Algunas personas intentan rebatir el sensocentrismo y su puesta en práctica mediante el veganismo atacando personalmente a quienes lo defienden. Cuando a algunas personas se les dice que deberían practicar el veganismo responden criticando a quien se lo dice, de tal manera que utilizan dicha crítica personal como razón para rechazar el deber de practicar el veganismo. Por ejemplo, estas personas dicen: «Si toda la vida has consumido productos de origen animal entonces eres el menos indicado para venir ahora a decirnos lo que está bien consumir y lo que no. Si te gusta ser vegano eso es cosa tuya». Estas personas usan una falacia llamada
argumento ad hominem, también llamado «ataque personal», «argumento dirigido al hombre», «
ad personam». Esta falacia es muy usada en Política y consiste en afirmar la validez o la invalidez de un argumento, basándose en el ataque a la persona que lo sostiene, en lugar de enfocarse en el argumento que dicha persona sostiene. La razón por la cual es un argumento falaz es porque los insultos y defectos de quien dice algo no afectan a la veracidad o al soporte lógico de sus afirmaciones. Cuando algo que se dice es verdad, es verdad, y cuando es mentira, es mentira, independientemente de quien lo diga. En el caso de la Ética, lo que es éticamente correcto o incorrecto no depende de quien lo dice, pues el bien y el mal existen
[1] y en ellos se fundamenta el deber, es decir, las normas éticas.
La estructura de la falacia ad hominem es la siguiente:
(P1) Una persona A afirma p.
(P2) Supuestamente existe algo criticable de la persona A.
(C) p es falso.
Ejemplos:
- "Usted no puede afirmar que mi acción es éticamente incorrecta porque ha estado en la cárcel".
El hecho de que alguien haya estado en la cárcel no convierte en éticamente correctas las acciones de su interlocutor ni le impide denunciarlas, y ambos hechos carecen de relación entre sí.
- "Juan dice que Miguel es un estafador".
- "¿Juan? Mira, ese mejor que se calle, que yo lo he visto detrás de las niñas del instituto".
El hecho de que Juan se sienta atraído por las jovencitas no invalida su argumento de que Miguel sea un estafador, y ambos hechos carecen de relación alguna entre sí.
Existen dos tipos de respuestas contundentes contra el argumento ad hominem:
- Resaltar la diferencia entre insulto y argumento: "Si has terminado con tus insultos, me gustaría escuchar tus razonamientos", o "es más fácil escuchar tus insultos que tus razonamientos".
- Formular la hipótesis de que no hablamos nosotros, sino otra persona: "Olvida que lo he dicho yo. Supongamos que lo dice otra persona(*): ¿cuáles sería la razón para rechazarlo?"
(*) En el caso que expusimos en la presentación del argumento podríamos responderle con un: "supongamos que no soy yo quien te dice que se debe respetar a quienes no son humanos, sino que te lo dice alguien que es vegano de nacimiento ¿qué le dirías?"