RESUMEN:¿Qué característica diferencia a los seres que pertenecen a la categoría «para usar» (cortar, golpear, etc.) de aquellos otros seres que pertenecen a la categoría «para respetar»? ¿con qué palabra diferencia la Ética a los seres que deben ser respetados? ¿qué es el sensocentrismo? Éstas son las principales preguntas a las que aquí se debe responder.
Un rasgo esencial de la Ética es la utilización de un criterio mediante el cual poder diferenciar a los seres que pertenecen a la categoría «para usar» (cortar, golpear, etc.) de aquellos otros seres que pertenecen a la categoría «para respetar». El sensocentrismo establece que el criterio que diferencia a una persona de una cosa es «ser sintiente» o lo que es lo mismo «tener una conciencia», pues la capacidad para sentir permite sufrir y disfrutar y por lo tanto tener intereses respecto a dichas experiencias. No hay ninguna contradicción en el sensocentrismo porque no hay ninguna contradicción en considerar que los seres con conciencia son personas y que los seres sin conciencia son cosas. Al tratar como cosa a un ser que no tiene una conciencia no se puede cometer ninguna contradicción, pues el deber nace del interés, y sólo tienen intereses los seres que tienen una conciencia. Para ser coherentes con el sensocentrismo debemos practicar el veganismo.
Palabras clave: algo, alguien, cosa, conciencia, cosmovisión, persona, sensocentrismo
Un rasgo esencial de la Ética es la utilización de un criterio mediante el cual poder diferenciar a los seres que pertenecen a la categoría «para usar» (cortar, golpear, etc.) de aquellos otros seres que pertenecen a la categoría «para respetar». El sensocentrismo establece que el criterio que diferencia a una persona de una cosa es «ser sintiente» o lo que es lo mismo «tener una conciencia», pues la capacidad para sentir permite sufrir y disfrutar y por lo tanto tener intereses respecto a dichas experiencias. No hay ninguna contradicción en el sensocentrismo porque no hay ninguna contradicción en considerar que los seres con conciencia son personas y que los seres sin conciencia son cosas. Al tratar como cosa a un ser que no tiene una conciencia no se puede cometer ninguna contradicción, pues el deber nace del interés, y sólo tienen intereses los seres que tienen una conciencia. Para ser coherentes con el sensocentrismo debemos practicar el veganismo.
Palabras clave: algo, alguien, cosa, conciencia, cosmovisión, persona, sensocentrismo

SERES PARA USAR <= Criterio => SERES PARA RESPETAR
Aunque popularmente se usa la palabra «persona» como sinónimo de «humano», y por eso está recogido en el diccionario, en Ética se usa la palabra «persona» para nombrar a los seres que deben ser respetados; es por ello que en el debate sobre el aborto inducido de embriones humanos se pone en cuestión en qué momento del embarazo estos se convierten en personas. A los seres que no son personas los llamaremos simplemente «cosas». Dependiendo del criterio que se utilice para diferenciar a las personas de las cosas se establece una cosmovisión o «visión del mundo» a partir de la cual se desarrollarán la sociedad, la cultura, la economía, etc. ¿Cuál es el criterio correcto?
En la actualidad vivimos en sociedades antropocentristas, es decir, en sociedades en las que, en teoría, el criterio que diferencia a una persona de una cosa es «pertenecer a la especie humana», por esta razón socialmente está bien visto que existan granjas y mataderos en los que se explota y mata a quienes no son humanos. Con el paso del tiempo las sociedades antropocentristas han ido reconociendo que animales de otras especies no son máquinas, sino que también tienen conciencia, razón por la cual se han ido teniendo en consideración algunos intereses no humanos; esto ha llenado a las sociedades antropocentristas de contradicciones que se resolverán con la aceptación del sensocentrismo. El sensocentrismo establece que el criterio que diferencia a una persona de una cosa es «ser sintiente» o lo que es lo mismo «tener una conciencia», pues la capacidad para sentir permite sufrir y disfrutar y por lo tanto tener intereses respecto a dichas experiencias. Para ser coherentes con el sensocentrismo se debe practicar el veganismo. En Oriente, una especie de sensocentrismo religioso lleva milenios siendo parte de la cultura jainista[2], mientras que en occidente no sería hasta 1789 cuando el filósofo inglés Jeremy Bentham (1748-1832) planteó la importancia de tener en cuenta el interés de no sufrir de todos los seres en nuestras decisiones éticas:
"¿Hay alguna razón para que se permita que atormentemos a los animales? Yo no veo ninguna... Ha habido épocas en que la mayor parte de la especie humana, bajo la denominación de esclavos, ha sido tratada del mismo modo....como ahora se trata todavía a las razas inferiores de animales. Quizá llegue el día en que el resto de los animales adquieran los derechos de los que nunca pudieron ser privados excepto por la mano de la tiranía. Los franceses ya han descubierto que la negrura de la piel no es razón para abandonar a un ser humano al capricho de su torturador. Quizá llegue el día en que se reconozca que el número de patas, la pilosidad de la piel o la terminación del hueso sacro son razones igualmente insuficientes para abandonar a un ser sensitivo al mismo destino... Un caballo adulto o un perro pueden razonar y comunicarse mejor que un infante de un día o de una semana o incluso de un mes. Pero la cuestión no es ¿pueden razonar?, o ¿pueden hablar?, sino ¿pueden sufrir?" [...] "Si un ser sufre, no puede existir justificación moral para rehusar tomar ese sufrimiento en consideración. No importa la naturaleza del ser, el principio de igualdad requiere que su sufrimiento se considere igual al sufrimiento semejante de cualquier otro ser" [...] "Llegará el día en que el resto de la creación animal podrá adquirir esos derechos que nunca pudieron ser alejados de ellos más que por la mano de la tiranía."Jeremy Bentham, en Los principios de la moral y la legislación, cap.XVII, 1789.
Algunas personas afirman que el criterio «tener una conciencia» que usa el sensocentrismo para diferenciar a una persona de una cosa es éticamente incorrecto (se queda corto en amplitud, discrimina arbitrariamente) o es éticamente erróneo (se pasa en amplitud).
Algunas personas afirman que «según el sensocentrismo, sería éticamente correcto matar a quienes están inconscientes», pero en el debate sobre «intereses, el bien y el mal» ya explicamos que esto no es así, puesto que lógicamente toda persona que tiene interés en seguir viviendo considera que se la hace un mal si se la mata, aunque una vez muerto no pueda sufrir ni quejarse[2].
Algunas personas, no se sabe muy bien si reclamando los derechos de la materia, acusan al sensocentrismo de ser una idea que discrimina arbitrariamente a los seres no sintientes (que no tienen una conciencia). Éste es básicamente el argumento al que aquí vamos a responder.
Formulamos de forma más clara el argumento que utilizan dichas personas. Las premisas y la conclusión serían las siguientes:
ARGUMENTO: Rechazo al sensocentrismo
(P1) Existe un criterio éticamente relevante que diferencia a las personas de las cosas.
(P2) El sensocentrismo discrimina arbitrariamente a los seres que no tienen una conciencia.
(C) El sensocentrismo es éticamente incorrecto.
(P1) Existe un criterio éticamente relevante que diferencia a las personas de las cosas.
(P2) El sensocentrismo discrimina arbitrariamente a los seres que no tienen una conciencia.
(C) El sensocentrismo es éticamente incorrecto.
A continuación vamos a mostrar cómo puede rebatirse este argumento.
P1 es verdadera.
PREMISA (P2): El sensocentrismo discrimina arbitrariamente a los seres que no tienen una conciencia
Como ya explicamos, quien afirmar que todos los seres deben pertenecer a la misma categoría ética reduce a todos los seres a la característica que todos comparten: a ser materia, haciendo éticamente irrelevantes los intereses, lo cual entra en contradicción con sus propios intereses. Por lo tanto existe un criterio éticamente relevante que diferencia a los seres que pertenecen a la categoría «para respetar» (personas) de los demás seres que pertenecen a la categoría «para usar» (cosas). Esto implica que el hecho de separar (discriminar) los seres existentes en dos categorías éticas diferentes es éticamente correcto. Lo éticamente incorrecto es separarlos de manera inadecuada, es decir, discriminarlos arbitrariamente. Una decisión es arbitraria cuando es irracional, por gusto, es decir, cuando no está basada en un argumento racional. Un argumento es racional cuando respeta las leyes de la Lógica (A=A).
Las normas (el deber) que nos dicta la Ética se basan en la razón, es decir, en la Lógica (A=A). Por lo tanto la norma que establece qué criterio debe usarse para clasificar a los seres como personas o cosas debe ser una norma racional, sin contradicciones. No hay ninguna contradicción en el sensocentrismo porque no hay ninguna contradicción en considerar que los seres con conciencia son personas y que los seres sin conciencia son cosas. Al tratar como cosa a un ser que no tiene una conciencia no se puede cometer ninguna contradicción, pues el deber nace del interés, y sólo tienen intereses los seres que tienen una conciencia. Si en el Universo no existieran seres con conciencia entonces no existirían intereses y tampoco existiría ningún deber, por lo tanto no existiría la frustración ni ningún conflicto de intereses; en tal Universo la Ética no tendría sentido.
CONCLUSIÓN (C): El sensocentrismo es éticamente incorrecto
El sensocentrismo no es éticamente incorrecto porque no discrimina arbitrariamente a nadie. Sin embargo, algunas personas que reconocen que el sensocentrismo no discrimina arbitrariamente a nadie dicen que el criterio «tener una conciencia» no es suficiente para que un ser sea catalogado como persona, es decir, acusan al sensocentrismo de catalogar como personas a más seres de los que se debería. Estas personas argumentan que sólo son personas las conciencias que poseen una/s determinada/s característica/s. Por ejemplo, en The Foundations of Bioethics (La Fundación de la Bioética), publicado en 1991, Hugo Tristam Engelhardt (1941-) dice lo siguiente:
«Lo que caracteriza a las personas es su capacidad de ser autoconscientes, racionales e interesadas por el mérito de reprobación y elogio. […] no todos lo seres humanos son personas. No todos los seres humanos son autoconscientes, racionales y capaces de concebir la posibilidad de la reprobación y del elogio. Los fetos, los recién nacidos, los impedidos mentales mentales muy profundos y quienes están en coma sin esperanza [y podríamos agregar los seniles] constituyen ejemplos de no-personas humanas. Son miembros de la especie humana, pero no tienen en sí y por sí mismos un lugar en la comunidad moral laica» [Engelhardt 1991: 126].
Antes que nada, quien afirma que la conciencia no es un criterio suficiente para que un ser sea considerado persona deberá darnos la razón por la que tener intereses no es una razón suficiente por la que se deban tener en consideración, así como deben tenerse en consideración los suyos, pues al añadir la necesidad de poseer más características puede estar discriminando arbitrariamente a quienes no las poseen.