RESUMEN:¿Qué es el ecologismo? ¿qué es el ecocentrismo? ¿debemos dar prioridad a los ecosistemas y a las especies sobre los intereses de nosotros los seres sintientes? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.
El ecocentrismo es el criterio según el cual la conservación de «especies» y de «ecosistemas» debe tener prioridad sobre todo lo demás. Sin embargo, la inmensa mayoría de quienes se autodenominan «ecologistas» no defienden el ecologismo porque no son ecocentristas, sino que son antropocentristas con preocupaciones ambientales. El ecocentrismo parece descansar en la idea de que existe un «equilibrio en la naturaleza» que es sostenido por las especies y los ecosistemas. La idea de que existe un «equilibrio en la naturaleza» que es sostenido por las especies y los ecosistemas queda rebatida por el hecho de que todo es naturaleza y de que el «equilibrio de la naturaleza» es un mito religioso, no existe ningún equilibrio en el todo. Si un ecosistema y una especie tienen valor es porque contienen seres con valor intrínseco, es por esta razón por la que los ecosistemas y las especies están subordinadas a los intereses de dichos individuos, y no al revés. El deber se origina en los seres que tienen intereses, no de la arbitrariedad de los ecologistas.
Palabras clave: biocenosis, ecocentrismo, ecologismo, holismo
El ecocentrismo es el criterio según el cual la conservación de «especies» y de «ecosistemas» debe tener prioridad sobre todo lo demás. Sin embargo, la inmensa mayoría de quienes se autodenominan «ecologistas» no defienden el ecologismo porque no son ecocentristas, sino que son antropocentristas con preocupaciones ambientales. El ecocentrismo parece descansar en la idea de que existe un «equilibrio en la naturaleza» que es sostenido por las especies y los ecosistemas. La idea de que existe un «equilibrio en la naturaleza» que es sostenido por las especies y los ecosistemas queda rebatida por el hecho de que todo es naturaleza y de que el «equilibrio de la naturaleza» es un mito religioso, no existe ningún equilibrio en el todo. Si un ecosistema y una especie tienen valor es porque contienen seres con valor intrínseco, es por esta razón por la que los ecosistemas y las especies están subordinadas a los intereses de dichos individuos, y no al revés. El deber se origina en los seres que tienen intereses, no de la arbitrariedad de los ecologistas.
Palabras clave: biocenosis, ecocentrismo, ecologismo, holismo
Algunas personas creen erróneamente que defender a los animales es ecologismo. Sin embargo, el ecologismo y animalismo se diferencian en que el ecologismo se preocupa por lo que les ocurre a especies y a ecosistemas, y el animalismo se preocupa por lo que les ocurre a animales concretos, más allá de la especie animal humana. El animalismo que se origina desde el antropocentrismo pide que se respete el derecho a la salud/vida de algunos animales no humanos, especialmente se refieren a perros, gatos, toros, etc. El animalismo que se origina desde el sensocentrismo pide que se respete a los animales porque son seres sintientes, lo cual por coherencia lleva a la práctica del veganismo. Podemos afirmar que los veganos son animalistas coherentes. Además, la defensa de todos los animales lleva por lógica a defender que estos vivan en condiciones ambientales adecuadas para la salud/vida. Por ejemplo, Óscar Horta en su artículo «Tomándonos en serio la consideración moral de los animales: más allá del especismo y el ecologismo» explica la diferencia entre animalismo y ecologismo de la siguiente manera:
“Hemos visto las razones por las cuales hemos de considerar moralmente de modo pleno a todos los animales sintientes. Lo novedoso de esta posición hace que mucha gente, no familiarizada con los argumentos arriba presentados, pueda entender que esta es una posición de carácter ecologista, o semejante a esta. Ésta es, sin embargo, una CONFUSIÓN MAYÚSCULA. Como veremos, ambas posturas se encuentran en polos opuestos en lo que toca tanto a los principios en los que se basan como a las consecuencias que prescriben. Mientras los críticos del especismo se centran en la capacidad de sufrir y disfrutar, los éticos medioambientales dan valor intrínseco bien a las especies o a los ecosistemas en conjunto, como sucede en el caso de las posiciones denominadas “holistas” –como ha sostenido Callicott (1989)–, bien a todos los seres vivos, como ocurre con las posiciones denominadas “biocentristas” –que han defendido teóricos como Goodpaster (1978) o Taylor (1986)–.[…]” — Óscar Horta, «Tomándonos en serio la consideración moral de los a nimales: más allá del especismo y el ecologismo»
La mayoría de las personas que se autodenominan «ecologistas», realmente no lo son.El ecocentrismo es el criterio según el cual la conservación de «especies» y de «ecosistemas» debe tener prioridad sobre todo lo demás. La puesta en práctica del ecocentrismo se llama ecologismo; aquí lo llamaré ecologismo real. Sin embargo, la inmensa mayoría de quienes se autodenominan «ecologistas», incluidos los de Greenpeace, no defienden el ecologismo porque no son ecocentristas, sino que son antropocentristas con preocupaciones ambientales. Por lo tanto estos dan preferencia a los intereses humanos (a la industrialización, a la plaga humana, etc.) sobre la conservación de especies y de ecosistemas, y prederencia a estos sobre el resto de seres vivos. Debido a las contradicciones del antropocentrismo[1], los antropocentristas «ecologistas» cada vez tienen más preocupaciones animalistas, por ejemplo rechazando actividades que no contaminan: la tauromaquia, circos con animales, etc. Por ejemplo, Javier Yanes en su artículo «El ecologismo no debe caer en la trampa animalista» defiende un «ecologismo» antropocentrista; artículo al que posteriormente respondió Óscar Horta desde el sensocentrismo mediante su artículo «Atacando a la defensa de los animales desde el ecologismo».

Algunas personas dicen que debemos conservar todos los ecosistemas y especies porque si alguno desaparece eso rompería el «equilibrio de la naturaleza». Linkola y otros «ecologistas» hablan de «la armonía que existe en la naturaleza», de «un equilibrio que subyace en todo» y que es sostenido por las especies y por los ecosistemas. La idea de que existe un «equilibrio en la naturaleza» queda rebatida por el hecho de que todo es naturaleza[2] y de que el «equilibrio de la naturaleza» es un mito religioso, no existe ningún equilibrio en el todo[3].
Algunas personas dicen que se deben respetar los ecosistemas y las especies por encima de los seres sintientes, incluidos los seres humanos. Un ser tiene valor intrínseco cuando se puede valorar a sí mismo, para lo cual es necesario que tenga interés en ello, y esto sólo es posible si tiene una conciencia. Los ecosistemas y las especies no tienen intereses, pues son abstracciones o conceptos, son conjuntos, por lo tanto, ambos carecen de valor intrínseco.Si un ecosistema y una especie tienen valor es porque contienen seres con valor intrínseco, es por esta razón por la que los ecosistemas y las especies se deben subordinan a los intereses de dichos individuos, y no al revés. El deber se origina en los seres que tienen intereses[4], no de la arbitrariedad de los ecologistas. Es cierto que la superpoblación y la contaminación nos perjudica a todos los seres sintientes, pues daña el medio ambiente que nos da sustento (comida, agua, aire), pero parece que el medio más efectivo para lograr la reducción de la población mundial y de la contaminación es la concienciación, unida ésta a medidas políticas que presionen hacia dicha dirección en lugar de hacia el fomento de la natalidad[5] y de la contaminación.