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ARGUMENTO: “Debemos experimentar con animales no humanos”

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RESUMEN:¿Deben prohibirse los experimentos con animales? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí vamos a responder.

[RESUMEN PENDIENTE]

Palabras clave: ensayos clínicos, experimentación animal, Ética, fármacos


La experimentación con animales no humanos es un conjunto de prácticas en las que se utiliza los cuerpos de quienes no son humanos para estudios científicos en diferentes ámbitos (cosmética, medicina, psicología, militar, etc), como ha sido descrito en otro lugar[1]. En la presente entrada se debatirá sobre si deben realizarse dichos experimentos.

El debate sobre experimentación animal tiene tres bloques dependientes unos de otros. El debate sobre la experimentación animal es complejo, pues está compuesto por varios subdebates que hacen más complicado el desarrollo de los razonamientos:

(a) Primeramente está el debate sobre la consideración ética de quien no es humano, pues digamos que el 99,99% de los defensores de la experimentación con animales no humanos no son sensocentristas[2], sino antropocentristas[3], por lo que comienzan el debate desde una «ética» arbitraria: dicen que «es éticamente correcto experimentar con quienes no son humanos porque no son humanos» y que «es éticamente incorrecto experimentar con humanos porque son humanos». Debe quedar claro que rechazar que se siga experimentando con animales no implica el rechazo al conocimiento científico existente hasta el día de hoy, independientemente de cómo haya sido obtenido. También hay algunos antropocentristas que dicen que «quienes se oponen a que se experimente con animales no humanos para sacar nuevos fármacos deben rechazar el consumo de medicamentos», pero estos antropocentristas no tienen en cuenta el marco normativo consecuencialista, que es lo que se explica a continuación.

(b) La segunda cuestión a tener en cuenta es el marco normativo desde el que se parte pues, independientemente de que alguien sea antropocentrista o sensocentrista, hay varios: deontologismo, consecuencialismo, ética de la virtud, etc. Los sensocentristas «deontologistas» se oponen a la experimentación en cualquier caso, pero como hemos explicado en otro debate previo, el único marco normativo correcto es el consecuencialismo, lo cual lleva a la conclusión de que un fin justo justifica los medios si se estima que usarlos tendrá mejores consecuencias a largo plazo que si no se usan[4]. Por lo tanto, si no tenemos más remedio que consumir medicamentos para curarnos entonces deberemos consumirlos porque no hacerlo tendría peores consecuencias: la pérdida de salud o muerte por no consumir medicamentos perjudicaría/eliminaría a dicha persona para hacer activismo contra la experimentación y afectaría muy negativamente a la imagen del movimiento por los derechos animales. Por ejemplo, Peter Singer en su libro «Liberación Animal» dice lo siguiente:


(c) Por último está la relación existente entre la experimentación animal y el beneficio para la salud humana y no humana, que es en lo que nos vamos a centrar en este debate desde el sensocentrismo y usando un marco normativo consecuencialista: ¿experimentar con alguien, sea humano o no humano, tiene consecuencias menos malas que si no se experimentara con él? Si la respuesta es «sí» entonces deberemos experimentar en esos casos, y si la respuesta es «no» entonces no deberemos experimentar en esos casos. Éste sería el debate racional sobre experimentación, pero en él suelen participar antropocentristas o usarse marcos normativos irracionales, lo que hace que el debate no pueda desarrollarse con normalidad.

Algunas personas dicen que experimentar con alguien tiene consecuencias menos malas que no experimentar. Estas personas están diciendo que confinar, hacer sufrir y matar a alguien en un experimento puede ser menos malo que no experimentar con él. Con el avance de la ética promovido por defensores de los animales, cada vez es más habitual el rechazo a la experimentación que tiene como finalidad crear nuevos cosméticos y productos de higiene, de hecho la Unión Europea los ha prohibido. También suele ser frecuente el rechazo a la experimentación con fines militares. Lo habitual es encontrarse con antropocentristas que defienden la experimentación en no humanos, aunque incluso entre antropocentristas es grande el rechazo. Los antropocentristas suelen decir que «actualmente no se están experimentando fármacos con humanos porque ya se experimentaron en animales no humanos». En todo caso estas personas suelen defender los ensayos clínicos en los que humanos ofrecen su cuerpo para que se experimenten fármacos en él, ya sea por dinero (coaccionados) o voluntariamente.

Formulamos de forma más clara el argumento que utilizan dichas personas. Las premisas y la conclusión serían las siguientes:

ARGUMENTO EN DEFENSA DE LA EXPERIMENTACIÓN:

(P1) Para evitar que aparezcan enfermedades deben crearse fármacos.
(C) Los fármacos para humanos deben experimentarse en animales no humanos.

A continuación vamos a mostrar cómo puede rebatirse este argumento.


PREMISA (P1): Para evitar que aparezcan enfermedades deben crearse fármacos

La industria farmacéutica, como todo negocio liberal, sigue como criterio la búsqueda del mayor beneficio económico posible, por lo tanto les interesa que existan enfermedades y promover una sociedad basada en fármacos. En 2007, se calculó que el mercado farmacéutico movía unos 200.000 millones de dólares al año, muchos a base de subvenciones de los gobiernos. Las empresas farmaceúticas experimentan con animales no humanos para tener una supuesta base «científica» mediante la cual poder defenderse de las frecuentes demandas por fármacos dañinos; así siempre podrán decir «lo experimentamos en ratones y a estos no les ocurrió nada». Por ejemplo, el 27 de julio de 2007, se publicó en La Vanguardia una entrevista titulada «El fármaco que cura del todo no es rentable», en la que Richard J. Roberts, Premio Nobel de Medicina en el año 1993 por sus investigaciones sobre el ADN, denunció que las farmacéuticas se dedican a desarrollar medicinas para enfermos crónicos, pues las medicinas que curan del todo son menos rentables, por eso dijo que «hay antibióticos que se han dejado de estudiar porque son demasiado efectivos y curaban del todo». Esto lo repitió el 28 de junio de 2008 en la entrevista titulada «A las farmacéuticas no les interesa buscar la curación», y en otras. La industria farmaceútica no mira por los intereses de las personas, sino por los intereses económicos de los propietarios de dichas farmaceúticas, como nos cuenta Richard J. Roberts: «en la medida en que existen empresas privadas que fabrican medicamentos y precisamente, como son privadas, su objetivo es tener beneficios. Por eso buscan fármacos para enfermedades a largo plazo. Y si yo como compañía desarrollo un fármaco que me ha costado cientos de millones de dólares de investigación, pero que cura la enfermedad, ¿cuánta rentabilidad puedo esperar si se termina el negocio? Las empresas no tienen ningún incentivo a desarrollar fármacos que realmente acaban con la patología». Ésta es una razón de peso para confiscar la industria farmacéutica y convertirla en una empresa pública, así como para cambiar todo el sistema de protección de la salud.

Muchas enfermedades y muertes pueden prevenirse mediante hábitos de vida saludables. Si nuestro objetivo es aumentar la salud de la población y reducir el número de muertes prematuras entonces se deberá insistir con campañas sobre hábitos de vida saludables, a pesar de que ello perjudique a quienes hacen negocio a costa de la salud y de la vida de las personas. La sóla idea de promover el respeto hacia quienes no son humanos tendría unas consecuencias radicales en cuanto a mejoras en la sociedad. Es la falta de empatía lo que le falta a este mundo para solucionar sus más graves problemas. Como una vez dijo Richard Wagner (1823-1883) «Si los experimentos con animales fueran abandonados en pos de la compasión, el hombre haría un avance fundamental». Como ejemplo esta experiencia de  Christian Barnard (1922-2001): «Yo había comprado dos chimpancés de una colonia de primates en Holanda. Vivieron uno junto al otro en jaulas separadas durante varios meses hasta que usé a uno como donante (de corazón). Cuando lo pusimos a dormir en su jaula para prepararlo para la operación, chilló y lloró incesantemente. No le dimos importancia a esto, pero debió haber causado una gran impresión en su compañero, pues cuando nos llevamos el cuerpo al cuarto de operaciones, el otro chimpancé lloró amargamente y estuvo inconsolable durante días. El incidente me causó una gran impresión. Juré nunca experimentar de nuevo con criaturas tan sensibles».

CONCLUSIÓN (C): Los fármacos para humanos deben experimentarse en animales no humanos

De los fármacos experimentados en animales no humanos no se extraen conclusiones científicas para la medicina humana, por esta razón los fármacos también se experimentan con humanos (ensayos clínicos). En España, la Ley 29/2006, del 26 de julio, de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios establece la obligación por parte de los laboratorios de someter los medicamentos a pruebas en animales no humanos antes de ser experimentados con humanos en los ensayos clínicos. Los ensayos clínicos controlados son necesarios para la autorización de un medicamento, de acuerdo con la Ley General de Sanidad. La Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios dedica su título tercero a los ensayos clínicos y se desarrolla mediante el RD 561/1993 por el que se establecen los requisitos para la realización de ensayos clínicos con medicamentos; actualmente están regulados por el RD 223/2004. Por su parte, la Unión Europea ha venido publicando diferentes directivas para regular los Ensayos clínicos. En EEUU, la Food and Drug Administration (FDA), que regula ciertos alimentos, medicamentos, dispositivos médicos, cosméticos y otros productos relacionados con la salud, ha informado que un sorprendente 92% de los fármacos probados «con éxito» en animales no humanos fallan en los ensayos clínicos porque no funcionan o no son seguros. El error científico esencial de la experimentación con animales no humanos es creer que si un fármaco funciona con ellos entonces funcionará con los humanos y que si el fármaco no funciona con animales no humanos entonces no funcionará con humanos. Existen diferencias metabólicas entre las diferentes especies animales, incluso entre individuos de la misma especie. La sustancia que para un sujeto puede ser inocua, para otro sujeto puede ser mortal. Los resultados de la experimentación con animales no humanos no se pueden extrapolar directamente a la especie humana, por lo cual siempre se requiere que se realice una investigación en humanos. Así lo comentó Joshua Lederberg (1925-2008), premio Nobel de Medicina en 1958: «Es simplemente imposible, ni aún con todos los animales del mundo, revisar productos químicos tan a ciegas como lo hacemos ahora y llegar a formular conclusiones creíbles sobre los riesgos que entrañan para la salud humana». En tiempos más recientes se sigue insistiendo en esto. Por ejemplo, el 6 de agosto de 2008, la revista Nature publicó un artículo titulado «Neuroscience: Standard model» en el que se dice lo siguiente:

«La mayoría de fármacos contra enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis y el alzheimer que han funcionado en ratones, no tienen ni el mínimo efecto en estudios preliminares con humanos. Hay dos tipos de explicaciones, y ambas son radicales por diferentes motivos. La primera es la más obvia: el modelo no sirve, el cerebro de ratón es demasiado diferente al humano, lo que han estado haciendo miles de científicos no lleva a ningún sitio. Parece preocupante, pero la segunda explicación también se las trae: Muchos experimentos publicados en revistas científicas están mal hechos. A veces las muestras son demasiado pequeñas y no están diseñados con suficiente rigor. La presión por publicar induce a vacíos metodológicos, quizás alguna que otra distorsión de los resultados, y oídos sordos a diferencias básicas entre ratones y humanos respecto las características fisiológicas de la enfermedad. Además, los resultados negativos no se publican.»


De los fármacos experimentados en pequeñas muestras de humanos (ensayos clínicos) no se extraen conclusiones científicas para la medicina humana, por lo que los fármacos también se experimentan en la población, que es cuando realmente se vé si el fármaco es eficaz o si hay que retirarlo. De los pocos fármacos que superan los ensayos clínicos y salen al mercado para ser experimentados con la población, muchos son retirados o retiquetados debido a sus efectos secundarios perniciosos. Los efectos secundarios de los fármacos causan más muertes al año que las muertes producidas por accidentes de tráfico y suicidios juntos. El 29 de mayo de 2013, en el artículo «Los efectos secundarios de las medicinas causan más muertes que los accidentes» se indica que Bernard Bégaud, catedrático de Farmacología y exdecano de la facultad de Medicina de Bordeaux, afirmó que «Los efectos secundarios de los medicamentos causan más muertes al año que las producidas por accidentes de tráfico y suicidios juntos»: unos 18.000 humanos mueren al año en Francia como consecuencia de los efectos secundarios de medicamentos. Philippe Even, profesor emérito en la Universidad Paris Descartes y antiguo miembro de la comisión científica del Ministerio de Sanidad galo, ya había encendido las alarmas sobre los efectos para la salud de los fármacos cuando en septiembre de 2012 publicó en Le Cherche Midi el ensayo «Le guide des médicaments: utiles, inutiles ou dangereux» en el que se muestra que los medicamentos que se experimentan con la población producen cada año en Francia cerca de 100.000 accidentes que requieren hospitalización y 20.000 muertes. A continuación se enumeran fármacos que fueron experimentados en animales no humanos, luego experimentados en humanos y que salieron al mercado, pero tuvieron que ser retirados debido a su toxicidad en humanos:



Existen alternativas éticas a la experimentación. A continuación enumeraremos alternativas éticas a la experimentación animal:



Alternativas a algunos medicamentos. A veces nos quieren vender medicamentos para remedios simples que podemos hacer en casa:

- Vómitos y náuseas: un té de jenjibre. Lo han usado los marineros durante miles de años. (Fuente: vitadelia.com)
- Otros.




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