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ARGUMENTO: "Debemos extinguir a los animales domésticos"

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RESUMEN:¿Debemos extinguir a los animales domésticos? Éstas son algunas de las preguntas a las que aquí voy a responder.

Los animales domésticos pueden satisfacer sus intereses fundamentales dependiendo de los humanos, y no hay nada malo en dicha dependencia. Por lo tanto, no tiene sentido plantear que los animales domésticos vivan de manera salvaje, pues además se enfrentarían a peligros que pueden frustrar sus intereses fundamentales, incluso frustrar ellos los de otros. No existe ninguna razón para extinguir a los animales domésticos, excepto si una raza presenta problemas congénitos de salud.

Palabras clave: animales domésticos, dependencia

En otro artículo demostré que para salvar la vida de los animales domésticos que hay en las perreras debemos adoptarlos, no comprarlos[1]

El veganismo es poner en práctica la idea ética de respetar a los demás seres sintientes. Por lo tanto, uno de los problemas es que los seres sintientes mueran, no que no se puedan reproducir.

Algunas personas dicen que deberíamos extinguir a los animales domésticos: perros, gatos, vacas, cerdos, gallinas, etc. porque aunque son felices no es «natural» o «normal». Por ejemplo, en su artículo «“Pets”: The Inherent Problems of Domestication»Gary Francione dice: «Podemos hacerlos felices en un sentido, pero la relación nunca puede ser "natural" o "normal". No pertenecen a nuestro mundo, independientemente de lo bien que los tratamos». En otro artículo demostré que todo lo existente es natural[2]. Además, la convivencia entre humanos y animales domésticos es normal, pues está normalizada, y aunque fuera un hecho minoritario, es una falacia decir que por hacerlo una minoría es éticamente incorrecto[3].

Algunas personas dicen que deberíamos extinguir a los animales domésticos: perros, gatos, vacas, cerdos, gallinas, etc. porque dependen de los humanos. Por ejemplo, en su artículo «“Pets”: The Inherent Problems of Domestication» Gary Francione defiende la extinción de los animales domésticos porque dependen de los humanos, aunque no especifica cómo hacerlo: «Los animales domésticos dependen de nosotros para todo lo que es importante en sus vidas: cuándo y si comen o beben, cuándo y dónde duermen o se alivian, si reciben afecto o ejercicio, etc. Aunque se podría decir lo mismo acerca de los niños humanos, un abrumador número de niños humanos maduran para convertirse en seres autónomos e independientes». Quienes consideran éticamente incorrecto que exista la dependencia de un individuo hacia otro, es decir, quienes consideran éticamente incorrecta la infancia, deberían ser coherentes y rechazar que tal situación pueda producirse, es decir, deberían rechazar el nacimiento. A veces responden a esto diciendo que los años de dependencia en la etapa infantil son temporales, pero toda dependencia es temporal, pues la vida está limitada en el tiempo. Si bien es cierto que cuando los seres sintientes somos pequeños dependemos de la ayuda de los adultos, también es cierto que dicha existencia puede ser muy satisfactoria, por lo tanto la dependencia no es mala per se. Ser dependiente de otros no implica ser maltratado, así como «no ser dependiente» no implica ser respetado ni poder defenderse satisfactoriamente.

Algunas personas dicen que deberíamos soltar a los animales domésticos: perros, gatos, vacas, cerdos, gallinas, etc. en campos y bosques para que se asilvestraran. Los animales domésticos pueden tener vidas plenas junto a humanos, no prefieren vivir en campos y bosques, ni sería lo mejor para ellos. Muchos podrían acabar de nuevo en perreras, morir de enfermedades, hambre sed, frío o ser atropellados y producir un accidente de tráfico. Independientemente de las consecuencias que produjera dicha «reinserción» (es un abandono), las condiciones de vida de un animal doméstico abandonado son peores que las condiciones que puede tener viviendo junto a humanos en un lugar adecuado a sus necesidades. Debemos habilitar espacios para que los animales domésticos puedan satisfacer sus intereses de movimiento, de relación con otros animales de su propia especie, de alimento, etc.

Excepto casos de razas con problemas congénitos, no existe la necesidad de extinguir a los animales domésticos. En diciembre de 2011, se publicó el libro «Zoopolis: A Political Theory of Animal Rights», cuyos autores, Sue Donaldson y Will Kymlicka, defienden que el necesario cese total de la explotación animal no tendría que suponer necesariamente la extinción de los animales domésticos. Los animales domésticos no tienen el interés de existir como especie, pues no tienen idea de que pertenecen a una especie, sino el interes de vivir sus propias vidas. Aunque a los animales domésticos no les importe que su especie se extinga, existen humanos que no quieren que eso suceda y no hacen mal a nadie. Algunas razas de perros presentan problemas de salud congénitos debido a que han sido diseñadas de mala manera; en estos casos no debería de permitirse que estos seres enfermos se reprodujeran, para así evitar sufrimiento a su posible descendencia.





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