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Argumento: "El aborto inducido es éticamente incorrecto porque un cigoto humano es un humano"

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PROLEGÓMENO: En esta entrada partimos aceptando que no es contradictorio que un vegano esté a favor del aborto inducido de individuos no sintientes. Según numerosos estudios científicos, los embriones humanos no comienzan a sentir hasta la semana 22, por lo tanto, no es contradictorio que un vegano practique un aborto antes de dicho momento, siempre intentando hacerlo lo antes posible para tener mayor garantía de que no estamos frustrando los intereses fundamentales de nadie[1].

En esta entrada vamos a contestar a las siguientes preguntas: ¿por qué los antiabortistas se oponen al aborto inducido de humanos y no al aborto inducido de animales no humanos? ¿por qué razón es éticamente incorrecto matar a un humano?

Existen veganos que se oponen aborto inducido desde el mismo momento de la fecundación, independientemente de que éste se realice en humanos o en animales de otras especies, pues dicen que los seres vivos deben ser respetados[2]. La presente entrada no va dirigida a estos veganos biocentristas sino a quienes no son veganos y se oponen al aborto por otras razones, como explicamos a continuación.

Los antiabortistas -que por marketing se hacen llamar grupos pro-vida, dicen que matar a un humano, animal de la especie Homo sapiens, siempre es éticamente incorrecto, por lo que estas personas se oponen al aborto inducido desde que se produce la fecundación del óvulo. Por ello se oponen al uso de píldoras del día después, se oponen a la fecundación in vitro(1), y también se oponen a la creación, uso y destrucción de las células madre embrionarias[3] como defiende Leon Kass, etc. En el siguiente desplegable exponemos brevemente la historia sobre el rechazo al aborto:


Los antiabortistas dicen que matar embriones humanos siempre es éticamente incorrecto, pero no ven ningún problema ético en matar embriones de animales de otras especies. Por lo tanto, para saber si es éticamente correcto o incorrecto matar a uno de los cuatro embriones de 7 semanas que aparecen en la imagen adjunta, estas personas necesitan saber si el ADN del embrión es de un humano o de un animal de otra especie. Esto es debido a que estos antiabortistas son antropocentristas.

Los antropocentristas antiabortistas consideran que cuando un espermatozoide humano fecunda un óvulo humano se crea un individuo humano y que, por lo tanto, matarlo es un asesinato. En España, el asesinato se castiga con una pena que va de los 15 a los 20 años de cárcel. En cambio, estas personas no tienen reparos éticos en esclavizar y en matar a individuos cuyo ADN no sea el de un humano. Para estas personas, el principal criterio éticamente relevante para respetar a un individuo es la especie, no que un individuo sienta y tenga intereses.

Los argumentos que los antropocentristas antiabortistas dan para oponerse al aborto inducido de humanos desde el mismo momento de la fecundación son básicamente de dos tipos:

- Argumentos que se basan en criterios cuya posesión no puede ser comprobada. Usan criterios como el alma[4], el espíritu[5] y otros criterios que no pueden ser comprobados de ninguna manera, por lo que sostener su validez para establecer una diferenciación ética antropocéntrica resulta puramente arbitrario. Por esta razón, muchas veces estos argumentos religiosos son disfrazados mediante el siguiente argumento.

- Argumento que apela a la defensa de individuos con ADN humano. Defienden que los humanos deben ser respetados porque son humanos (antropocentrismo). Este es el argumento en el que nos centraremos en esta entrada.

Otros argumentos son usados para oponerse al aborto inducido, no de manera absoluta, sino a partir de un determinado momento del embarazo, y son básicamente los siguientes: el nacimiento, la viabilidad o dependencia y el movimiento del embrión.

Otro argumento que usan los antiabortistas es aquel que tiene en cuenta el valor total del mundo: "matar a un cigoto humano es éticamente incorrecto porque priva al mundo de un futuro ser intrínsicamente valioso". En este caso se vendría a decir que un mundo con un humano más sería un mundo mejor que el mundo actual, pues ese nuevo humano añadiría más valor intrínseco al mundo y, por lo tanto, al abortar se estaría impidiendo un mundo mejor. Este no sería un argumento contra el aborto, pues una mujer puede abortar y luego volverse a quedar embarazada, sino un argumento en defensa de que las mujeres tengan el máximo número de hijos posibles. es decir, a favor de la superpoblación. El lugar adecuado para tratar este tema podría ser la entrada sobre adopción de animales (ayudar a individuos existentes) frente a la compra de animales (promover la reproducción de más animales)[6].


Formulamos de forma más clara el argumento que utilizan dichas personas. Las premisas y la conclusión serían las siguientes:

ESTRUCTURA DEL ARGUMENTO:

P1: "La principal característica éticamente relevante para respetar a un individuo es que tenga ADN humano".
P2: "Un óvulo humano fecundado es un humano, pues tiene ADN humano".
C1: Como P1 y P2 son verdaderas entonces "El aborto inducido es éticamente incorrecto".


RESPUESTA VEGANA:

Este argumento puede rebatirse de las siguientes maneras:

En esta entrada vamos a rebatir el antropocentrismo usando para ello el tema del aborto, pues es en este debate donde la pureza del especismo antropocéntrico se ve más claramente, ya que éste no puede apelar a la racionalidad y a otras falacias comunes.

(i) No existe un individuo humano plenamente diferenciado hasta el día 14 después de la fecundación. Decir que un cigoto es un humano porque tiene ADN humano sería como decir que cada célula de nuestro cuerpo es un humano porque cada una de ellas tiene ADN humano y que, por lo tanto, cada humano está formado por millones de humanos diminutos. Para evitar este absurdo, el genetismo sustancialista afirma que "en el momento mismo de la unión de los cromosomas haploides de los gametos en la primera célula diploide ya existe un ser humano individual plenamente diferenciado".

La existencia de un individuo humano plenamente diferenciado ocurre el día 14 después de la fecundación, pues antes de dicho día el embrión -o preembrión- puede dividirse para dar lugar a gemelos idénticos, por lo que es imposible hablar de individualidad. La aparición del surco primitivo, que ocurre el día 14 después de la fecundación (después de la implantación del blastocisto en la pared uterina, hacia los días 6‐8 después de la fertilización), determina el momento a partir del cual ya no se puede dividir el preembrión para producir gemelos idénticos, pero en ese momento todavía no existe el tubo neural que dará origen al sistema nervioso.


"Supongamos que tenemos un embrión en un recipiente en un laboratorio. Si pensamos en este embrión como la primera etapa de un ser humano individual, podríamos llamarlo María. Pero ahora supongamos que el embrión se divide en dos embriones idénticos. ¿Sigue siendo uno de ellos María, y el otro Ana? Si es así ¿cuál de ellos es María? No hay nada que distinga a las dos, ni manera de afirmar que al que llamamos Ana se dividiera del que llamamos María, o al revés. ¿Podríamos decir, entonces, que María ya no existe y que ahora tenemos a Ana y a Elena? Pero, ¿qué le ocurrió a María? ¿Murió? ¿Debemos guardar luto por ella? Estas especulaciones son absurdas, ya que partimos de pensar en el embrión como un individuo en un momento en el que solo es un conjunto de células. Por tanto, hasta que haya pasado la posibilidad de una división embrionaria, es incluso más dificil mantener que el embrión sea un humano, en un sentido moralmente pertinente, que mantener que el feto sea un ser humano en un sentido moralmente pertinente. Esto sirve de base para la legislación y las directrices en Gran Bretaña y algunos países más que permiten la experimentación embrionaria hasta los 14 días posteriores a la fecundación. Pero por motivos ya analizados, y otros que estamos a punto de tratar, este límite es todavía innecesariamente restrictivo."Peter Singer, Ética práctica


La secuencia muestra los 3 primeros días de un embrión de ratón
después de la fertilización (equivalente a los primeros 5 días del
embrión humano) hasta la etapa de blastocito (Link)

Por lo tanto, incluso desde el punto de vista ético de un antropocentrista, es absurdo estar en contra de matar a embriones humanos de menos de 14 días: el antiabortismo desde el mismo momento de la fecundación es absurdo, se mire como se mire. Los antiabortistas que asumen lo aquí dicho, defienden que lo éticamente relevante para respetar a individuos plenamente diferenciados es que estos tengan ADN humano. La razón que estas personas dan para considerar y respetar éticamente a los individuos (plenamente diferenciados) de la especie humana es que son humanos: "los humanos deben ser respetados porque son humanos". Ahí acaba todo... Esto es rebatido en el siguiente punto.


(ii)Decir que debemos respetar a los humanos porque son humanos es hacer uso de la falacia de petición de principio, produciendo la discriminación arbitraria de otros individuos éticamente considerables. En cuanto a la consideración y respeto a los demás, el mero criterio de pertenecer a un grupo es arbitrario, se llame este grupo como se llame: "humanos", "nación", "piel blanca", "familia", "aliens" o "bóvidos"[7]. Lo importannte para respetar a los demás es que estos puedan ser perjudicados o beneficiados con nuestras acciones, y para ello es necesario diferenciar entre cosa y sujeto. El antropocentrismo asume la falacia de petición de principio a la hora de respetar a otros, llevando a los antiabortistas a un profundo error: respetan a cosas (embriones humanos no sintientes) mientras al mismo tiempo defienden la esclavización y el asesinato de sujetos de otras especies (especismo).


(iii) El nacimiento, la viabilidad o dependencia y el movimiento del embrión son criterios éticamente irrelevantes en la cuestión del aborto. Algunas personas defienden el aborto inducido marcando una línea que consideran éticamente significativa a partir de la cual consideran que es éticamente correcto realizarlo, no antes. El problema es que esas líneas que establecen son éticamente irrelevantes:

- Nacimiento. Esta es la línea éticamente significativa que mejor encaja con planteamientos liberales. Esta línea lleva a considerar que es éticamente incorrecto matar a un bebé prematuro de seis meses, y a considerar que es éticamente correcto matar a un feto que va a nacer el día siguiente, aunque este último esté mucho más desarrollado. Pero un feto y un bebé es la misma entidad, ya se encuentre dentro o fuera del útero, ¿por qué razón es éticamente incorrecto matar bebés? ¿sólo porque están fuera del útero?... Si la razón para defender el aborto inducido es que tenemos el derecho a sacar de nuestro cuerpo a otro individuo entonces esa razón es una razón para sacarlo, no para matarlo.

- Viabilidad o dependencia. Es la línea que marcó el Tribunal Supremo de EEUU en el caso de Roe contra Wade, en este caso haciendo uso de la falacia del argumento de potencialidad para un feto viable[8]. Esta línea lleva a considerar que es éticamente incorrecto matar a un embrión viable, es decir, a un embrión que puede vivir fuera del cuerpo de la madre, y a considerar que es éticamente correcto matar a los embriones que son dependientes de ella. Este enfoque presenta, al menos, tres objecciones, ordenadas de menor a mayor importancia: 1) En el caso de hacer uso de la falacia del argumento de potencialidad, podemos afirmar que el feto no viable es tan adulto potencial como el feto viable. 2) El momento en el que el feto puede sobrevivir fuera del cuerpo de su madre varía según el nivel de tecnología, tanto en época como en lugar, pero el feto sigue siendo el mismo. No parece que sea coherente que, por ejemplo, sea éticamente incorrecto que una mujer con un feto de seis meses aborte en EEUU, pero que sea éticamente correcto si aborta en Somalia, donde no hay tecnología para mantener con vida a bebés prematuros. O que tiempo atrás fuera éticamente correcto matar a un feto de seis meses y que ahora sea incorrecto. 3) El hecho de que un feto sea dependiente de la mujer que lo gesta no parece una situación éticamente distinta de la situación en la que se encuentra un humano extrauterino que es completamente dependiente de su madre o de otros para sobrevivir.

- Movimiento del embrión. Es la línea utilizada en el vídeo antiabortista "El grito silencioso", del año 1984(2). Los estudios con ultrasonidos han demostrado que el embrión de la especie humana empieza a moverse unas seis semanas después de la fecundación -antes de que la mujer sienta dicho movimiento, de igual manera que los embriones de otras especies también se mueven durante la gestación y después de ella. Esta línea lleva a considerar que es éticamente incorrecto matar a seres vivos que se mueven, y a considerar que es éticamente correcto matar a seres vivos que no se mueven. Lo que ocurre es que la mera reacción de un ser vivo ante estímulos no implica que dicho ser vivo tenga experiencias, independientemente de que no tenga un sistema nervioso (plantas, hongos, bacterias, etc.)[9] o de que lo tenga (estrellas de mar, hydras, etc.)[10].

La línea éticamente significativa en el embarazo la que marca la capacidad para sentir del feto. Esto es lo que explicamos en el siguiente punto.


(iv)La principal característica éticamente relevante es la capacidad para sentir. Si un ser vivo no tiene capacidad para sentir entonces carece de experiencias, no tiene intereses, por lo tanto, no se perjudica a alguien si se le mata. En cambio, los individuos con capacidad para sentir tienen intereses, por lo tanto, estos pueden ser perjudicados o beneficiados. La capacidad para sentir es la característica que marca la diferencia ética entre una cosa y un sujeto[11].

Un cigoto humano es un humano en proceso de formación que carece de las condiciones materiales necesarias (existencia de un cerebro activo) para poseer una teoría de la mente que le permita sentir. Según, el artículo "La formación de la persona durante el desarrollo intrauterino, desde el punto de vista de la neurobiología", publicado en 2005, el feto humano es incapaz de tener sensaciones conscientes y, por tanto, de experimentar dolor antes de la semana 22-24[12]:

"Los primeros receptores cutáneos se empiezan a formar entre las semanas 8 y 10 de la gestación, y desde la octava semana pueden producirse reflejos espinales. Sin embargo, las neuronas sensoriales de los ganglios de las raíces dorsales (vías aferentes a la médula espinal), que responden a los estímulos nociceptivos (dañinos o dolorosos), no aparecen sino hasta la semana 19. Esto, además, no es suficiente para la percepción consciente del dolor, ya que ésta no puede ocurrir mientras no se establezcan las vías nerviosas y las sinapsis (conexiones funcionales entre las neuronas) entre la médula espinal y el tálamo (un núcleo neuronal situado en el diencéfalo o parte más primitiva, en el interior de la masa cerebral donde se procesan todas las sensaciones), y entre el tálamo y la corteza cerebral. Estas conexiones no pueden formarse todavía porque, hasta las semanas 12‐13 no hay aún corteza cerebral, sino apenas la llamada placa cortical que le dará origen. A esta placa llegan las vías nerviosas desde el tálamo (conexiones tálamo‐corticales), pero esto ocurre hasta las semanas 23‐27 de la gestación. En este período tiene lugar no sólo la multiplicación de las neuronas, sino también su migración entre las distintas capas de la corteza. Por esta razón, la capacidad de respuesta eléctrica de la corteza a estímulos sensoriales se alcanza hasta la semana 29, y la actividad eléctrica de la corteza cerebral característica de un estado despierto (diferente del sueño), identificada mediante el electroencefalograma, no se detecta sino hasta la semana 30 de la gestación (Refs. 4‐14). En cuanto a los movimientos reflejos y contracciones faciales en respuesta a estímulos, éstos no ocurren sino hasta las semanas 28‐30, y no parecen ser signos de percepción de sensaciones o de dolor puesto que también se observan en fetos anencefálicos (Refs. 15 y 16).

Todos estos estudios han establecido sin lugar a dudas que el feto humano es incapaz de tener sensaciones conscientes y por tanto de experimentar dolor antes de la semana 22-24. Esta es la conclusión a la que llegaron los autores de la referencia 4, basados en un análisis de más de 2000 trabajos científicos publicados hasta junio de 2005. Probablemente no es una coincidencia que es justamente hasta las semanas 22-24 cuando el producto puede ser viable fuera del útero (aunque con muchas dificultades). Es claro entonces que, si hasta este tiempo de la gestación el feto no puede tener percepciones, por carencia de las estructuras, las conexiones y funciones nerviosas necesarias, mucho menos es capaz de sufrir o de gozar". Ricardo Tapia, "La formación de la persona durante el desarrollo intrauterino, desde el punto de vista de la neurobiología", 2005.

Quien, admite que no se perjudican los intereses de "alguien" cuando se mata a un embrión no sintiente, pero dice que un embrión no sintiente debe ser respetado porque en el futuro tendrá capacidad para sentir, está utilizando el argumento de la potencialidad, el cual es una falacia[8].


(v) Quien no existe no puede ser perjudicado. Algunos antiabortistas sostienen que: "quienes están a favor del aborto es porque ya existen, si no existieran entonces estarían en contra". Este argumento falla porque no tiene en cuenta que cuando cada uno de nosotros no existía no nos podían perjudicar, de igual manera que hoy no podemos perjudicar a quienes no existen. Por lo tanto, si no existe nadie no se puede perjudicar a nadie(3).

Una variante de este argumento es aquella en la que el antiabortista desvía su condena desde el acto de matar a lo que las personas existentes pueden ofrecernos a los demás. Por ejemplo, si la madre de Beethoven hubiera abortado entonces no hubieramos podido disfrutar de la música de un "genio no existente"; pero también es verdad que esa madre podría haber sido, por ejemplo, la madre de Hitler, pues en ese momento no hubiéramos sabido quien iba a ser su hijo. Por lo tanto, al no crear a una nueva persona desconocemos las consecuencias de haber tomado esa decisión.


CONCLUSIÓN: La defensa ética de individuos con un determinado tipo de ADN carece de sentido, pues la razón por la cual debemos respetar a otros individuos es porque tienen intereses. Según más de 2000 trabajos científicos publicados hasta junio de 2005, un feto humano es incapaz de tener sensaciones conscientes y, por tanto, de experimentar dolor antes de la semana 22-24. Antes de la semana 22 el feto no siente, es decir, no tiene intereses, por lo tanto, no es alguien a quien podamos perjudicar si lo matamos; pero si se tiene la intención de abortar entonces se debe abortar lo antes posible, para garantizar que el embrión carece de intereses. No obstante, deben usarse métodos anticonceptivos para que no se produzcan embarazos indeseados y para protegerse de enfermedades de transmisión sexual. En humanos, a partir de la semana 22 de embarazo es muy probable que el feto tenga capacidad para sentir y entonces matarlo es éticamente incorrecto, es un asesinato. Un margen de seguridad podría establecerse en la semana 20 del embarazo (hasta los 5 meses).




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