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Argumento: "La omisión de auxilio es éticamente correcta, pues sólo tenemos el deber de respetar a los demás"

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PROLEGÓMENO: El debate sobre la responsabilidad ética frente a quienes necesitan auxilio se puede debatir independientemente de si los contertulios son o no son especistas[1]. Y, como vimos, la apelación a la naturaleza es una falacia informal, pues no es cierto que todo lo “natural” es bueno y que todo lo “no natural” es malo[2](1) sino que dicha valoración depende de si los intereses del individuo son afectados positiva o negativamente, respectivamente; por esta razón la defensa de la omisión de auxilio no puede sostenerse diciendo que se produce un perjuicio "natural".

La finalidad de la presente entrada es responder a las siguientes preguntas: ¿es éticamente correcto no prestar auxilio (la omisión de auxilio) a quien necesita ayuda para poder seguir viviendo? ¿somos responsables de las consecuencias de “no hacer nada”?

Palabras claves: causa-efecto, responsabilidad, derecho de auxilio, caridad, asesinato por omisión, anarcocapitalismo, liberalismo, socialismo


Algunas personas dicen que es éticamente incorrecto frustrar los intereses básicos de los demás, por ejemplo, matando a inocentes que tienen interés en seguir viviendo; estamos de acuerdo: no debemos ser la causa que produce la muerte de otros.

En la actualidad se acepta mayoritariamente que si una persona A es la causante de un perjuicio, voluntario o involuntario, a otra persona B entonces la primera es éticamente responsable de lo sucedido y, por lo tanto, está éticamente obligada a prestar auxilio a la segunda en el supuesto caso de que la situación en la que se encontrara ésta lo requiriera, pues si decide no prestar auxilio también sería responsable de las consecuencias derivadas de dicha omisión. Por lo tanto, en tal caso, podemos hablar del deber de prestar auxilio de la persona A y del derecho a recibir auxilio de la persona B. Sin embargo, no es tan frecuentemente aceptado que una persona A deba prestar auxilio a otra persona B si no ha sido la causante de dicha necesidad de auxilio(2); como veremos, esta idea es incoherente con la idea de derecho de auxilio mayoritariamente aceptada.




Respecto al derecho de auxilio podemos encontrarnos con tres planteamientos diferentes: rechazo, aceptación parcial y aceptación. Ahora vamos a exponer los dos primeros planetamientos, pues la aceptación del derecho de auxilo es lo que defenderemos después. Existe un debate que enfrenta dialécticamente a anarcocapitalistas con liberales respecto al tema de si existe o no existe la obligación de prestar auxilio en determinados casos(3). Aquí podemos ver cómo el anarcocapitalista Jorge Valín responde a una pregunta del liberal Albert Esplugas al respecto[3]:

Albert Esplugas: “… [S]i coges a un niño a cuestas para enseñarle a nadar en el mar y luego, cuando estás mar adentro, te cansas y no estás dispuesto a hacer el sacrificio de devolverlo a la orilla, ¿puedes abandonarlo allí mismo y dejar que se ahogue? ¿Tienes la obligación positiva de devolverlo a la orilla o tienes derecho a dejar que se ahogue?”

Jorge Valín: “Como el tema “niño” acelera el corazón de todo el mundo, lo podemos cambiar por persona de cuarenta años que no sabe nadar, si queremos. No existe la obligación positiva de ayudar a nadie. Albert confunde obligación positiva, que no es más que una imposición moral, con castigo posterior de la justicia (no confundir con “la ley”). En el caso que alguien deje a otra persona en medio del mar y ésta no sepa nadar, no se le puede obligar al primero a rescatarlo, como tampoco se le puede obligar a quien es un simple espectador. No se puede discriminar en este aspecto, es arbitrariedad. En todo caso, y esto es lo importante, si el “abandonado” (palabra un tanto dramática) muere, tendremos que ver si quien lo ha dejado ahí es culpable de asesinato. Con la poca información que tenemos, responderemos que sí, y éste tendrá que ser castigado por la justicia. No será castigado por haber fallado a su “responsabilidad positiva”, ya que no existe, sino que será castigado por haber atentado contra uno de los pilares del derecho natural: la vida de otra persona.”
 
Es decir, los anarcocapitalistas como Jorge Valín, seguidores de la Escuela Austriaca de economía, consideran que en ningún caso tenemos obligación ética de salvar a nadie (siempre es éticamente correcto no prestar auxilio), aunque podamos hacerlo fácilmente, pues dice que el derecho de auxilio es “arbitrariedad”. Es curioso que a continuación hable de culpabilidad de asesinato de quien no tenía el deber de ayudar, esto sí que es arbitrario: condenar a alguien por actuar de manera “éticamente correcta”. Parece que algo no cuadra aquí... Según Valín, no hay correlación causa-efecto entre poner en peligro a una persona y socorrerla: “una cosa es poner en peligro a alguien y otra socorrerla. Son actos separados que no derivan el uno del otro. La unión de ambos, es totalmente artificial”.

Por contra, liberales como Albert Esplugas, dicen que si alguien ha sido la causa que ha producido una necesidad de auxilio en otra persona y no la auxilia entonces será éticamente responsable de las consecuencias que se deriven de ello; estamos de acuerdo. Ejemplos de dicha obligación de auxilio serían la responsabilidad parental, auxiliar a quien hemos producido un accidente de tráfico, auxiliar a un niño al que hemos empujado y ha caído en una piscina (ver esquema), etc. Por lo tanto, quien deja que su hijo muera de hambre, quien deja morir a una víctima de un accidente de tráfico que él ha provocado y quien deja que el niño al que ha empujado se ahogue comete un asesinato por omisión, así lo explica Esplugas:

“Dice Valín que no hay una relación causa-efecto entre poner en peligro a alguien y socorrerlo. Y es cierto, lo que hay es una relación causa-responsabilidad: tú causas peligro, vulnerabilidad/dependencia a otra persona, tú tienes la responsabilidad/obligación positiva de socorrerle o asistirle. De lo contrario, y ahí está la clave del asunto, el afectado morirá por causa tuya, pues tú le has puesto en esa situación. No se te exige que salves la vida de alguien que “está en peligro”, sino de salvarle la vida a alguien que tú has puesto en peligro. Creo que la diferencia es evidente. En el segundo caso, tú serás responsable de la muerte de esa persona si no haces nada por impedirlo. De ahí la obligación positiva de asistir al afectado: para prevenir el crimen o la consumación de una agresión.”

Valín responde a Esplugas negando que exista la “causa-responsabilidad”, y acusa al concepto de ser una relación arbitraria e inventada para defender derechos positivos, propios de planteamientos colectivistas y socialistas. Ésta es la razón por las políticas liberales de EEUU asesinan cada año a una media de 44789 trabajadores estadounidenses, por carecer estos de seguro médico privado y de sanidad pública, según los datos de un estudio publicado en la revista American Journal Public Health el 18 de septiembre de 2009. El documental Sicko (Michael Moore, 2007) nos aporta más datos sobre este genocidio contra los humanos de clase económica baja (Vídeo). El genocidio estadonidense no tiene nada que envidiar al genocidio nazi.

En lo que están de acuerdo anarcocapitalistas y otros liberales es en que si quien no presta auxilio no fue la causa que produjo dicha situación de necesidad de auxilio entonces no se le puede acusar de la muerte de la persona no auxiliada, pues no fue el causante de su muerte[4]. Esto ocurre porque dicen que no ven causa-efecto ni causa-responsabilidad entre la decisión de no auxiliar a la persona y su posterior muerte; y no ven causa-efecto porque consideran que “no hacer nada” no es una acción.



Una mujer cae desde un puente y nadie la presta auxilio (Link)


El rechazo a la obligación ética de prestar auxilio nos lleva a una incómoda conclusión. Por ejemplo, Gary Francione afirma que es éticamente correcto no prestar auxilio a un niño que se ahoga en una piscina de poca profundidad, aunque fuera tan fácil salvarle la vida como girar su cuerpo (ver respuesta a la pregunta 17 de las preguntas más frecuentes FAQs en su blog: El Enfoque Abolicionista)(4):




Formulamos de forma más clara el argumento que utilizan dichas personas. Las premisas y la conclusión serían las siguientes:

ESTRUCTURA DEL ARGUMENTO:

P1: “Es éticamente incorrecto frustrar los intereses básicos de los demás”.
P2: “No hacer nada no es una acción. Si no hacemos nada, si nos quedamos quietos, no seremos la causa de lo que ocurra después”.
P3: “Cuando somos la causa de una situación que obliga a una persona a pedir auxilio debemos ayudarla si es posible, pues seremos la causa de lo que ocurra después”.
C1: Como P1 y P2 y P3 son verdaderas entonces “Cuando no somos la causa de una situación que obliga a una persona a perdir auxilio no tenemos la obligación de ayudarla, pues no seremos la causa de lo que ocurra después”.


RESPUESTA VEGANA:

El presente argumento puede rebatirse de las siguientes maneras:

(i) “No hacer” también es una acción. Ya en 1843, Søren Kierkegaard (1813-1855) trató de mostrar dramáticamente en Enten - Eller (O lo uno o lo otro), especialmente en vol. 2: Ética y estética en la formación de la personalidad”, cómo no elegir (pretender ser amoral) supone también una forma de elección, sólo que en sentido impropio. Para Kierkegaard, es la elección la que nos constituye.

Todo individuo sintiente siempre está eligiendo entre varias alternativas, es decir, está actuando de acuerdo a algún interés, excepto quizás cuando se encuentra temporalmente inconsciente.

Cuando un individuo A tiene interés en moverse, se mueve o lo intenta, y cuando tiene interés en no moverse, no se mueve o lo intenta, pero en ambos casos hace algo. Por lo tanto, el mismo hecho de pensar es hacer algo, por ejemplo, cuando decidimos realizar un cálculo, estamos haciendo algo: obtener un resultado.

El hacer no se limita a movimientos del cuerpo sino que también incluye acciones realizadas en la conciencia. Esta es la razón por la que, aunque tiene las mismas consecuencias, no se tiene la misma responsabilidad por un atropello accidental que por un atropello intencionado: la intencionalidad está incluida en las causas, y también somos responsables de ella.

Sólo los muertos y otras cosas sin conciencia no hacen nada, pues carecen de intereses.


(ii) Somos éticamente responsables de las consecuencias de “no hacer”, pues existe una relación causa-efecto entre dicha acción y sus consecuencias. La causalidad es la relación necesaria que se establece entre dos sucesos secuenciales en la que uno de ellos es la causa que produce el otro (causa-efecto). En términos éticos, la causalidad significa que somos responsables de todo aquello que sucede a causa de nuestras acciones. Por ejemplo, si un individuo A golpea a un individuo B entonces podemos afirmar que la acción realizada por el individuo A es la causa de que el individuo B haya sido golpeado, es decir, el individuo A es responsable de que el individuo B esté golpeado.

Por ello, cuando alguien dice que la omisión de auxilio no es la causa de una muerte evitable porque no hacer nada no es una acción”, comete un error al considerar sólo el cuerpo inmóvil de dicho individuo, ignorando que es un individuo intencional que toma decisiones, en este caso tomando la decisión de que otra persona muera.

Si un individuo A es capaz de impedir que se transite de un estado de las cosas E1 a un estado de las cosas E2 y decide “no hacer nada” entonces su decisión y su correspondiente acción serán la causa final que producirá dicho estado E2, siendo este individuo responsable de dicho desenlace, independientemente de que él fuera o no fuera la causa del estado previo. El individuo A será culpable del estado de las cosas E2 si no puede dar una razón de peso que justifique su elección y su acción.



(iii) Aceptar parcialmente el derecho de auxilio es incoherente. Quien niega que exista una relación causa-efecto entre dejar que alguien muera y dicha muerte, pero afirma que existe una relación causa-responsabilidad sólo cuando quien decide no prestar auxilio fue la causa que produjo dicha situación de necesidad de auxilio, debería ser coherente y:

- defender que se es responsable de la situación de necesidad de auxilio producida, pero no de las consecuencias derivadas de dicha situación. Ejemplo: sólo seríamos responsables de empujar a un niño a la piscina, pero no seríamos responsables de dejar que se ahogara, pues si el niño sabe nadar no somos responsables de que no se ahogue y, de igual manera, si no sabe nadar tampoco somos responsables de que se ahogue (la causa del ahogamiento sería que no sabía nadar, no que lo empujamos). Si se nos acusa de asesinato por empujar a un niño al agua entonces es irrelevante que se ahogue o no se ahogue, a no ser que se una el hecho del ahogamiento con nuestra decisión de dejar que se ahogue, en tal caso también estarían unidos esos dos hechos (niño ahogándose y dejar que se ahogue) en el caso de no ser nosotros quienes lo empujamos;

- o defender que se es responsable de las consecuencias derivadas de negar auxilio, independientemente de que se haya o no haya sido responsable de la situación anterior. Ejemplo: seríamos responsables de dejar que un niño se ahogue, sin que la razón por la que el niño se estaba ahogando justifique nuestra decisión de que muriera.


CONCLUSIÓN: Si un individuo A es el único individuo capaz de impedir que se pase de un estado de las cosas E1 a un estado de las cosas E2 y decide no hacer nada” entonces su acción es la causa final de que dicho estado E2 se haya producido, siendo este individuo responsable de dicho desenlace, independientemente de que fuera o no fuera responsable del estado de las cosas E1. El individuo A no será culpable del estado de las cosas E2 si puede dar una razón que justifique su acción. Al haber demostrado que existe una causa-efecto entre lo que elegimos hacer o no hacer y lo que le ocurre a los demás entonces esto hace que tengamos el deber de prestar auxilio a otros, independientemente las causas anteriores.

Debemos tener en cuenta que evitar una agresión tambien es prestar auxilo[5].

El hecho de que podemos asesinar a los demás por omisión debe ser tenido en cuenta a la hora de hablar de libertad y prohibición[6], pues es éticamente incorrecto asesinar a los demás.

El hecho de que podemos asesinar a los demás por omisión debe ser tenido en cuenta a la hora de valorar entre dos elecciones que causan perjuicios a los demás, pues siempre es menos éticamente incorrecto elegir que sean perjudicados el menor numero de individuos sintientes equivalentes[7].






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