvía el signo de una raza, una raza que era en realidad una naturaleza. Tener la piel negra acabó desde entonces siendo una característica, una propiedad entre otras, para significar una esencia, una pertenencia a una categoría que engloba: el individuo pertenece desde entonces a una clase, que le determina totalmente; se vuelve un representante. Ya no tiene una piel negra, es negro. Desaparecida toda individualidad, se vuelve un espécimen que exprima ante todo su categoría. Desde luego, eso vale sobre todo para los dominantes: si los negros son esencialmente negros, los blancos son blancos ciertamente pero ellos no se reducen a su color de piel.

Así mismo para los sexos: ya no tengo tal o cual sexo, que constituiría una de mis particularidades, sino que soy de tal o cual sexo. Mi sexo supuestamente tendría que decir todo lo que soy. Es más patente todavía para las mujeres. Tota mulier in útero: la mujer está completamente definida por su útero. Los hombres, en cambio, son plenamente humanos, encarnan la especie, la universalidad, mientras que las mujeres serían específicas particulares, distintas.

Así mismo, los niños son niños, y sus reacciones son percibidas solamente como expresiones de niños, y no como de individuos; los adultos serán plenamente humanos, individualizados. Son la norma...

Muchos antirracistas o antisexistas, desgraciadamente, se niegan a acabar con la idea de naturaleza e intentan simplemente socavar la pertinencia de las categorías de sexo y de raza haciendo sus contornos lo más vagos posible. Esta táctica es particularmente evidente en lo que concierne al racismo cuando se resume en la formula "las razas no existen, hay solamente una raza humana". Respecto al sexismo, la afirmación equivalente "los sexos no existen" es demasiado abrupta, pero la propuesta según la cual "todos nos constituimos en partes masculina y femenina" es un substituto frecuentemente empleado. Estas formas de argumentación tienen en común la posibilidad de exponer sin poner en cuestión dos características fundamentales de la cercanía "naturalista": la transformación de los individuos en seres portadores de la esencia de su categoría, y la justificación del estatuto ético de los miembros de este grupo por los rasgos naturales que supuestamente les corresponden. La opinión dominante hoy no quiere renunciar a buscar su justificación en las intenciones de la naturaleza, ni discutir la pertinencia moral de los límites "naturales".

Naturaleza y especismo[9]

De hecho, existe un dominio en el cual la mayoría de la opinión no puede ser explicada de otra manera que por la adhesión a estos dos postulados, a pesar de que los que la comparten tienen pocas veces consciencia de ella. Se trata de la definición de seres de los cuales tendríamos que preocuparnos (los "pacientes morales"). ¿A quién "no tendríamos que matar", "dañar", "tratar como un simple medio para conseguir nuestros propósitos"? Generalmente, la respuesta es: los seres humanos, mientras que tendría que ser lógicamente: todos los que pueden padecer estos comportamientos. Existen pocos temas donde la "diferencia natural", en este caso de especie[10], es utilizada con muy poca precaución como frontera moral. Para los que así hemos excluido, se admite no solamente que su bien se confunde con "lo que la naturaleza previó para ellos", sino también que se les asimila en caso de necesidad con lo para que nos sirven: los gatos están hechos para cazar a los ratones, los carneros para ser esquilados y las gallinas para ser asadas.

¿Existen entonces caracteres naturales que justifican de forma evidente el hecho de no preocuparse de los intereses de los seres sensibles cuando no son humanos[11]? El simple hecho de preguntar es muchas veces juzgado como sacrilegio. Por lo tanto, si consideramos a los miembros concretos de la especie, tenemos la gran dificultad de encontrar un carácter que sea a la vez exclusivamente humano y presente en todos los humanos. Los rasgos distintos generalmente invocados no pertenecen a todos los humanos. Caracterizan un humano tipo, una naturaleza humana que nos gustó dibujar para las necesidades de la causa (y que corresponde a un humano adulto mentalmente sano). La definición misma del "humano" es en lo absoluto difusa. ¿Son humanos los fetos? ¿Quid de los espermatozoides o los óvulos? ¿Quid de los individuos en coma superado, que nos sentimos obligados a declarar en "muerte clínica" (mientras que están indudablemente vivos) para autorizarnos a "desenchufarlos"? El criterio del humano no corresponde en nada a una definición científica aceptable por cada uno, independientemente de sus prejuicios filosóficos o teológicos. Es también importante notar que los rasgos alegados para justificar la discriminación hacia los no humanos (la inteligencia, la razón, la libertad, el hecho de "haber salido de la naturaleza", etc.), no solamente son indefinidos, sino también que sobre todo no mantienen ninguna relación con lo que justifican supuestamente. Nos podemos felicitar aparte de que no sean tomados en serio respecto a los numerosos humanos que no son inteligentes, ni razonables, ni libres... Raramente, estos mismos argumentos son aceptados sin tergiversar cuando se trata de animales: no tenemos ningún escrúpulo en tratarlos de forma tal que, cada día en Francia, decenas de millones de ellos sienten el miedo, la angustia, el sufrimiento, el tedio, la rabia. Nuestras prácticas generan sensaciones – penosas, dolorosas o insostenibles – que desearíamos nunca sentir. Si tomaramos en serio estas contradicciones, podríamos cambiar nuestras prácticas individuales y colectivas para cesar inmediatamente lo esencial de este sufrimiento.

Hace más de dos siglos ya, Jeremy Bentham resumió en estos términos las objeciones que levanta una actitud especista:

Los franceses ya descubrieron que la negrura de la piel no es en ningún caso una razón para que un ser humano sea abandonado sin recursos al capricho de un verdugo. Reconoceremos quizás un día que el número de patas, la pilosidad de la piel, o la forma como se termina el sacrum son razones tan insuficientes para abandonar un ser sensible al mismo destino. ¿Y qué otro criterio tendría que trazar la línea incruzable? ¿Es la facultad de razonar, o quizás la de discurrir? Pero un caballo o un perro adulto son sin comparación animales más racionales y también más habladores que un niňo de un día, o aun de un mes. Y si no lo son ¿qué cambiaría? La pregunta no es: ¿pueden razonar? ni ¿pueden hablar? sino más bien: ¿pueden sufrir?[12]

Este día de liberación no ha llegado todavía, y hoy como ayer, la discriminación de la cual son víctimas los animales es tan arbitraria como el racismo, y la explotación – omnipresente, masiva, feroz – que resulta es por esto tan injustificable moralmente como lo era la esclavitud. Es un zócalo sobre el cual se edificó nuestra civilización. Se puede pensar que si el naturalismo ocupa todavía este lugar fundamental en nuestra cultura, es en gran parte porque es irremplazable para justificar el especismo.

Nuestra humanidad, en efecto, parece tomar valor solamente en proporción del desprecio acordado a los animales. Se define enteramente por contraste con la « animalidad », es decir con sus representantes más indicados de una Naturaleza a la cual se opone punto por punto : los humanos son individuos que poseen un valor intrínseco, tienen una historia, son racionales, conscientes y libres, han emergido con brillo del « estado de naturaleza », mientras que los animales son mecanismos funcionales del orden (la Naturaleza), especímenes de su especie, que actúan por su instinto[13] y presos de su naturalidad sin esperanza de remisión. Hemos dividido el mundo real en dos imperios que se definen uno por oposición al otro: uno, reinado de libertad y de individualidad, de dignidad exclusiva, el otro, reinado del determinismo y de la funcionalidad, de la ausencia de valor propio. Aceptamos entonces una doble moral, nacida del esencialismo cristiano: una moral de la igualdad en el seno del grupo « biológico » de la especie humana y una moral fundamentalmente elitista, jerarquizada, hacia los individuos de las demás especies. Es sobre la base del « elemento » jerárquico de nuestra moral que se han elaborado las discriminaciones racistas o sexistas: basta con restringir el grupo de los « iguales » y naturalizar las categorías apuntadas para trasladarlas « al otro lado de la barrera ». Prueba suplementaria, si se necesita, de la extrema arbitrariedad (y de la gran peligrosidad) de estas nociones de Humanidad y de Naturaleza, que sin embargo suponen fundar nuestra ética, y por consiguiente nuestra política.

De hecho, si existen diferencias radicales que establecer en lo real, no residen en las oposiciones entre natural y humano, natural y social, natural y artificial, innato y adquirido[14], etc. Desde un punto de vista científico, filosófico tanto como ético, no es esta distinción entre supuestos « seres de libertad » y « seres de naturaleza » la que parece en lo sucesivo pertinente, sino más bien la entre una materia sensible y una materia inanimada, entre estas cosas reales que experimentan sensaciones, que entonces sienten deseos y de este hecho actúan en función de fines que les son propios, y esas otras cosas que no sienten nada, que no tienen interés, a las cuales no les importa nada, que no dan ningún valor a los acontecimientos y ningún blanco a su existencia. Entre los seres sensibles y las cosas insensibles, entre los animales para resumir, y las piedras o las plantas. Más todavía que la existencia de una consciencia reflexiva, el « simple » hecho de que la materia pueda en meros casos revelarse capaz de experimentar sensaciones es por otra parte una impresionante enigma, y la explicación de este misterio será sin duda el desafió que tendrán que relevar las ciencias en el transcurso de este siglo que comienza.

Son las cosas vivas sensibles las que dan un valor a lo que viven. Los únicos valores que existen objetivamente son los que cada ser sensible da a su propia vida, a sus momentos vividos y al mundo que le rodea. En este sentido, el mundo no es insensato, absurdo, sino que tiene un sentido, ¡o más bien tiene muchos! Sentidos que no resultan de una totalidad, sino de cada uno de los seres que, separadamente, porque son sensibles, dan un sentido al mundo que les es propio. Las únicas cosas que tienen un valor propio por sí mismas son estos seres sensibles: nosotros todos, que sentimos el mundo, que sentimos nuestra vida, que sentimos el dolor y el placer, el deseo y la repulsión, que conocemos la intención, la voluntad y el rechazo. Nosotros todos: no solamente los humanos, sino también el conjunto de los seres dotados de sensibilidad.

La sensibilidad ha sido desvalorizada porque excluida de los valores evidenciados por el humanismo (la Razón, la Libertad, etc.). Constatamos no obstante estas últimas décadas una evolución hacia una toma en cuenta creciente del sufrimiento y del placer en sí mismo. Sabemos hoy que los cuidados paliativos para los humanos, y aun para los animales de compañía, se desarrollan por fin, y no queremos más por ejemplo operar a los recién nacidos sin anestesia[15]. Así mismo, empezamos a preocuparnos del bienestar de los animales de cría. Estamos desde luego lejos de una reivindicación de igualdad de consideración, pero es notable que una preocupación nueva aparece por los afectos, las sensaciones, las emociones, una valorización de lo sensible como tal. Pensamos que se trata de una emergencia de un movimiento que saca sus raíces de los siglos precedentes, que han visto en particular la sensibilidad al sufrimiento (la de sí y la de los demás) tomar una importancia progresiva. Este movimiento de atención creciente a nuestra vida sensible podría ser calificado de «sensibilista»... Pero no busquen en el diccionario, la palabra no figura todavía.

Terminar con la idea de naturaleza, reanudar con la ética y la política

La regla "obedecer a la naturaleza" carece de sentido. Es con el costo de amalgamas (en particular entre dos sentidos perfectamente distintos de la palabra "ley", que designa una regularidad o un mando) que una corriente de pensamiento multiforme pretende fundar una ética sobre el "respeto" del "orden natural" o la obediencia a las "leyes de la naturaleza". Volver a esta idea de naturaleza no es menos que un retroceso o una llamada de ordén.

Las ideas recibidas se propagan escapando a todo cuestionamiento crítico. Pero las propuestas vacías o falsas no se vuelven verdaderas a fuerza de repetición. Constituyen un peligro porque ofrecen una línea de conducta ilusoria o errónea frente a problemas bien reales. Invocar a la naturaleza en lugar de principios claros como medio de juicio es uno de los mayores defectos que discapacitan los numerosos movimientos contemporáneos que desean mejorar el mundo.

Invocar un criterio de naturalidad en lugar de un criterio de justicia permite asentar todas las injusticias. La ética es la búsqueda del bien. La única ética digna de este nombre es la que se aplica a todos los seres a quienes se puede cuidar o hacer daño, es decir a todos los seres conscientes (sensibles). Eso resulta del principio de justicia o de equidad: la igualdad, por definición, rechaza toda discriminación arbitraria.

Muchos prefieren hoy abismarse en la nostalgia de una « edad de oro » o de « modos de vida tradicionales armónicos » que nunca han existido, a luchar aquí y ahora por el advenimiento por fin de mundos que se preocupan de los demás mundos, de todos los demás. La política, si se quiere fundada sobre la ética, no tiene nada que ganar tampoco al querer plasmar sus valores sobre el sentimiento de la naturaleza.

Afortunadamente, no hay ninguna fatalidad naturalista: no está en la "naturaleza" de nadie el hecho de preferir una friolera reverencia al Orden a un debate abierto y contradictorio sobre lo que es justo o no hacer.




ARGUMENTO: “Es racional decir que quienes me perjudican por egoísmo actúan racionalmente”

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RESUMEN:¿Cuál es la relación existente entre la Ética, la universalidad y la racionalidad? ¿Se puede fundamentar la Ética en la racionalidad?, es decir, ¿una acción éticamente correcta es racional y una acción éticamente incorrecta es irracional? ¿es racional que alguien nos perjudique por su propio interés? ¿El egoísmo es racional? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.

Una de las cosas necesarias para satisfacer cualquier interés es que no debe ser frustrado. Por lo tanto es racional que alguien afirme que SUS intereses no deben ser frustrados, e irracional afirmar lo contrario. Esta norma sólo es racional si sólo existiera un único ser sintiente, pero la Realidad es que existen otros seres sintientes que también tienen intereses. Por lo tanto, como existe más de un ser sintiente, inferimos lógicamente que: «LOS intereses no deben ser frustrados». Por lo tanto es racional que alguien afirme que «LOS intereses no deben ser frustrados», e irracional afirmar lo contrario. El principio del egoísmo puro es «todos deben ir a favor de mis intereses», por lo tanto no es una ley universal, sino particular, arbitraria. El principio del egoísmo puro puede ser universalizable diciendo que «Todos deben ir a favor de SUS propios intereses», pero dicha afirmación es contradictoria con los propios intereses de cada sujeto. Lo racional es que todos los seres sintientes defiendan que los intereses no deben ser frustrados: «todos deben tener en cuenta todos los intereses».

Palabras clave: egoísmo racional, Ética, razón, universalidad

Algunas personas dicen que «satisfacer los propios intereses es egoísta». Sin embargo, satisfacer los propios intereses no implica que sea una conducta egoísta. Por ejemplo, divertirse y comer no implican una conducta egoísta. La conducta egoísta es aquella que, con el objetivo de satisfacer los propios intereses, menosprecia los intereses de los demás en circunstancias en las que dichos intereses no deberían ser menospreciados. La conducta egoísta puede manifestarse en pequeños detalles, pero se aprecia claramente cuando se menosprecian o ignora el interés a la salud/vida de los demás para satisfacer intereses secundarios. Por ejemplo, es una conducta egoísta divertirse a costa de otros seres sintientes (violar, tauromaquia, etc.) y comer a costa de matar a otros seres sintientes. A continuación explico por qué la conducta egoísta es irracional y por qué es éticamente incorrecta.

Algunas personas dicen que «la razón en la acción se aplica a los medios (“debe hacerse X para lograr Y”), pero no a los fines u objetivos que marcan nuestros intereses (“debe hacerse X”)». Por ejemplo, David Hume (1711-1776) afirmó que cualquier interés es racional porque «las pasiones eligen qué, las razones indican cómo», por ello Hume afirma en el libro II de su «Tratado de la Naturaleza Humana» (1739) que: «No es contrario a la razón el preferir la destrucción del mundo entero a tener un rasguño en mi dedo. No es contrario a la razón que yo prefiera mi ruina total con tal de evitar el menor sufrimiento a un indio o cualquier persona totalmente desconocida.». Por eso David Hume afirmaba que la razón es esclava de las pasiones y que por lo tanto Ética no se puede fundamentar racionalmente, lo cual se llama antirrealismo. Debido a dicha creencia, David Hume defendió el subjetivismo ético, según el cual nadie tiene la razón sobre qué es éticamente correcto e incorrecto.[1] Por ejemplo, según Hume, matar a los demás (o no matarles) no es racional ni irracional, sino que sólo es lo que alguien quiere hacer; para Hume lo racional/irracional sólo existe en los medios utilizados: sería irracional intentar matar a alguien a besos, lo racional es matarle con un arma. Sin embargo, Hume no se percató de que una de las cosas necesarias (medios) para satisfacer cualquier interés es que no debe ser frustrado. Por lo tanto es racional que alguien afirme que SUS intereses no deben ser frustrados, e irracional que afirme lo contrario. Sin embargo esta norma sólo es racional si sólo existiera un ser sintiente, pero la Realidad es que existen otros seres sintientes que también tienen intereses.[2] Por lo tanto, como existe más de un ser sintiente, inferimos lógicamente que: «LOS intereses no deben ser frustrados». Por lo tanto es racional afirmar que «LOS intereses no deben ser frustrados», e irracional afirmar lo contrario. Esta norma racional forma parte de la Regla de Oro de la Ética: «A priori, los intereses no deben ser frustrados».[3] El «a priori» quiere decir que no se deben frustrar los intereses de nadie, excepto si ante un dilema se estima que no frustrarlos producirá un mal mayor; esto es así porque existe una relación causa-efecto entre lo que se elige no hacer y lo que ocurre debido a dicha omisión[4]. Por todo ello, destruir el mundo y hacerle a alguien un rasguño en el dedo son conductas que siempre son irracionales porque frustran intereses, Hume se equivocó. Algunas personas que reconocen que sí que existen fines racionales/irracionales dicen lo siguiente:

Algunas dicen que es racional la norma «todos deben ir a favor de los intereses DE una determinada persona». Esta idea podríamos llamarla «egoísmo absoluto» y ha sido defendida por faraones, emperadores, reyes, dictadores, etc. Esta idea no es racional porque para que los intereses sean satisfechos no deben ser frustrados, independientemente de quién sean los intereses. Por lo tanto, el egoísmo absoluto no es racional, lo racional es que todos los seres sintientes defiendan que los intereses no deben ser frustrados.[3]

Algunas dicen que es racional la norma «cada uno debe defender que los demás deben ir a favor de sus intereses». Esta teoría es llamada «egoísmo puro». El egoísmo puro no es simplemente una norma general tal que «todos deben ir a favor de los intereses de B», sino que se refiere a que cada persona (A, B, C, D, etc.) afirma que «los demás deben ir a favor de mis intereses». El egoísmo puro es la norma según la cual todos «son faraones», es decir, es universalizar la norma del egoísmo absoluto. Es decir, no existiría una sola norma igual para todos, sino que cada persona defendería una norma diferente, siendo contradictorias unas normas con otras. En el capítulo 12 «Razón y Ética» de su libro «Ética Práctica», Peter Singer reconoce que el egoísmo puro no puede ser una norma ética «porque contiene una referencia no eliminable a una persona en particular», pero dice que el egoísmo puro es racional porque se puede universalizar: «todo agente racional aceptaría que la actividad puramente egoísta de otros agentes racionales es racionalmente justificable. El egoísmo puro podría ser adoptado racionalmente por todos». Sin embargo no es cierto que los seres sintientes acepten como racional que los demás tengan como norma el obligarles a hacer lo que ellos no quieren hacer. Por lo tanto, el egoísmo puro no es racional, lo racional es que todos los seres sintientes defiendan que los intereses no deben ser frustrados.[3]

Algunas personas dicen que es racional la norma «cada uno debe mirar por SUS propios intereses». Esta teoría es llamada «egoísmo puro universalizable» y es a lo que generalmente nos referimos cuando hablamos de «egoísmo». Según el egoísmo puro universalizable, «es racional afirmar que A debe favorecer sus intereses sobre los intereses de los demás», «es racional afirmar que B debe favorecer sus intereses sobre los intereses de los demás», etc. A diferencia de lo que ocurre con el egoísmo puro, el egoísmo puro universalizable no afirma que los demás deban mirar por nuestros intereses, sino que deben mirar por lo suyos, aunque esos intereses sean frustrar nuestros intereses, lo cual es contradictorio. Por lo tanto, el egoísmo puro universalizable no es racional, lo racional es que todos los seres sintientes defiendan que los intereses no deben ser frustrados.[3] Una vez demostrado que el egoísmo puro universalizable es irracional, voy a analizarlo más a fondo, pues esta idea irracional está muy expandida en las sociedades liberales (egocentristas).

Algunos egoístas dicen que «el egoísmo puro universalizable tiene como consecuencia una mayor satisfacción de intereses», como si esa fuera la verdadera razón por la que son egoístas. La idea según la cual «el egoísmo es racional» es el estándar de comportamiento postulado por la teoría de la elección racional en ciencia política y por la economía neoclásica, es la base teórica en la que se intentan fundamentar racionalmente el liberalismo y su sistema económico capitalista. El egoísmo no es vendible políticamente, pues ¿quién votaría a una persona que dice que su finalidad es mirar por sus propios intereses? Para evitar el fracaso electoral, los egoístas dicen que «el egoísmo beneficia a todos». Por ejemplo, Robert G. Olson, en su libro «The Morality of Self-Interest» (1965), dice: «Es más probable que el individuo contribuya al mejoramiento social cuando procura racionalmente sus mejores intereses de largo plazo». También podemos remontarnos a la obra «Un estudio sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones» (1776), escrita por el liberal Adam Smith (1723-1790), en la que apela a la «libertad»[5] de los empresarios para perseguir su propio interés, es decir, sus beneficios económicos, por los métodos adecuados (según su criterio) de producción, contratación, ventas, etc., no obstaculizado por la limitación legal o ética autoimpuesta de proteger el bien de los demás. Según Adam Smith, el egoísmo es la manera más eficaz de fomentar el bien común(3) porque dice que existe una «mano invisible» (los efectos dominantes del propio sistema de libre empresa) que coordina estas actividades económicas individuales no coordinadas. Según Adam Smith: «Cada individuo en particular pone todo su cuidado en buscar el medio más oportuno de emplear con mayor ventaja el capital de que puede disponer. Lo que desde luego se propone es su propio interés, no el de la sociedad en común; pero estos mismo esfuerzos hacia su propia ventaja le inclinan a preferir, sin premeditación suya, el empleo más útil a la sociedad como tal». Un político egoísta (liberal) debería decir «votadme porque como miro por mis intereses eso mejorará vuestro bienestar y eso me beneficiaría», pero no dirá eso. La idea de poner como objetivo el bien de la sociedad contradice la idea esencial del egoísmo, pues la finalidad del egoísmo no es respetar los intereses de los demás, sino satisfacer ilimitadamente los intereses propios aunque ello frustre intereses más importantes de los demás. Podemos deducir claramente que afirmar que «el egoísmo beneficia a la sociedad» se trata de una mentira mediante la que el «egoísta racional» pretende conseguir sus objetivos egoístas. Según Ayn Rand (1905-1982), como el sistema económico de libre mercado (capitalismo) se basa en el egoísmo (obtener el máximo beneficio para uno mismo al menor costo posible), es éticamente superior al sistema de economía planificada del socialismo.(4) Además, a continuación demuestro las consecuencias del egoísmo puro universalizable son peores que las consecuencias de la cooperación coordinada.

La Teoría del Equilibrio de Nash demuestra matemáticamente que lo mejor para la sociedad no es el egoísmo puro universalizable, sino la cooperacion coordinada. Como expliqué antes, el egoísmo puro universalizable no es racional, y ADEMÁS sus defensores afirman que si cada persona mira por sus intereses eso tendrá como consecuencia un mundo mejor que si nos preocupamos por los intereses ajenos. Sin embargo, el la teoría del equilibrio de Nash demuestra que el egoísmo universal no crea un mundo mejor. El equilibrio de Nash, en la teoría de juegos, es un «concepto de solución» para juegos con dos o más jugadores que demuestra que para maximizar las ganancias de todos no hay que competir, sino cooperar de manera coordinada. Un ejemplo de aplicación del equilibrio de Nash es el dilema del prisionero:


Además, aunque el mayor bien para uno mismo se obtuviera actuando de manera egoísta, ya sea individualmente o mediante colusión, en lugar de actuando cooperativamente(2), eso seguiría siendo irracional, pues se antepondría el sentimiento de amor a uno mismo sobre los intereses legítimos de otros individuos. Además, se buscaría maximizar el bien de manera parcial en uno mismo, en lugar de maximizarlo de manera absoluta en todos.





EVENTO: Día Internacional de los Derechos Animales 2017

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Durante este fin de semana se realizarán diversos actos por todo el planeta Tierra para conmemorar el Día Internacional por los Derechos Animales, que será este domingo 10 de diciembre. Algunos actos tendrán lugar este sábado 9. Por ejemplo, este sábado 9 de diciembre la organización Igualdad Animal realizará un acto en la Puerta del Sol de Madrid para reivindicar los Derechos Animales. El acto comenzará a las 11:00 horas (punto de encuentro frente a Calle Arenal) y terminará a las 13:00 horas. Así lo explica Igualdad Animal en su cuenta de Facebook: «En conmemoración por el Día Internacional de los Derechos Animales, el próximo sábado 9 de diciembre realizaremos un acto en el que, como en años anteriores, habrá una primera fila de activistas con animales que representarán distintas formas de explotación animal y el resto de activistas sujetaremos fotografías de rostros de animales de investigaciones realizadas por Igualdad Animal, representando a los millones que mueren cada día en todo el mundo.  Para tener una imagen homogénea y que dé solemnidad al acto, se pide vestir de negro y no traer bultos ya que no habrá ropero.»

Vivimos en sociedades antropocentristas[1] y egocentristas[2] que discriminan arbitrariamente a quienes no son humanos, lo cual se llama especismo[3]. El especismo es una incoherencia en el razonamiento ético que casi siempre va acompañada de violencia. Millones de seres sintientes están siendo maltratados: son hacinados, son golpeados, amputan sus cuerpos, son violadas, se les omite auxilio, son asesinados, etc. La violencia viola la Regla de Oro de la Ética: A priori, los intereses no deben ser frustrados.[4] Por eso la Ética es sensocentrista[5], pues el deber ético se origina en los intereses de los seres sintientes, no en la especie humana, ni en la raza, ni en el sexo, etc.

A título individual tenemos el deber ético de respetar el derecho ético a la salud/vida de los demás seres sintientes, así como los demás tienen el deber ético de respetar el nuestro. Mediante el activismo debemos promover la expansión de esta idea con el objetivo de que una mayoría política la materialice aprobando una ley de Derechos Animales que contenga el derecho legal a la salud/vida.[6]

Es importante que las personas que componemos el movimiento por los Derechos Animales dejemos claro que defendemos el derecho a la salud/vida para que los antropocentristas y su industria de la explotación animal no pueda manipular nuestro movimiento. A continuación muestro un ejemplo de un intento de manipulación junto con mi comentario sobre la noticia (en color azul).



Si conoces algún otro evento por el Día Internacional de los Derechos Animales 2017 puedes comentarlo y lo añado al artículo. Muchas gracias.



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