RESUMEN:¿Una afirmación es verdadera dependiendo de que sea apoyada por la mayoría? ¿una acción es éticamente correcta porque la hace la mayoría? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí vamos a responder. Cuando algo es dicho o hecho por la mayoría de las personas se suele decir que ese algo es «normal», el problema es que se suele asociar la idea de «normal» con la idea de «verdad» y de «éticamente correcto». Las personas que hacen dicha asociación de ideas están utilizando la falacia ad populum, pues tanto la verdad de un hecho como la verdad de un razonamiento ético no dependen de lo que la mayoría de las personas digan o hagan. Esto es así porque la «verdad» o «realidad» es independiente de que se piense o no se piense sobre ella; y lo éticamente correcto se basa en la Lógica, cuyos axiomas básicos tampoco dependen de opiniones. Por lo tanto, del hecho de que la mayoría de personas legitimen la explotación y matanza de animales no humanos mediante el consumo de productos de origen animal no se puede deducir que dicha práctica sea éticamente correcta. Palabras clave: ad populum, democracia, falacia, normal, política, referéndum, votar |
Algunas personas dicen que si algo lo dice o lo hace la mayoría de la gente, es decir, si ese algo es «normal», entonces ese algo es verdad o éticamente correcto. Por ejemplo, algunas personas creen que explotar y matar animales no humanos para consumir sus cádáveres es éticamente correcto porque lo hace la mayoría de la gente. También es habitual encontrarnos con políticos que apelan a la mayoría para hacer ciertas cosas, incluso muchas de las veces sin consultarlo previamente mediante un referéndum.
Hay que hacer notar que con este argumento no se pretende decir que algo es correcto porque sea una tradición[1] (por vigencia en el tiempo), sino porque lo dice o realiza la mayoría de personas (por cantidad). Algunas tradiciones, como la tauromaquia, pueden ser minoritarias, pero otras, como consumir productos de origen animal, pueden ser mayoritarias y entonces quien apela a la tradición también puede reforzar su argumento diciendo que dicha tradición es apoyada por la mayoría de la gente.
Formulamos de forma más clara el argumento que utilizan dichas personas. Las premisas y la conclusión serían las siguientes:
Hay que hacer notar que con este argumento no se pretende decir que algo es correcto porque sea una tradición[1] (por vigencia en el tiempo), sino porque lo dice o realiza la mayoría de personas (por cantidad). Algunas tradiciones, como la tauromaquia, pueden ser minoritarias, pero otras, como consumir productos de origen animal, pueden ser mayoritarias y entonces quien apela a la tradición también puede reforzar su argumento diciendo que dicha tradición es apoyada por la mayoría de la gente.
Formulamos de forma más clara el argumento que utilizan dichas personas. Las premisas y la conclusión serían las siguientes:
ESTRUCTURA DEL ARGUMENTO: P1: La mayoría de la gente dice o hace X. C: X es verdad o éticamente correcto. |
RESPUESTA VEGANA:
Este argumento puede rebatirse de las siguientes maneras:
(i) Se utiliza el argumento ad populum, el cual es una falacia. Argumentar que «La mayoría dice o hace tal cosa, por lo tanto dicha cosa es verdad o éticamente correcta» es un argumento falaz conocido como ad populum o sofisma populista (popular appeal or appeal to the majority). La falacia ad populum se trata de una simple variedad de la falacia ad verecundiam, pero siendo la autoridad una mayoría de personas en lugar de una sóla.
Aunque la inmensa mayoría de personas digan o hagan algo eso no demuestra que ese algo sea verdad ni que sea éticamente aceptable: una mayoría de personas no determina cómo ES la realidad ni cómo DEBEMOS comportarnos. Veamos por qué esto es así:
- Si la verdad dependiera del número de personas que afirman algo entonces no existiría la verdad, pues también sería posible que dichas personas afirmaran lo contrario sobre el mismo hecho. La verdad es siempre verdad, ésta no depende de la opinión de nadie; esto es así porque la conciencia y sus opiniones existen gracias a que la materia existe[2].
- Si la valoración ética de un hecho dependiera del número de personas que lo consideran aceptable entonces no existiría la ética, sino meras convenciones sociales aceptadas mayoritariamente en una determinada época o sociedad. Defender dicha idea nos lleva al relativismo ético, el cual ya mostramos que es ilógico[3]. Que un acto sea «normal» en una época histórica o lugar concreto no nos garantiza que éticamente sea un acto correcto. Así lo expresó León Tolstoi (1828-1910) en su novela Guerra y paz:
"…y empezó la guerra, es decir, ocurrió un hecho opuesto a la razón humana y a la naturaleza humana. Millones de hombres perpetraron, unos contra otros, tan innumerables crímenes, fraudes, traiciones, robos, incendios y asesinatos como en siglos enteros no se registran en los anales de todos los tribunales del mundo, pero aquellos que los cometieron no los veían en ese momento como crímenes."León Tolstoi
